sábado, 17 de octubre de 2015

El Mensaje Reencontrado - LIBRO XIX


LIBRO XIX


Sí, en esos días, derramaré mi Espíritu
sobre mis servidores y servidoras, y
profetizarán.
JESÚS

El que es de Dios oye la palabra de
Dios, es porque no sois de Dios que no la
oís.
JESÚS



NUE VITRÉE
 EL ESPEJO
1. Los profetas nos han hablado de la
substancia y de la esencia de Dios, ¡pero
nosotros escudriñamos sus textos para
descubrir en ellos la historia, la moral, la
poesía o la adivinación!
¡Oh, estúpida ceguera de los inteligentes
y de los sabios!
¡Oh, mediocridad satisfecha de los
creyentes!
1'. No adaptemos las Escrituras santas a
nuestros pequeños pensamientos, ya que
al final todo irá mal para nosotros.
Dobleguemos, más bien, nuestros deseos
a la palabra de Dios para gozar de
la protección y de la ayuda del
Todopoderoso.
«Si nos aferramos ciegamente a nuestras
opiniones, ¿cómo podrá Dios instruirnos
en la vida?»
2. ¿Quién sabrá coger en la trampa la vida
del Altísimo? ¿Quién sabrá madurarla y
quién sabrá comerla a fin de volverse
como ella, puro, libre y eterno?
2'. Son bellos pensamientos, dice la gente
superficial cuando hojea el Libro, pero
los que están instruidos piensan: «Son las
cerraduras y las llaves de la puerta de la
vida».
3. Si frecuentamos a los brutos, los
malvados, los astutos o los impíos, nos
volveremos como ellos. Razón de más, si
frecuentamos a Dios y a sus verdaderos
amigos, también seremos hechos a su
imagen y saborearemos la bebida de la
vida pura.
3'. El Libro habla a la intuición, al amor
y a la memoria profunda, y no a la
inteligencia, a la voluntad y a la razón
superficial de los hombres. «Lo que dice
el Libro es grande, pero lo que
induce en cada uno de nosotros es
inconmensurable».
4. Los Sabios y los santos auténticos
atribuyen sólo a Dios el mérito y la
alabanza de todo lo que hacen en su
NOMBRE.
«¡Oh, perfecta humildad del
conocimiento verdadero!»
4'. La ciencia de la naturaleza conduce al
conocimiento substancial, y la ciencia de
Dios conduce al conocimiento esencial.
Quien posee estos dos tesoros es heredero
del Señor eterno y viviente.

5. La religión y la iniciación transmiten
una enseñanza preciosa; nos corresponde
resucitarla por nuestra fe, animarla por
nuestro amor y manifestarla por nuestro
conocimiento.
«Los falsos creyentes son mil veces
más repulsivos que los brutos impíos».
5'. ¿Qué dirán los hipócritas de aquél que
llama a Jesucristo su hermano mayor?
«El silencio, luego la calumnia, después
la persecución si les es permitido, ya que
habiéndolos abandonado Dios, ahora es el
demonio quien los inspira».
6. El Libro bien puede contener la verdad,
pero si nuestros corazones no participan
de ella, es como un tesoro inútil ante el
cual todos mueren de hambre y de sed.
6'. No pensemos: «Nos haremos ricos y
luego buscaremos a Dios».
Más bien, digamos: «Buscaremos a
Dios y luego seremos ricos».

6". No nos sentemos a la mesa ante
una multitud de manjares y bebidas
complicados; preparemos más bien una
bandeja con una comida y una bebida
sencillas como el pan y el vino que
contentaron a nuestros Sabios padres.

7. Como no soportamos la verdad simple,
desnuda y perfecta es necesario que el
Señor la adorne con follajes y flores para
contentarnos. Pero también le ha puesto
espinas a fin de alejar a los superficiales y
a los inconstantes.
«La corona del Señor bien puede
dejar tuertos a los imprudentes y a
los presuntuosos que se lanzan
desconsideradamente a su cabeza, en
lugar de adorar sus pies santos y
perfectos».
7'. Si somos pusilánimes en nuestra
búsqueda y si tememos examinar el
fundamento de todas las cosas creadas,
nunca encontraremos ni saborearemos a
Dios aquí abajo.
«¡Cuán débiles, tristes y pobres somos
cuando el Señor está ausente de nosotros
mismos, y henos aquí animados, alegres y
colmados cuando habita de nuevo en
nuestros corazones!»
8. El Libro confirma las Escrituras santas
como un hijo abnegado responde por sus
padres bienamados.
8'. Dios se ha hecho hombre en la carne
de Adán para que nosotros seamos hechos
Dios en el oro de Cristo.
9. «Cuanto más demos, más
recibiremos». Así, el enriquecimiento
viene de la libre circulación de bienes
y el empobrecimiento viene de su
inmovilización.
9'. Quien ama a Dios y su creación
también será amado por todos los seres,
ya que amando salvaremos y seremos
salvados.
10. Quien espera sentarse en el banquete
divino no debe extrañarse de no recibir
aquí abajo las migas que colman a los
transeúntes ajenos al amor.
«¡Oh, fidelidad de la primera hora y de
la última!»
10'. Quien maldice a los ricos y a los
poderosos se priva de llegar a ser algún
día como ellos, so pena de maldecirse a sí
mismo; pero el que desprecia a los pobres
ya se ha condenado a la soledad de la
muerte.
«¡Oh, cómo lava el don secreto la
mancha del pecado!»
11. Quienquiera que seamos y hagamos
lo que hagamos, mantengamos el espíritu
y el corazón fijos en Dios a fin de no
perdernos en las tinieblas de este mundo.
11'. Procuremos que nuestro pensamiento
último esté siempre en Dios a fin de
purificar nuestras visiones durante el
recogimiento de la vigilia, durante el del
sueño y durante el de la muerte.
12. Quien adora a Dios en espíritu y en
acto tiene la seguridad de no equivocarse
aquí abajo ni en otra parte.
12'. Quien busca a Dios va a la soledad de
la naturaleza. Quien ha encontrado a Dios
vuelve a la sociedad de los hombres.
13. No hay obstáculo infranqueable para
quien cultiva la buena voluntad en Dios,
ya que los terrores de la noche se
desvanecen ante la luz del Perfecto.
13'. Nuestro Señor, que habita la vida, no
nos abandonará en la hora difícil de la
separación y del despojamiento, con
tal de que brillemos al menos como
luciérnagas en la noche del mundo.
14. Si los mediocres aún pueden
germinar, sólo puede ser por el calor del
amor fraternal. ¿Quién no querría intentar
salvar a los más desheredados de entre los
humanos?
14'. ¡Que los Sabios y los santos que nos
han puesto en la vía de Dios sean
bendecidos para siempre en el seno
purísimo y muy viviente del Único
Esplendor!
15. Quien reconoce sus errores desarma a
sus enemigos y los transforma en aliados.
15'. Todo lo que amamos nos sirve y nos
libera. Todo lo que odiamos se nos escapa
y nos oprime al final.
16. Dios bien nos busca a pesar nuestro
cuando nos ocultamos de él. ¿Por qué no
lo buscaríamos a pesar suyo, cuando nos
esquiva?
16'. El bautismo del agua nos libera y nos
purifica, pero el bautismo del Espíritu
Santo nos fecunda y nos anima
plenamente.
17. Legiones de ignorantes nos explican
la sabiduría profana. Cantidad de sabios
nos imponen la ciencia extranjera.
Tropeles de inteligentes nos desvelan los
secretos de la creación. Una multitud de
valerosos nos promete la felicidad para
mañana. Millones de delirantes
multiplican la locura de todos. Millares
de falsos profetas nos describen sus
tinieblas.
17'. Y vosotros, pobres rebeldes que os
agitáis, que aulláis y maldecís en el exilio
de la muerte, se os considera geniales y
no tenéis ni siquiera la inteligencia de
buscar en silencio y con paciencia la
salida de vuestra prisión tenebrosa y
helada.
Tropezáis con la superficie de las
palabras y de las cosas, y lanzáis
inútilmente palabras y cosas a la
superficie del mundo.
18. Y nosotros, aturdidos por sus gritos y
gesticulaciones, seguimos pereciendo en
la ignorancia y en el miedo, en la duda y
en el odio, en la soledad y en el
desespero, en la esclavitud y en la
miseria, en la vejez y en la enfermedad,
pues, como ellos, hemos perdido
el conocimiento divino y repudiado
la conciencia de Dios, creyendo
estúpidamente ordenar el caos con
nuestra inteligencia, con nuestra razón y
con nuestra voluntad irrisorias.
18'. Sois tan poco perspicaces como
vuestro consejero el demonio, que juzgó
estúpidamente por la apariencia al primer
hombre que Dios le presentó. Vosotros
que glorificáis diariamente el odio, Dios
ya os ha excluido de la tierra de los vivos
y os odiaréis cada vez más hasta la
dispersión final.
«¡Qué brutal e inesperada es la caída de
los malvados! ¡Y cómo perdona Dios a
los que vuelven a él libremente!»
19. El hedor del pecado es lo que nos ha
conducido a la fosa. Pero la bendición de
Dios es lo que nos salvará de la muerte, y
el amor calorífico del Señor es lo que nos
confirmará en el esplendor de la vida.
19'. Nuestro semejante y nosotros mismos
formamos el mismo ser y contenemos la
misma luz. Es un secreto de Dios al que
muy pocos se acercan y que sólo algunos
elegidos poseen enteramente, ya que las
almas permanecen distintas incluso en el
seno del Único.
20. A cada uno le corresponde buscar a
Cristo, encontrarlo y albergarlo para ser
salvado, transformado y perfeccionado en
él.
20'. El oro celeste es lo que debemos
encarnar (después de habernos
desembarazado de la podredumbre del
pecado), a fin de ser afianzados en la vida
eterna.
21. Los estúpidos y los ignorantes
siempre quieren tener razón en todo
porque confían en ellos mismos o en los
demás.
Los Sabios y los santos aceptan
fácilmente estar equivocados ya que se
remiten a Dios, que conoce exactamente
el fundamento de todas las cosas.
21'. Consultemos al Señor y
obedezcámosle en todo si queremos
conservar la vida, la salud, la paz, el
honor y los bienes que nos ha consentido
aquí abajo.
«Los santos de Dios irradian el amor
para todas sus criaturas».
22. Muchos están llenos de buenas
intenciones hacia las santas Escrituras,
pero están igualmente llenos de
ignorancia en lo que concierne a su
significado esencial.
22'. Si poseyéramos una simplicidad
y una fe capaces de experimentar
lo inverosímil, penetraríamos en el
secreto de las palabras divinas y
reencontraríamos la inmortalidad del
jardín de Dios.
23. Las estrellas, la luna y el sol brillan
sobre el mundo, mientras que los
inteligentes y los sabios disputan y
deliran acerca del Dios invisible que
envía la vida y que la atrae hacia sí.
23'. El que es puro, luminoso y viviente
no se preocupa por ello; no obstante,
ilumina en el espesor de la noche.
«Ser y olvidarlo».

23". El Espíritu de Dios, volviendo sobre sí
mismo, produce la luz.

24. Cuando hayamos asido al Señor
por su cabellera dorada, cuando haya
transfigurado nuestra miserable cabaña en
palacio, cuando se haya convertido
en nuestro compañero victorioso e
indefectible, entonces bendeciremos con
conocimiento de causa las Escrituras
santas de todas las naciones y alabaremos
a Dios y a su obra sin libros ni
instructores.
24'. Es fácil amonestar a los pecadores,
fustigar a los hipócritas y golpear a los
impíos, pero es difícil convertirlos por el
ejemplo y salvarlos por el amor cuando
no se conoce visiblemente la unidad de la
que han salido y a la que volverán.
«Quien conoce el misterio de Dios ama
naturalmente a su prójimo sin vacilación
ni esfuerzo».
25. Toda la creación nos es ofrecida
por Dios, basta con que escojamos y
sembremos para cosechar en abundancia,
ya sea las obras de vida, ya sea las obras
de muerte.
25'. En todas partes hay sabios que
escudriñan las santas Escrituras, por
doquier inteligentes que profanan los
misterios de Dios, y ni un santo que
purifique el cuerpo terrestre, y ni un
Sabio que realice la encarnación divina.
26. La tierra es negra y se volverá aún
más negra, luego se blanqueará poco a
poco y reaparecerán los astros, las
estrellas innumerables, la luna pura y
blanca y el sol vivo y dorado, que serán
los signos de la encarnación triunfante
sobre la muerte.
26'. La mano del hombre es la que
dispone la tierra, pero la naturaleza es la
que opera y Dios es quien anima.
«Si amamos y bendecimos
constantemente a Dios y su creación, él
también nos amará y nos bendecirá
siempre a través de ella».
27. Volvámonos benévolos y corteses
con nuestro prójimo y enviemos
buenos pensamientos incluso a nuestros
enemigos para que se conviertan a Dios
en su corazón. Pues las maldiciones no
pueden más que hundirles en sus
opiniones y en sus odios oscuros.
No obstante, guardémonos de ellos
mientras su maldad no se haya apagado.
27'. Los malvados provienen de nuestra
falta de bondad, los pobres de nuestra
falta de caridad, los incrédulos de nuestra
falta de fe, los rebeldes de nuestra falta de
obediencia y así con todo lo demás. He
aquí por qué siempre es culpa nuestra y
nunca de los demás, al contrario de lo que
solemos creer.
28. ¡Oh, irrisión!, el Señor nos ha dado el
Libro en primer lugar, y los extranjeros
lo reciben antes que nosotros, pues,
creyéndonos inteligentes en el mundo,
nos hemos vuelto estúpidos ante Dios.
28'. Cuanto más conozcamos nuestra
indignidad, más espantados estaremos por
la inmensidad de la misericordia del
Señor y por la grandeza del don que nos
concede.

28". ¿Quién se lavará en el fuego y en el
agua a fin de volver a ser puro y blanco
como la sal de la vida?

29. Si Dios está mal servido, alejémonos
de los malos servidores, pero no
rechacemos al Señor como hacen los
ignorantes, que opinan groseramente
sobre lo de dentro según las apariencias
de lo de fuera.
29'. Quien se siente libre y rico en Dios
no se lamenta más de su pobreza ni de
la esclavitud de este mundo, pues ya
saborea las arras de la vida eterna.
«¡Embriagante promesa! ¡Increíble
donación!»
30. Debemos esforzarnos en imitar a
Dios, que no constriñe nada ni a nadie en
nombre de su verdad y de su justicia, sino
que lo madura todo pacientemente por la
suavidad de su gracia y de su amor.
30'. La buena voluntad en Dios nos libra
de las coacciones del mundo, ya que nos
permite entender la enseñanza del Señor y
suscita la acción de su Providencia oculta.
31. La sabiduría de los hombres no es la
sabiduría de Dios, ya que una mira lo de
fuera mientras la otra considera lo de
dentro.
31'. El agua viene del cuerpo y el cuerpo
viene igualmente del agua, y ambos
se unen en la gloria del Salvador
perfectísimo.
32. No condenemos ni rechacemos a los
extraviados, pues no hace mucho aún
estábamos entre ellos. Roguemos más
bien para que vengan con nosotros
mediante la gracia liberadora y mediante
el amor unitivo del Altísimo.
32'. Cuando el Señor nos visita, henos
aquí como dioses iluminados, pero
cuando nos deja, henos aquí como bestias
estúpidas. ¿Quién puede prever el
momento de su venida y quién puede
predecir el tiempo de su partida?
33. La gracia, el amor y la fe engendran
las obras vivas; cuando desaparecen, el
deber, la ley y la coacción hacen las obras
muertas.
33'. Nuestros deseos son diez mil cosas
esparcidas y muertas, la voluntad de Dios
es una sola cosa concentrada y viva.
34. Si bendecimos a Dios y su creación,
la vida se abrirá a nosotros y nos recibirá
en su seno. Si lo maldecimos todo, la vida
se cerrará a nosotros y permaneceremos
abandonados en la muerte.
34'. Nuestros santos maestros espirituales
son los instrumentos de la bendición de
Dios. Honrémosles y roguémosles en el
Señor para que nos conduzcan hasta la
santa luz de Dios, que tanta falta nos hace
aquí abajo.
35. ¿Quién irá hasta el final de la palabra
del Señor? ¿Quién penetrará la verdad
luminosa de los Escritos santos? ¿Quién
practicará la ciencia divina sobre la
tierra? ¿Quién entrará vivo en el reino de
la eternidad?
35'. Señor, besamos tu tierra santificada,
sembramos tu corazón oculto y
recogemos preciosamente tu gloria
incomparable que nos hace vivir
eternamente.

36. Si poseemos la gracia y el amor y si
los practicamos para con todos, podemos
ignorar la ley y el deber, pero si aún no
vivimos en Dios, la ley y el deber deben
guiarnos como el bastón duro y seco guía
los pasos del ciego.
36'. La plegaria y la alabanza que suben
hacia Dios recaen sobre nosotros en
bendiciones multiplicadas, como los
buenos pensamientos que enviamos a los
vivos y a los desaparecidos nos vuelven
en dones inesperados.
37. Un sólo versículo iluminará a uno,
mientras que otro no verá nada en todo el
Libro.
«No hay porqué ni cómo para aquello
que ES».
37'. ¡Cómo hace germinar al creyente la
palabra del Señor y cómo endurece al
impío! «¡Oh, profundidad!, ¡oh, misterio!,
¡oh, juicio secreto del Perfecto!»
38. Seamos de los que no se las
componen, sino que tienen fe en el Dios
que ordena el caos.
- Seamos de los que no exigen nada,
sino que buscan la vida eterna.
- Seamos de los que no se apoderan,
sino que ruegan a aquel que colma de
bendiciones.
- Seamos de los que no envidian, sino
que se alegran de los dones del Dios de
amor.
- Seamos de los que no se agitan, sino
que obran con el Dios de resurrección.
- Seamos de los que no condenan, sino
que piden perdón a Dios para todos.
- Seamos de los que no acumulan, sino
que imitan al Dios de caridad.
- Seamos de los que no se pelean, sino
que esperan pacientemente con el Dios
que separa y une.
- Seamos de los que no matan, sino que
manifiestan la vida de Dios uniendo el
cielo y la tierra.
38'. Los ingratos y los impíos no están
cerca de Dios, pero los aduladores y los
hipócritas tampoco.
- Los libertinos y los perezosos no están
cerca de Dios, pero los moralistas y los
trabajadores tampoco.
- Los ignorantes y los estúpidos no
están cerca de Dios, pero los sabios y los
inteligentes tampoco.
- Los rebeldes y los blasfemos no están
cerca de Dios, pero los resignados y los
recitadores tampoco.
- Los vividores y los pródigos no están
cerca de Dios, pero los reprimidos y los
ahorradores tampoco.
- Los malvados y los furiosos no están
cerca de Dios, pero los bien
intencionados y los llorones tampoco.
- Los justos y los conocedores están
cerca de Dios, pero los caritativos y los
sencillos también lo están y, por encima
de todo, los que tienen la buena voluntad
en Dios.
39. Examinemos en qué tienen razón
los demás y en qué estamos equivocados
nosotros. De esta manera, el acuerdo
llegará fácilmente por la aproximación de
los semejantes y el alejamiento de los
contrarios.
39'. Todo lo que pensamos, nombramos y
hacemos se corporifica y se precipita
hacia nosotros. Tengamos, pues, mucho
cuidado con nuestros pensamientos,
nuestras palabras y nuestras acciones a fin
de no crear nuestra propia desgracia sin
saberlo.

40. Los hipócritas, los orgullosos y los
malvados se destruyen mutuamente y
blasfeman contra el verbo de Dios, ya
sea bendiciendo el crimen, ya sea
maldiciendo el amor, pues los que se han
hinchado van a ser vaciados por la
tempestad, y los que se han endurecido
van a ser aplastados bajo la muela. Falsos
hermanos contra hermanos enemigos.
Falsos devotos contra devotos de ciencia
muerta.
40'. El Señor no abandona a los suyos, a
los que le aman en su corazón y son
sumisos a la sabiduría oculta. La red de la
desgracia y de la exterminación no se
cerrará sobre ellos, ya que la humildad de
su amor y de su conocimiento pasará,
incluso, a través de las mallas apretadas
de la muerte.
«¡Qué miserable es nuestro amor por el
Señor y cuán nula es nuestra fe en su
Providencia!»
41. Muchos quieren hacer creer que saben
más que nadie acerca de los misterios de
Dios, citando a tontas y a locas las
magníficas palabras de los profetas y de
los Sabios, e interpretándolas según sus
miserables pensamientos del momento.
41'. ¡Oh, irrisión!: se pelean con la luz de
las palabras santas y Sabias y, sin
embargo, se estancan en las tinieblas.
¡Oh, crueldad!: se golpean con
sentencias de vida y se pudren cada día
más en el estercolero, ya que ahora los
sordos nos aleccionan y los ciegos nos
muestran la vía santa.
42. Así, uno moraliza y otro emascula.
Este diseca y aquel empaja, y todos
parecen pingüinos explicando la Escritura
santa a otros pingüinos.
42'. La práctica de la palabra y de la
ciencia de Dios es lo que nos salvará de la
muerte, y no nuestras buenas intenciones,
nuestras bellas palabras o nuestros
grandes trabajos.
43. Todo lo que pidamos con fe y
perseverancia se realizará algún día ante
nuestros ojos, aquí abajo.
43'. Vigilemos, pues, atentamente todo lo
que entra y todo lo que sale, para no caer
en la trampa de las apariencias engañosas
de este mundo.
44. Hagamos todo lo necesario
para agradar a Dios y soportemos
pacientemente los juicios ciegos del
mundo, sin desafío ni justificación
profana.
44'. El Libro aún será nuevo y presente
cuando todas las orgullosas producciones
del mundo hayan vuelto a la nada.
45. ¡Oh, cómo borran el pecado del
mundo el buen pensamiento, la buena
palabra y la buena acción!
¡Oh, cuánto liberan el alma del creyente
la alabanza, la plegaria y la caridad en
Dios!
45'. Quien nos ha dado el ser también nos
lo puede volver a tomar y a dárnoslo todo
de nuevo.
¿Quién puede creer esto en su corazón
antes de haberlo visto con sus propios
ojos?

46. ¿Cuál será el ridículo de todos los que
nos habrán explicado la palabra de Dios
sin haberla comprendido ellos mismos? Y
¿cuál será su seguridad ante la evidencia
manifestada en el último día?
46'. Quien ha sembrado el buen grano
espera con confianza el tiempo de la
cosecha. (No creamos penetrar fácilmente
la palabra inspirada de Dios si ella misma
no nos ha penetrado primero).
47. ¡Los incrédulos nos han llamado
«hombre feliz», pues el amor del Señor
nos ha hecho brillar incluso ante los
ciegos!
47'. El templo del Señor es su gracia
dentro de nuestro corazón, y el sacrificio
es su amor por nosotros y es nuestro amor
por él.
48. Querrán afiliarnos a iglesias, sectas
o sociedades secretas para explicar lo
inexplicable, ya que incluso los creyentes
han dejado de creer que Dios aún es
capaz de hablar directamente a sus hijos.
48'. No buscamos esclavos, ni sectarios,
ni ovejas, buscamos hombres y mujeres
capaces de vivir santa y libremente en
Dios. Pues el tiempo de los rebaños ya
pasó y el de la libertad llega.
49. La sabiduría de Dios es la libertad
y la abundancia de la vida ofrecida
gratuitamente a los hombres sencillos y
rectos.
La sabiduría del mundo es el ruido y la
vanidad de las palabras huecas con las
que los ciegos se tranquilizan en su
noche.
49'. El ateo piensa sobrevivir por su
trabajo y su inteligencia.
El religioso cree salvarse por su
esperanza y su resignación.
Apenas un Sabio o dos por siglo operan
el milagro de Dios aquí abajo y entran
vivos en la eternidad.
(Exageramos su número adrede).
50. Más valdría no haber nacido nunca
antes que despreciar la vida que nos ha
sido dada por Dios y que hemos
oscurecido estúpidamente.
50'. La razón de Dios está más allá del
absurdo, la razón de los hombres
permanece siempre más acá.
51. Ni un céntimo y la reprobación de
todos a cambio de la verdad desnuda.
El dinero y la ayuda del mundo entero a
cambio de la mentira disfrazada.
51'. Ser colmado por Dios y vivir
ignorado del mundo y no, ser colmado
por el mundo y vivir ignorado de Dios.
52. Los brutos, al menos, proporcionan el
reposo del espíritu, mientras que los
hipócritas destruyen la fe y los delirantes
comunican la locura del demonio. Feliz
quien encuentra a un creyente de Dios y
habla del Único con él, y bienaventurado
quien llega hasta un santo de Dios y le
escucha hablar del Señor de amor.
Muy afortunado, sobre todo, quien
descubre a un Sabio de Dios y permanece
en su silencio divino.
52'. Señor, enséñanos la humildad de tu
santa búsqueda, colócanos una pesada
carga sobre la espalda y tierra en la boca
hasta que consideremos el tocón de donde
hemos sido sacados y hasta que tu
bendición nos libere del hedor del pecado
y de la oscuridad de la muerte.
Señor, por compasión, haz que callemos
y que no expliquemos nada profana y
vanamente a nadie.
53. Satán está aquí para perder a los
malvados, pero también está aquí para
devolver a Dios las almas iluminadas por
el amor y el conocimiento.
53'. No hay nada oscuro ni oculto en el
amor de Dios, pero en su ciencia todo es
profundidad y misterio.
54. ¿Acaso sabemos quien es ese niño
pequeño que ahora muere ante nosotros
de peste?
¿Acaso no es el anciano acaparador que
hizo morir de miseria a la cuarta parte de
la ciudad?
¿Quién juzga aquí la justicia de Dios
con la vista penetrante de un topo?
¿Quién condena la sabiduría del
Altísimo con la seguridad inconmovible
de un leño?
54'. ¡Oh, infortunio!, los ciegos se han
erigido en jueces severos y los sordos se
han vuelto ejecutores despiadados. Por
eso, la fe y la caridad se han alejado
de todos, y la desgracia y la confusión
culminan ahora en un mundo desfigurado
por el pecado, por el odio y por el miedo.
«¿Quién puede creer firmemente en la
protección del Único? Y ¿quién puede
esperar locamente su santísimo don?»
55. ¡Oh, cuán sutil es el maligno, cómo
razona y qué bien informado está sobre el
mundo!
¡Oh, cómo se disfraza el engañador,
cómo se insinúa y cuán hábil es para
coger en la trampa a las criaturas de Dios!
55'. Seamos imanes de vida y no imanes
de muerte, y sepamos que todo lo que
pensamos se corporifica en nosotros y
alrededor nuestro y se alimenta de
nuestras palabras y de nuestros actos.
56. Tentador bien nombrado, ¡cómo nos
pones a prueba en la hoguera de la
envidia y del orgullo!
Tú dices «YO», pero nosotros
contestamos «DIOS».
¡Oh, enemigo!, ¿quién nos salvará del
vértigo de tu faz entenebrecida, si no es el
amor de nuestro Señor resplandeciente y
purísimo?
56'. Así pues, tengamos mucho cuidado
con lo que pensamos y con lo que
decimos, ya que si es el bien, el bien
aparecerá y si es el mal, el mal vendrá
igualmente.
«Sólo el amor de Dios nos colma y nos
satisface verdaderamente. Todo lo demás
nos decepciona y aburre rápidamente.
Pero además, su santa ciencia es, sin
duda, lo que nos salva de la muerte aquí
abajo».
57. El que persigue las cosas del mundo
queda muy decepcionado al final de su
carrera, pero el que no busca nada se
deseca en su triste mediocridad.
57'. El que busca incansablemente a Dios
y su verdad tiene una oportunidad
de encontrarlos aquí abajo y la santa
seguridad de acercarse a ellos en el cielo.
58. Confiémonos al Señor, que borrará
nuestra pena y multiplicará nuestra
alegría, y no nos confiemos al mundo,
que envidiará nuestra alegría y rechazará
nuestra pena.
58'. Si amamos a Dios en la humanidad y
en la naturaleza, Dios nos amará también
en los hombres y a través de toda su
creación.
59. Después de que todo sea consumido,
la gracia, la justicia, la simplicidad,
la obediencia, el perdón y el amor
germinarán de nuevo, y nuestro Dios
reposará visiblemente en sus santos, y
todos los salvados se darán el beso de
paz sobre una tierra blanqueada y
reconciliada por la resurrección.
59'. El Libro podría extenderse al infinito;
basta con que nos haya hecho tocar la raíz
sagrada del comienzo y entrever la santa
luz del Perfecto, ya que el Señor en
persona será la palabra viva del final para
sus Sabios y para sus santos.
60. El mundo esencial y substancial será
separado del mundo excremental, y el
primero será glorificado con los santos de
Dios, mientras que el segundo será
desechado con los rebeldes y los
malvados.
60'. En el comienzo crepuscular del fin,
las estrellas serán reunidas para formar
con el sol, la luna y los santos la tierra de
los vivos fecundada por Dios; y a
continuación habrá el medio tenebroso
del fin.
61. No encontraremos a Dios por las
especulaciones de la inteligencia ni
por el trabajo de nuestras manos.
Encontraremos a Dios únicamente
imitando a Dios, pues la siembra de
nuestra muerte prepara la cosecha de
nuestra vida.
61'. Después, la luz volverá poco a poco y
la reina y el rey del cielo aparecerán en el
esplendor divino, y habrá el fin
resplandeciente del fin, anunciado y
bendecido por los profetas del Señor
Dios.
62. Nuestra razón, nuestro valor y nuestro
trabajo son impotentes para abrirnos las
puertas de la vida si la bendición y la
inspiración divinas no los acompañan.
62'. El Señor abre el entendimiento de
quien es dócil a su voz, y todo le sale bien
sin esfuerzo, pero ciega al insensato que
sólo escucha su propio consejo y le
conduce a su perdición.
63. ¿Por qué trabajar duramente y por qué
combatir ferozmente para obtener la
sombra de la vida, cuando el Señor nos
ofrece con generosidad la realidad divina
que nunca se agota?
63'. No fuerces a la Deseada, amigo mío,
pues si ha de venir a ti, se manifestará por
sí misma.
El Señor sabe lo que hace y tú aún lo
ignoras.
64. Es bueno ofrecer un presente al maestro
espiritual, pero ¿quién es el discípulo
inteligente que le enviará un buen
pensamiento de amor?
64'. Quien bendice en su corazón a Dios y a
sus santos hace brillar visiblemente una
parcela de la vestidura del Único.
65. Seamos como huérfanos que buscan
febrilmente a su Señor día y noche, y
después volvámonos como odres vacíos
que esperan ser llenados del néctar de los
cielos.
65'. A un viviente se le perdona todo,
excepto estar presente entre los agonizantes
de este mundo.
«¡Oh, sacrificio santísimo de los Hijos
del Único!»

66. Hemos caído en la fosa de inmundicias
y hemos tragado la basura tenebrosa.
¿Quién nos liberará ahora del hedor del
pecado que nos sumerge por todas partes?
¿Quién nos curará del veneno virulento
que corroe nuestros corazones y apaga
nuestro espíritu?
¿Quién separará la sanie de la carne del
Dios viviente?
66'. ¡Oh, Señor milagroso!, abre nuestros
corazones a tu santo rocío y vuelve a
habitarnos en el esplendor primero, si no,
estamos perdidos para siempre y nadie se
compadecerá aquí abajo de nuestro
desconsolado lamento.
«Lávanos, lluvia de los cielos, y
siémbranos, sol glorioso».
67. Nuestra presunción imbécil es, desde
luego, lo que nos impide reconocer la obra
grandiosa del Señor de vida y de luz, y
nuestra atenta y santa humildad es, desde
luego, lo que nos permite descubrirla en el
mundo.
67'. Primero, admiraremos las obras de los
hombres durante nuestro sueño; luego,
admiraremos las obras de la naturaleza
cuando empecemos a ver claro.
Finalmente, admiraremos las de Dios
cuando estemos del todo despiertos.
68. El pecado y la caída es haber comido el
fruto envenenado del árbol doble, es haber
absorbido la substancia viva con la mugre
muerta y es seguir haciéndolo.
68'. La regeneración y la redención es
descubrir y comer el fruto puro del árbol
único que expulsará de nosotros el hedor,
la oscuridad y la inercia fatal de la muerte.


Habrá una reunión de salvados, como
lo ha dicho IEVÉ
JOEL

Buscad a Dios, vosotros, humildes del
país que habéis practicado su ley. Buscad
la justicia, buscad la humildad. Quizás
estéis a cubierto el día de la cólera de
Dios.
SOFONÍAS

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