lunes, 30 de mayo de 2011

Jesucristo


Jesucristo, es sin duda la figura más importante que jamás haya aparecido en la historia de la humanidad. Sea cual sea nuestra interpretación, quedará el hecho incontrovertible de que su vida y su muerte, así como las enseñanzas que se le atribuyen, han influenciado en el curso de la historia más que de la de cualquier otro hombre que jamás haya vivido.

El ha sido la inspiración religiosa de toda la raza europea durante los dos milenios en que ésta ha dominado y moldeado los destinos del mundo entero.

El mensaje que nos trajo Jesús tiene un valor único porque es la Verdad, la única explicación perfecta de la naturaleza de Dios y del hombre, de la vida y del mundo, así como de la interdependencia que existe entre ellos. Su enseñanza constituye un método práctico para el desarrollo del alma, un método que nos sirve para reformar nuestra vida y nuestro destino. Jesús nos explica lo que es la naturaleza de Dios y los que es nuestra propia naturaleza, nos habla del significado de la vida y de la muerte, nos enseña por qué cometemos errores, por qué caemos en la tentación, por qué enfermamos y nos empobrecemos, por qué nos hacemos viejos; y lo que es más importante, nos dice cómo pueden ser vencidos todos estos males, y cómo podemos traer salud, felicidad y prosperidad verdadera a nuestras vidas y a la vida de los que nos rodean.

La verdad es que Jesús no enseño teología alguna. Su enseñanza es enteramente espiritual o metafísica El nos advierte que la obstinación en el pecado trae en verdad muy serias consecuencias, y que el hombre que perdiere la integridad de su alma resulta extremadamente necio. Nos enseña que somos castigados a causa de nuestros errores; que cada hombre o mujer que estén en lo impuro y malo, tienen acceso directo a un Dios de misericordia paternal y todopoderoso, quien les perdonará y les proporcionará su propia fortaleza para ayudarles a descubrirse de nuevo a si mismos setenta y siete veces si es necesario.

Todos los hechos que los cuatro evangelios relatan de Jesús sucedieron y muchos más. "Muchas otras cosas hizo Jesús que si se escribiesen una por una, creo que este mundo no podría contener los libros". ( JN. 21:25 )

Jesús mismo justificó con sus obras lo que la gente estimó ser una extraña y maravillosa enseñanza, pero El fue aún más lejos, y dijo, refiriéndose a aquellos que estudian y practican sus enseñanzas: "Las cosas que hago las haréis, y muchas más aún"

texto extraído de

El Sermón de la Montaña

Emmet Fox


*




domingo, 29 de mayo de 2011

EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO


EN EL MUNDO, PERO NO DEL MUNDO

Hay un dicho sufí: “Estar en el mundo, pero no pertenecer a él”. Esta frase puede tener
varios significados. El significado depende de la situación y de tu propio desarrollo y capacidad
de comprensión. “Estar en el mundo, pero no pertenecer a él” es un asunto de orientación.
Hablaré sobre algunos de los significados de esta frase de modo que podáis tener una mejor
comprensión de lo que estamos haciendo aquí.

Cuando nace un bebé, es todo esencia o puro ser. Su esencia no es la misma, desde luego,
que la esencia de un adulto desarrollado o realizado. Es la esencia de un niño, indiferenciada,
como un gran amasijo. A medida que el niño se desarrolla, la personalidad comienza a
desarrollarse como resultados de interacciones con el entorno y especialmente con los padres.

Puesto que la mayoría de los padres se encuentran identificados con sus personalidades y no con
su esencia no reconocen ni animan la esencia del niño. De modo que, al cabo de unos pocos
años, la esencia es, de hecho, olvidada, y en lugar de la esencia, se desarrolla la personalidad. La
esencia es reemplazada con distintas identificaciones. El niño se identifica con uno u otro padre,
con esta o con esa experiencia, y con toda clase de nociones obre él mismo. A medida que el
niño crece, esas identificaciones, experiencias y nociones se consolidan y estructuran como su
personalidad. El niño, y posteriormente el adulto, creen que esa estructura es su verdadero “yo”.

Sin embargo, para empezar su esencia estaba allí y aún sigue estando allí. Aunque no fue
vista ni reconocida e incluso fue rechazada y herida de diversas maneras, está aún allí. Para
protegerse a sí misma se han enterrado, se ha puesto a cubierto. La protección es la
personalidad.

No hay nada malo en tener una personalidad. Has de tener una. No podrías sobrevivir sin
ella. Sin embargo, si tomas la personalidad como aquello que realmente eres, entonces estás
distorsionando la realidad porque tú no eres tu personalidad. La personalidad está compuesta de
experiencias del pasado, de ideas, de conceptos, de identificaciones. Tú posees el potencial para
desarrollar una verdadera individualidad, la esencia personal, la cual es diferente de la
personalidad que cubre la pérdida de la esencia. Pero este potencial normalmente es sometido
por lo que denominamos ego: nuestro propio sentido de identidad que ha sido adquirido.

Si una persona se cree que él es el ego, las identificaciones, las ideas, las experiencias del
pasado, entonces se dice de él que “no está en el mundo, sino que le pertenece”. No es
consciente de quién es realmente, de su esencia. Esto es difícil de comprender a menos que
seamos conscientes de nuestra propia esencia en algunos momentos.

De modo que el ego, o el sentido de identidad del ego, ocupa el lugar de lo que llamamos la
verdadera identidad, y la personalidad al completo toma el lugar de la esencia. La personalidad
es un sustituto, un impostor. Sin embargo, el mundo es simplemente el mundo. Es el mismo
tanto para la esencia como para la personalidad. Lo que es, es. Pero lo que difiere es el modo de
ver el mundo. Una persona que “no es del mundo, sino que le pertenece”, se halla orientada
hacia la personalidad en vez de hacia la esencia.

Demos algunos ejemplos de cómo el estar identificado con tu personalidad distorsiona la
realidad y, desde luego, como resultado surge el sufrimiento. Consideremos el caso del abrirte
paso en el mundo, de ser independiente, de valerte por ti mismo, de ser fuerte, de triunfar, de
hacerte un hueco. Esa es una gran preocupación, un asunto importante. Casi todo el mundo
alberga esa intención. Pero ese objetivo puede ser un objetivo que nazca de la orientación de la
esencia o de una inclinación de la personalidad. Hay una gran, una gran diferencia. El
establecerte por ti mismo en el mundo y ser independiente significa construir el aspecto
personal de la esencia y consolidarlo. Es un logro totalmente interior. Por esto puede que
realmente tengas un profundo deseo de actualizar eso que tú eres, tu verdadero sentido de
identidad, ser independiente de una forma auténtica sin estar influenciado por tu inconsciente ni
por tus pasadas circunstancias. La verdadera independencia quiere decir no depender del
pasado. Ser quien realmente eres, significa estar libre de todas las identificaciones del pasado
que han construido tu falso sentido de identidad. Ser quien realmente eres no depende de lo que
hagas en el mundo. Hagas lo que hagas en el mundo puede ser una expresión de quién eres, pero
no te define. Cuando eres tu esencia persona, tu verdadero sentido de identidad, cualquier cosa
que hagas tendrá esa orientación esencial. Por lo general crees que el trabajo que escojas, sea el
que sea: jardinero, médico, madre,... te hará sentir realmente lo que eres. Pero eso significa que
estás identificado con una parte del mundo. Significa que ahí hay una distorsión de la realidad.
Por lo general cuando una persona comienza a trabajar sobre sí misma, no tiene idea de la
diferencia entre aquello que ha sido escogido por la personalidad y aquello que se ha elegido
movido por la esencia. Puede que tenga vagos deseos, preferencias y que crea que haciendo esto
en lugar de aquello, le ayudará a ser él mismo. No existe una guía clara en los comienzos. Y
debido a las identificaciones del ego, la persona no solamente carece de un principio director,
sino que cree que su personalidad le está conminando ha hacerlo y es muy vehemente en la
defensa de esos puntos. “Esto soy yo, esto es lo que soy; esto es lo mejor” Y, desde luego, cada
vez que cuestionas sus planes de futuro, cada vez que cuestionas sus ideas sobre quién se cree
que es él, se siente realmente amenazado. Incluso el empezar a cuestionar esas estructuras
significa la posibilidad de destruir todas sus creencias. Así pues, el impulso de la personalidad
hacia la independencia y la identidad es realmente un reflejo distorsionado del anhelo en pos de
un aspecto determinado de la esencia, lo que denominamos aspecto personal. En determinadas
historias sufíes a esto se le denomina la Perla Preciosa de la Princesa, o la Perla Invaluable.

Existen muchas historias sobre la princesa – la esencia personal- siendo liberada de la prisión,
que es, desde luego, la prisión de la personalidad, de eso que es falso en nosotros. Y en otras
historias, es la búsqueda en pos de una gema preciosa la que simboliza la búsqueda de la esencia
personal.

¿Cómo aplicar el “estar en el mundo, pero no pertenecer a él” en esta situación? “Estar en el
mundo, pero no pertenecer a él” significa que continuas haciendo lo que haces, continuas con tu
carrera como médico, como jardinero, como madre, y así sucesivamente, pero en todo momento
recuerdas y realizas que eso es realmente un reflejo de algo más, que lo que tú más
profundamente deseas es actualizar una parte de ti mismo. Y el esfuerzo y el trabajo principal en
lo que tú has elegido radica en la comprensión de cierta parte de ti mismo y en su actualización.
Si vives de esta forma, es cierto que vives en el mundo, pero tu motivación es diferente; no
perteneces al mundo. Tu intención no es ser un médico, o un jardinero, o una madre. Tu
propósito es encontrar la perla preciosa: tu esencial personal. Si eres un médico te podrán dar
premio tras premio; si eres abogado podrás llegar a Fiscal del estado. Pero te seguirás sintiendo
insatisfecho si no encuentras la perla. Tendrás que esforzarte más, tendrás que intentarlo de
nuevo, tendrás que probar más. Podrás pasarte la vida esforzándote por obtener más y mejores
resultados.

No mal interpretes lo que estoy diciendo. No quiero decir que no debas de perseguir eso que
estás persiguiendo. No estoy diciendo que debas sentarte en casa y pensar en lo que es la perla
preciosa. Estoy diciendo que hagas lo que hagas, será una distorsión de lo real hasta que tu
orientación siga a la esencia, hasta que hayas actualizado tu esencia personal. Pero debido a que
tu personalidad es una distorsión de lo real, puede apuntar a lo real. Si comprendes eso podrás
empezar a ver que el reflejo es realmente un reflejo de algo.

Por esto el dicho no es “ no estar en el mundo”, sino, “estar en el mundo, pero no pertenecer
a él”. “En el mundo” no quiere decir estar meditando en una montaña ni vivir en un monasterio.

Estás ya viviendo la vida del mundo. Tu vida es una aventura y hagas lo que hagas en el mundo
carece de objetivo propio, sino que el proceso es el crisol para separar el oro de la ganga.

Una vez que te descubres como esencia personal, lo que hagas no tiene mucha importancia.
Escoges aquello que agranda y realza tu verdadero ser. No podrá nunca existir un sentimiento
de satisfacción duradero a menos que hayas realizado esa parte esencial de ti mismo. Nada
podrá ocupar su lugar.

Consideremos otro ejemplo: el caso de convivir con alguien y seguir siendo independiente.

Parece que has de sacrificar, que has de renunciar, a una parte de ti mismo. No quieres hacer
esto; quieres sentirte independiente. Quieres sentirte cerca, en intimidad, amando y siendo
amado, y aun así ser tú mismo sin sacrificarte ni comprometerte.

Estás todavía “en el mundo”. ¿Cómo puedes “no pertenecer a él” en este ejemplo? Primero
necesitamos comprender algo sobre la naturaleza de las relaciones. El centro de la necesidad de
relaciones amorosas íntimas reside en el deseo por actualizar una cierta relación que tuviste en
tu infancia con tu madre. Cuando eras un bebé de cuatro o cinco meses, estabas en un estado
denominado “ de unión simbiótica”. En este estado estabas esencialmente fundido con tu madre.

No existía sentido de “Yo soy yo” y “Tú eres otro”. Existía una total e indiferenciada unidad
con toda clase de sensaciones cálidas, maravillosas, placenteras. Por eso cuando piensas en lo
que esperas de una relación, generalmente descubres que deseas estar tan próximo que dejen de
existir dos seres, que deje de haber dos individuos separados. Existe un profundo deseo de
fundirse en la otra persona, sin límites, de modo que no es ni siquiera un tema de dos personas
amándose; es simplemente un estado de amor. Es una gran amasijo, un maravilloso y dorado
amasijo, como la miel con el sol resplandeciendo a su través. Un vientre dorado. Te sientes
seguro, protegido, fundido. Tu cuerpo es todo placer, tu mente no existe. Y debido a que
tuvimos esta experiencia con tu madre durante tu infancia, creemos muy profundamente que
podemos estar en este estado otra vez solamente estando con alguien más. De modo que
buscamos a la persona adecuada, ese “otro”. Lo que realmente buscamos es ese sentimiento de
estar fundiéndote; el dorado sentimiento de estar fundiéndose.

Pero aún no hemos dicho como podemos lograr esto y “no pertenecer al mundo”. Bien,
primero es necesario comprender que el estado de completa fusión, de completa desaparición en
un placer fusionante, es un estado de la esencia. Y puedes obtener este estado por ti mismo. No
has de estar con nadie más para obtenerlo. Puedes experimentar este estado de la esencia por ti
mismo, en cualquier parte, con tu gato, con la alfombra, con tu coche, con otra persona, con
cualquier cosa. Pero nuestra creencia en necesitamos a alguien más para tener ese sentimiento
dorado de fusión, es muy fuerte. “Si tan sólo pudiera fundirme entre tus brazos, si simplemente
me amaras, todo sería maravilloso”. Crees que con esto lo conseguirás. Para la mayoría de la
gente es más fácil experimentar el estado de fusión con alguien, porque el que haya alguien más
es la condición que han pre-establecido. Pero la auténtica búsqueda es en pos de un determinado
aspecto de la esencia. De modo que en este caso “estar en el mundo, pero no pertenecer a él” no
significa que hayas de dejar de lado las relaciones y que te vayas a una cueva en algún lugar del
Polo Norte y te fundas con los icebergs. Aunque si deseas hacerlo, está bien. Realmente no tiene
importancia. Lo que importa es que estés lo que estés haciendo, estés en una relación o no lo
estés, necesitas mirar en ti mismo y descubrir cuáles son las barreras que te impiden
experimentar esa parte de ti que es capaz de sentirse fundida y fusionada, sin importar con quién
estés o dónde estés.

El deseo por este estado de esencia afecta no sólo a las relaciones de pareja, sino también al
deseo de tener niños. La gente anhela este estado de fusión con un niño. Cuando la gente busca
experiencias estéticas – hermosos paisajes; cosas como esas- lo que realmente están deseando es
ese sentimiento de fusión con lo que les rodea. Creen que es necesario que se cumplan unas
determinadas condiciones. Así que, las relaciones pueden ser un crisol para el descubrimiento
de una determinada sustancia de oro.

Te he proporcionado dos ejemplos que están íntimamente conectados. El primer ejemplo
tienen que ver con la independencia, con el ser tú mismo, y hace aflorar el tema de la identidad
– el aspecto personal de la esencia. El otro ejemplo tiene que ver con las relaciones y por lo
general pone sobre el tapete un conflicto entre el ser un yo separado y la fusión, lo cual hace que
te sientas como si estuvieras perdiendo tu identidad.

Tú prestas atención a tu propia situación actual en el mundo, que no es más que un reflejo
distorsionado del verdadero estado de cosas, para descubrir qué es lo que realmente está allí. Tu
carrera, tus intereses, tus relaciones, son muy importantes, pero son importantes solamente
como medio para conducirte hacia una mayor comprensión de ti mismo. Si no, son irrelevantes.
El maestro zen Hakuin, era ensalzado por sus vecinos al ser considerado como uno que
llevaba una vida pura.

Una hermosa chica japonesa cuyos padres eran los propietarios de un almacén de
comestibles, vivía cerca de él. De repente, sin previo conocimiento, sus padres descubrieron que
esperaba un niño.

Sus padres s enfadaron por ello. Ella no quería confesar quién era el padre, pero tras muchas
discusiones, citó por fin a Hakuin. Muy enojados, los padres acudieron a ver al maestro. “¿Ah
si?”, fue todo lo que dijo.

Después de que el niño naciera, lo llevaron a Hakuin. Por entonces él ya había perdido su
reputación, lo cual no le preocupaba nada, y tomó a su cuidado al pequeño. Los vecinos le
dieron leche y todo aquello que el pequeño necesitaba.

Un año más tarde la niña-madre no pudo soportarlo ya más y les dijo a sus padres la verdad,
que el verdadero padre del niño era un joven que trabajaba en el mercado del pescado.
La madre y el padre de la chica fueron a ver a Hakuin y a pedirle disculpas, a solicitar su
perdón y recuperar al niño.

Hakuin aceptó y al entregar al niño todo lo que dijo fue, “¿Ah si?”

Las cosas van cambiando. A veces él es considerado bueno, a veces malo. Eso no le
preocupa. No distingue entre ambas. Eso no tiene que ver en absoluto con lo que él es. El es
siempre él. Lo que suceda a su alrededor es irrelevante. Aun así, él es el que es.

Tu esencia es muy inteligente, muy generosa. Tiene una forma particular de lanzar ante ti un
conflicto, de forma que al observar este conflicto o esta barrera descubrirás algo que necesitas
saber. La situación que se te proporciona es perfecta es términos de oportunidad, de lugar, de la
gente implicada, de tus capacidades, de las capacidades de los que te rodean, en todo, en cada
detalle. La situación es tal que, si tratas verdaderamente de entenderla, comprenderás algo sobre tu esencia. No ha aparecido para que tengas una época difícil. Tendrás tiempos difíciles si
solamente te fijas en la manifestación, en el conflicto en sí, como si fuera una dificultad. Si
miras a través de él desde la perspectiva del ego, de la identificación, entonces sufrirás y
continuarás sufriendo. Pero si ves que te das de bruces contigo mismo y que sufres porque te
encontraste con algo en tu camino cuando no prestabas atención, entonces desearás descubrir
más sobre lo que eso era, más sobre esa barrera.

De modo que lo que aquí estamos haciendo es observar las obstáculos que traes para trabajar
sobre ellos en este grupo. Los desmantelamos, los analizamos, examinamos de dónde vienen en
términos de tu infancia y de tus relaciones y de tu vida en este mundo actual. Y de todo este
material, extraemos por fin el auténtico y precioso metal, o las gemas que están escondidas en
él. Por eso todo ese material estaba ahí. Piensas que trabajando sobre el tema de tu
independencia finalmente serás independiente, serás capaz de sostenerte a ti mismo, de ganar
mucho dinero, de hacer lo que quieres y todo eso. Eso es verdad, pero no es el factor más
importante. El aspecto más importante al trabajar sobre cualquier tema y ser consciente de él, es
para desarrollar algo en tu interior. Entonces todo lo demás seguirá casi sin esfuerzo.

Así pues, “está en el mundo, pero no formes parte de él”. Vivimos en el mundo y hacemos lo
que todo el mundo hace: llevamos ropas, comemos, vamos a la verdulería, tenemos un trabajo,
hacemos el amor, luchamos, de todo. Sin embargo nuestro foco es diferente. No nos
identificamos con la parte
De nosotros que come, que compra, que trabaja y así sucesivamente. Aprendemos a
desarrollar la capacidad de ser conscientes de lo que está sucediendo, pero al mismo tiempo no
nos identificamos con ello. Desarrollamos eso que denominamos ser consciencia y
desidentificación. Como sabes, esas son las cosas más importantes para poder desarrollar el
trabajo de comprenderte a ti mismo. Has de ser consciente de lo que está sucediendo en tu
interior y en tu exterior. El mundo es visto como una gran aula y las situaciones que se dan en el
mundo son clases para que desarrolles determinados aspectos de ti mismo, determinados
aspectos de tu esencia. El mundo entero es una gran universidad ofreciendo una gran variedad
de clases: clases sobre sexo, sobre el trabajo, sobre las relaciones, sobre la dependencia y la
independencia,...

Poco a poco nos vamos haciendo conscientes de nuestras vidas y de nuestras situaciones con
todos sus conflictos y barreras sin creernos completamente que eso es todo lo que hay. Cuanto
más capaces somos de prestar atención y de desidentificarnos, más capaces somos de ver la
auténtica verdad que está ahí, como venas de oro en montañas y montañas de roca. La Verdad,
el oro en toda esa ganga. El desarrollar esa capacidad de estar atentos y al mismo tiempo de
desidentificarnos nos conduce por fin a experimentar nuestra esencia.

“Estar en el mundo, pero no pertenecer a él” no solamente describe a la persona que es libre.
Describe a la esencia misma. Ese es su aspecto más profundo. ¿Qué es pues el mundo, el mundo
en el que estamos pero al que no pertenecemos? El mundo es, desde luego, una multiplicidad de
factores. Pero el mundo tal y como lo percibimos está básicamente constituido por
pensamientos mentales e imágenes, emociones y sensaciones. Todo lo que sabes del mundo y
de ti mismo depende de pensamientos, imágenes, emociones y sensaciones. ¿Qué otra cosa
conoces? En último término, el mundo tal y como lo percibes se reduce a tus sensaciones del
mundo, a tus emociones sobre él, y a las imágenes mentales y a los pensamientos que tú tienes.
Por ejemplo, un árbol es un árbol y es una parte del mundo, pero ¿qué es para ti? Una
determinada imagen en tu mente, la forma que tiene, un sentimiento sobre él, sensaciones
cuando lo tocas –corteza áspera, corteza suave. Si estás sentado en una silla, ¿qué es la silla para
ti en tu experiencia directa? Una sensación bajo tus nalgas, ¿correcto? Una imagen suya en tu
mente, una idea sobre ella que está haciendo que te sientes en una cierta forma y no en otra. Eso
es el mundo.

Ahora bien, esencia es “estar en el mundo, pero no pertenecer a él”. No son sensaciones,
emociones o sucesos mentales. Pero ella está “en el mundo”. Vive ahí con esas cosas. Es como
el oro en la roca. No es la roca; está en la roca. La esencia está en las sensaciones, en las
emociones, en las formas mentales, pero no es ninguno de ellos. Los diamantes y las esmeraldas
– las piedras preciosas- están en la tierra, pero non la tierra misma. Son algo más. Así es la
esencia en ti. No es tu carne, no es tus emociones, no es tus pensamientos. Pero está embebida
ahí. La esencia está en ti como el oro en la roca, como las piedras preciosas en la tierra.

Al ser este la situación, puedes explorar, puedes indagar para descubrirla. Puedes escarbar en
el cuerpo y en las emociones, en los hechos mentales, para descubrir la sustancia preciosa. Por
ejemplo puedes hacer algo de trabajo corporal para desarrollara la sensibilidad de tu cuerpo.
Puede que descubras qué es lo que hay ahí, qué es la esencia. Puedes explorar tus emociones y
tus sensaciones hasta que seas tan consciente de ellas que veas las sutiles diferencias. Verás que
aquello que tenías la seguridad de que era una emoción, no es una emoción; que lo que allí hay
no es una sensación física, sino que todo el tiempo tu pensamiento estaba allí, próximo, muy
próximo a la sensación física, pero sin ser realmente una sensación física. La esencia es como
un algo físico que no pertenece al cuerpo físico. Es como una existencia física en un nivel
diferente, de una modalidad distinta.

Hay un significado más profundo del “estar en el mundo, pero no pertenecer a él”. Una vez
es descubierto, la esencia experimenta un desarrollo, un refinamiento alquímico, hasta que
alcanza su naturaleza fundamental, la verdadera naturaleza de la esencia, que es la naturaleza de
todas las cosas. Es mi naturaleza, pero también es tu naturaleza. Es la naturaleza de los pájaros,
de los gatos, de los árboles, de las rocas, de todo. No es la roca, ni el gato, ni tu cuerpo, ni tú, ni
yo. Es la verdadera naturaleza de esas cosas. Es lo que permite existir a esas cosas. Esa real
naturaleza de la esencia, la naturaleza de todas las cosas, es lo que a veces llamamos Dios.

Dios, la esencia de la esencia, está en todas partes: en el cuerpo físico, en las sensaciones
mismas, en los mismos pensamientos, en lo animado, en lo inanimado, en todo. Pero no es esas
cosas. Está en ellas pero no es ellas. Así Dios, la esencia de la esencia, “está en el mundo, pero
le pertenece al mundo”, y éste es su significado más profundo. Hay un importante aspecto del
“estar en el mundo, pero no pertenecerle” que deseo señalar aquí. Es el reconocimiento de los
que es esencia y de lo que no es esencia, y esos significa reconocer y comprobar que esa esencia
está operando en ti, que es el verdadero factor que opera en ti.

La esencia se desarrolla muy rápidamente en el momento en que es vista y reconocida.
Florece al ser reconocida. Si no la reconoces, permanece dormida. En el instante en que la
reconoces, empieza a crecer; se alimenta de la luz. Esto es muy importante para determinados
aspectos de nuestro Trabajo aquí. Debemos reconocer cuáles son los actores que
verdaderamente contribuyen a nuestro cambio y desarrollo. Por ejemplo, digamos que has
estado trabajando sobre ti durante un año o dos, viniendo a este grupo y tratando con los asuntos
de tu vida, y que han comenzado a aparecer ciertos cambios en ti. Pude ser que tu corazón se
haya abierto, o que tengas más claridad. Puede que digas, “¡Oh! Mi corazón se ha abierto
porque me encontré con esa maravillosa mujer. Es tan maravillosa que mi corazón se abrió a
ella y desde entonces ha estado abierto”. De esta forma no le das a tu trabajo sobre la esencia el
reconocimiento debido; le das el reconocimiento a alguien distinto. Cuando haces esto, te prives
a ti mismo de que el trabajo sobre la esencia continúe, aportándote más comprensión sobre la
Verdad. Le das el mérito a aquello que no se lo merece. Cuando haces esto, invalidas tu trabajo.
Has estado haciendo dos años de trabajo sobre la comprensión de ti mismo, pero estás
afirmando que esto no hizo nada. Tu apertura, tu expansividad, la plenitud que experimentas se
debe a que encontraste a esa maravillosa mujer. O afirmas que tu kundalini se actualizó porque
alguien te dio un determinado masaje, porque alguien trabajo sobre tu sacro de una forma
determinada. E ignoras por completo el hecho de que has estado durante cinco años
enfrentándote con toda clase de emociones y que si no hubieras hecho este trabajo, otro podría
haber estado masajeando tu sacro con papel de lija y no hubieras sentido nada.

Si coges un resfriado y al mismo tiempo sientes que tu corazón se ha abierto, puedes incluso
decir que tu corazón se ha abierto debido al resfriado. Le das el mérito a tu resfriado, a tu
enfermedad, en vez de reconocer esos cuatros años de trabajo que lo abrieron. Probablemente el
resfriado es una resistencia contra una mayor apertura. El enfermar es una resistencia común
contra la expansión.

Es muy importante poseer esa facultad discriminadora, no solamente en términos de
orientación – de lo que ya hablamos antes–, sino también en términos de cuáles son las
verdaderas influencias que existen en tu vida. Si reconoces los méritos de aquello que los
merece, invalidas eso que originó los cambios, aquello que aportó el crecimiento: tu propio
trabajo, tu propia capacidad, tu propia esencia.

En mi experiencia he visto que muchos de mis amigos han experimentado su esencia, pero
no han comprendido qué es lo que era porque la mayoría de las veces invalidaban lo que ellos
habían hecho. Cada vez que empezaban otra cosa, otro tipo de estudio o disciplina espiritual, a
algún otro tipo de auto-exploración, invalidaban aquello que habían aprendido, lo echaban todo
por la borda. Se desprendían de toda su comprensión y de todo aquello que habían aprendido
que era de valor. Luego tenían que empezar de nuevo. Yo fui afortunado, no invalidé nada.
Siempre que cambié a alguna otra cosa, comprendí exactamente lo que había aprendido de lo
anterior. I descubrí que esto es un hecho sumamente importante.

A veces no es fácil de determinar qué es lo que contribuye a tu comprensión y claridad en tu
vida. Pero si eres capaz de discernir qué es, te irás acercando más y más hacia tu esencia, porque
solamente la esencia descubre eso. Pero si atribuyes tu desarrollo a hechos externos, no
solamente estarás cometiendo un error de juicio, sino que también estarás enlenteciendo o
deteniendo el proceso que realmente ha contribuido a tu desarrollo. Le estarás diciendo a tu
esencia, “Tú no vales nada”. Y eso es un ataque a tu esencia, estás atacando a tu esencia. El
invalidar tu esencia es un aspecto de tu ego o de tu superego. Por lo que yo he observado,
frecuentemente la gente no se da cuenta de qué es lo que está realmente sucediendo, de cuál es
la fuerza que está operando sobre ellos porque precisamente hay algo en ellos que se resiste a
ver y a experimentar la esencia. No es sólo un error de juicio; hay una motivación activa detrás
de ello. Es un mecanismo defensivo del propio superego. Y no sólo esto, sino que otra gente
será capaz de ver tus cambios, pero los atribuirá a algún otro hecho, de forma que prácticamente
careces de soporte o guía proveniente del mundo que te rodea. Cuando la gente es incapaz de
reconocer la verdadera fuerza que hay en ti y que está contribuyendo a los cambios que
aparecen en tu vida es debido a que ellos mismos se resisten a la percepción de esa fuerza en sí
mismos. Ellos no desean ver la verdad, de modo que tampoco desean reconocerla en ti. Según
mi propia experiencia, es importante que yo sepa qué es lo que está originando estos cambios y
este desarrollo en mí. “Estar en el mundo, pero pertenecer a él” abarca el ver las auténticas
causas, las verdaderas fuerzas que están operando en cualquier cosa que hagamos.

¿Alguna pregunta o comentario?

Estudiante.- ¿Es posible que alguien tenga –no sé como decirlo exactamente-, que algunos
tengan mayor cantidad de esencia moviéndose, trabajando y revelándose en ellos, que otra
gente, aunque ellos sean inconscientes por completo de su esencia?

A.- Sí, eso ocurre. Es lo que Gurdjieff denomina “santos estúpidos”, lo que significa “ser”
sin “saber”.

E.- ¿Y los demás se sienten atraídos hacia ellos porque anhelan esa cualidad?

A.- Seguro. A veces la gente se halla desarrollada en esencia sin haber hecho trabajo alguno
sobre ellos mismos, simplemente porque no fueron demasiado aplastados en sus comienzos.

E.- Y entonces su esencia está ahí, más evidente, debido a algún accidente, a algún talento,...

A.- Aquí hemos de recordar una cosa: la esencia no tiene nada que ver con el talento. Una
persona puede ser muy talentosa, pero al mismo tiempo puede estar completamente identificada
con su personalidad. La esencia es, como ya he dicho, “estar en el mundo, pero no pertenecer a
él”. El talento es parte del mundo. Desde luego, la esencia puede alimentar y hacer fructificar el
potencial de los talentos que ya existen, pero el ser inteligente o no ser inteligente, el ser
creativo de una u otra forma, no tienen nada que ver con la esencia.

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del libro EL CORAZON DE DIAMANTE
A.H. ALMAAS