Al llegar a este punto, el lector probablemente sabrá lo necesario para comprender que no es posible tampoco ver nuestra vida futura, pero el autor cree necesario aclararlo. Ningún ser humano viene a este mundo con una predestinación absoluta, de tal suerte que no existe en parte alguna un registro completo de nuestra futura existencia. Tan sólo existe en el Éter Reflector del cuerpo Etérico el Panorama de los principales acontecimientos que el Ego planeó antes de encarnar, en el Tercer Cielo. Este Panorama no contiene ningún detalle minucioso de la vida porque éstos solo se definen en cada segundo de la vida humana y están determinados por el libre albedrío y el poder de la Epigénesis. Además, a pesar del plan preestablecido, sabemos que un poderoso esfuerzo de la voluntad, en una vida dedicada al servicio y al desarrollo espiritual, un despertar de consciencia muy potente, puede llegar a transmutar el Karma y a posponer o apresurar el Darma. La potencialidad divina de cada ser es ilimitada y nadie que no sea una deidad puede prever todos los acontecimientos de una existencia humana en la Tierra. Los únicos que pueden consultar el panorama de sus vidas futuras son los clarividentes verdaderos, pero tampoco ellos pueden prever los probables cambios generados por el poder de la epigénesis.
Todos los videntes negativos, cartománticos, palmistas, espiritistas, etc., solo pueden visualizar los vagos reflejos del Éter Reflector, y lo dicho al respecto en cuanto a las vidas pasadas es válido para el futuro destino. Tal vez, más que nadie, el verdadero astrólogo espiritual puede leer en el idioma de los astros algunos probables acontecimientos basado en el conocimiento de las causas sembradas que él puede obtener de una Carta Natal, pero tampoco el puede predecir el destino completamente. Ni el clarividente verdadero ni el astrólogo espiritual están dispuestos jamás a pronosticar la vida de nadie así que las informaciones que alguien pretenda darnos acerca de nuestro futuro vienen a ser dudosas, y pueden sugestionarnos de tal manera que aquello que nos fue anunciado nos suceda, porque hemos enfocado nuestra mente en esa dirección. Alguna que otra vez un hecho puede ser realmente predicho pero aún así, esto no da validez a los demás augurios del vidente negativo. Si nosotros somos conscientes de cada uno de nuestros actos y obramos en consecuencia con las Leyes Cósmicas podemos saber con seguridad que nos estamos labrando un buen destino. En caso contrario, debemos esperar la acción de la Ley de Consecuencia y un futuro lleno de obstáculos.
Todo aquel que pretende predecir la vida futura de otro, a través del medio que sea, no es mas que un insensato cuya visión interior está realmente velada, no pudiendo captar nada que esté más allá de las confusas imágenes del Éter Reflector, o la mayoría de las veces más allá de su propia nariz. Solo Dios es el supremo conocedor de los destinos humanos.
La predestinación sería un hecho posible y la predicción una ciencia exacta si solo fuéramos esclavos de la Ley de Causalidad, pero el maravilloso poder de la Epigénesis hace de la vida de cada ser humano un fantástica aventura evolutiva.
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del libro "El Misterio de la Vida: Antes y después de la muerte"
José Vicente Ortiz Zárate
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