viernes, 13 de febrero de 2015

EL CAMINO DE ASCENSO HACIA LOS CIELOS - en you tube -


EL CAMINO DE ASCENSO HACIA LOS CIELOS


Después del corto período de inconsciencia que sigue a la ruptura del Cordón de Plata, el Ego despierta en el Mundo Astral.
Allí le acompañan los Ángeles y los familiares difuntos del recién muerto quienes también asistieron a su desencarnación. El percatarse de su presencia depende del nivel de conciencia del Ego en particular. Generalmente, la mayoría de los que entran al Mundo del Deseo continúan pensando en la forma habitual de la Tierra, enfocando su mente hacia los asuntos del plano Físico, y hay algunos que demoran algún tiempo en darse cuenta de que lo han abandonado. El Cuerpo Emocional toma la forma que tenía el vehículo Denso en la Tierra debido a que la manera en que el Ego acostumbra a pensar de sí mismo hace que se acomoden los materiales en el Plano Astral. Así como un niño tarda cierto tiempo en adaptarse a las condiciones del Mundo Terrenal al nacer, así mismo quien llega al Mundo Astral demora cierto tiempo en acostumbrarse al nuevo ambiente. El pensamiento moldea la materia del Astral y en él pueden verse al comienzo formas muy similares a las del Plano Denso, de tal suerte que a muchos recién muertos les parece que tan sólo han dormido y despertado en una Tierra extraña donde las cosas que imaginan van apareciendo a su alrededor. Un fenómeno muy interesante le sucede al Cuerpo Astral. Todos los deseos que lo forman y que ahora adoptan la forma del Cuerpo Denso recién abandonado, se organizan   por orden de densidad de tal manera que los deseos más bajos ocupan la periferia y los más altos el centro del vehículo. Esto es producido porque al morir el Ego genera una fuerza centrífuga que le impele a desprenderse del material más denso y a ascender siempre hacia niveles de vibración o mundos más sutiles, al igualque un globo desde el cual se tira el lastre o de un sol que arroja de sí las partes más cristalizadas para que se conviertan en planetas.
 
Quienes han tenido ideas fijas acerca del Cielo o del Infierno, pueden verse rodeados de sus propias creaciones artificiales y permanecer en este estado hasta que su conciencia se aclara y se dan cuenta de que todas esas cosas no son reales. Entonces, una gran sensación de vacío los acompaña y son ayudados en tal estado por los Ángeles o por los Auxiliares Invisibles quienes desempeñan esta labor, y que no se les han presentado antes porque para los recién desencarnados el mundo que observan parece ser tan real que nadie podrá convencerlos de que no lo es y se les tomaría por locos. Los recién llegados al Mundo Astral son encaminados y orientados acerca del trabajo que deben hacer y se introducen en las regiones inferiores del Mundo del Deseo las cuales van a recorrer una tras otra. El Cuerpo Emocional cambia constantemente de acuerdo con las emociones que lo constituyen de tal suerte que las personas malvadas toman a veces formas horribles. Durante la vida física también nuestro rostro cambia de acuerdo con la emoción que nos embarga y con el tiempo quedan huellas imborrables en la cara a través de las cuales podemos leer el carácter. La mirada y facciones de una persona virtuosa está lejos de parecerse a la expresión del criminal, la cual a veces asusta. Como en el Mundo del Deseo la materia es más plástica, no sólo cambia el rostro sino que todo el cuerpo se modifica. En la región más densa del Astral que equivale al Infierno Católico reina la oscuridad y un olor pestilente, y   aparte de las creaciones artificiales de las cuales tratamos al comienzo de esta obra, se ven verdaderos entes infernales cuyas figuras encarnan las más bajas pasiones y los más horrendos sufrimientos. Cuando el Espíritu hace conciencia verdadera del Mundo del Deseo, debe enfrentarse al llamado Guardián del Umbral de cada vida el cual es una entidad artificial que encarna las pasiones más viles y los instintos más perversos generados durante la vida que se acaba de vivir. La visión de tal espectro generalmente causa una impresión muy fuerte al comienzo, pero luego le hace comprender que debe liberarse de tal tipo de deseos.
 
Cuando se entra en plena conciencia en el Astral, cada ser humano experimenta las mismas tendencias que tenía en la Tierra. La región más densa de este mundo es la de los Deseos Groseros y Pasiones Bajas y son éstos los que salen a relucir primeramente como producto de la Fuerza de Repulsión que allí impera. El ladrón seguirá siendo ladrón, el vicioso buscará satisfacer sus apetitos y el criminal deseará cometer sus fechorías. Sin embargo, un impulso interno poderoso los moverá a desprenderse de esos deseos.
Cuando quieren hacerlo, el panorama de sus vidas se descorre ante su visión interna y las escenas donde tales perversidades fueron generadas y alimentadas aparecerán ante ellos pero con una sensación de experimentar ellos mismos lo que hicieron sufrir a otros y con una triple intensidad puesto que allí no hay un Cuerpo Físico que amortigüe el choque emocional. Este proceso que tiende a destruir la parte más densa del Cuerpo Astral causa dolor interno al individuo quien imprime en su conciencia un alto sentido de rectitud en el obrar. Cuando el recién fallecido está muy apegado a una vida material y llena de vicios, trata de reducir el proceso en cuanto puede y tiende a satisfacer por otro lado sus  apetencias en el Mundo del Deseo dirigiendo sus energías hacia el Plano Físico para tratar de vencer aquella fuerza de su Arquetipo que le impulsa ir hacia arriba. El avaro y ambicioso tratará en vano de proteger su caja de caudales y sus cuentas bancarias de las
manos de sus herederos. Construirá dinero con materia astral pero verá que éste es inútil allí, donde nadie compra ni vende nada.
Observará las escenas de sufrimiento de muchas personas que pudieron haber sido felices si lo hubiera movido la generosidad y sentirá ese dolor muy adentro de sí mismo. El alcohólico fabricará licor con material del Mundo del Deseo y tratará inútilmente de embriagarse, sin llegar a conseguirlo porque no tiene un cuerpo dotado de un sistema digestivo que asimile el alcohol ni de un sistema nervioso que le permita sentir la embriaguez.
Experimentará una frustración terrible y verá las escenas de su existencia donde su borrachera causó daño a otros y a sí mismo y comprenderá que su vida se fue a pique por el vicio. En un último esfuerzo frecuentará los bares del Plano Físico para intercalarse en los cuerpos de los ebrios tratando de sentir los efluvios del alcohol.
Sin embargo, todo será en vano porque no serán las sensaciones de su propio cuerpo.
Los pervertidos sexuales harán otro tanto tratando de meterse dentro de algún cuerpo de un encarnado para experimentar a través de un vehículo ajeno. Jo que ya no pueden hacer. Los criminales tratarán de matar en el Astral y verán que a nadie pueden quitar la vida allí. Entonces vendrán a las vecindades del Plano Físico e inspirarán crímenes perversos en las mentes de las personas que les son afines.
Así, todos y cada uno de los más bajos deseos tratarán de ser satisfechos y sólo se encontrará una terrible frustración pues nada será jamás como en el mundo terrenal.
 
Este sufrimiento de inutilidad y vacuidad les hará sentir el deseo de cambiar y siempre verán las escenas de sus vidas desde los efectos a las causas y sentirán el dolor que infligieron a otros. Este es el verdadero Infierno y Purgatorio. Allí no hay diablos ni hogueras que causen tormentos. Las torturas son producidas por quienes las generaron y cada individuo será víctima de sus propias creaciones. El que mató a otro verá aparecer a su víctima ante él en el escenario del crimen y sentirá dentro de sí el horror del asesinato y el dolor causado a otros por su acto.
Todo ser permanecerá anclado en esta región del Mundo del Deseo hasta que haya purgado sus culpas y se haya desprendido del material del Cuerpo de Deseos afín a este lugar del Astral.
Los suicidas son una clases de seres que permanecen atrapados en el inframundo del Deseo. En la muerte natural, el Cuerpo Físico deja de funcionar por el colapso del Arquetipo en el Plano Mental y esto es lo que desencadena la fuerza centrífuga que obliga al Ego a ascender hacia mundos más sutiles. Cuando una persona se quita la vida, el Arquetipo sigue vibrando sin colapsarse y sin producir tal fuerza a cambio de la cual aún persiste la capacidad integradora de tal Arquetipo la cual impulsa al ser hacia el Mundo de las Formas. El cuerpo Vital del suicida se desintegra sincrónicamente con el Físico y esto produce la muerte del Cuerpo Vital, pero también el Arquetipo de este vehículo continua vibrando. El Cuerpo Astral de estos seres no se organiza conforme el de las personas que mueren naturalmente ni tampoco adopta la forma del Cuerpo Denso sino que continúa pareciendo un ovoide luminoso dentro del cual persiste un vacío dejado por la ausencia de los vehículos Vital y Denso. Esto le da al individuo una terrible sensación de vacuidad e indefinibilidad que le causa un gran   sufrimiento. El suicida no puede ascender más allá de la cuarta región Astral ni tampoco puede descender al Plano Físico. Queda atrapado en el llamado Infierno Católico y sufre en tal estado hasta que se cumpla el tiempo en el que normalmente debería morir y cese la vibración del Arquetipo. Entonces, podrá realmente
incorporarse al Mundo del Deseo. Las personas que han sido asesinadas o que murieron en accidentes causados por la imprudencia o por la temeridad humana, se encuentran en similares condiciones a las del suicida. Ellos sin embargo pueden ser ayudados en alguna forma por los Ángeles compasivos o por los Auxiliares Invisibles, pero aún así estarán atrapados en ese punto del Astral por los años que les faltaba vivir. Estos Espíritus atrapados permanecen usualmente cerca de los lugares en donde murieron y en ocasiones causan fenómenos visibles o atormentan a los causantes de sus muertes. Muchos casos de duendes y aparecidos se cuentan entre estos hechos. Aún hay otra clase de seres que permanecen mucho tiempo en el astral inferior y son los llamados Espíritus Apegados a la Tierra, los atraídos por apegos emocionales y los que dejan deudas pendientes.
 
Los que tuvieron apegos emocionales muy fuertes en la Tierra, ya sea por padres, hijos, hermanos, amigos o enamorados, sienten muy fuertemente la desesperación de éstos aquí en el plano terrestre, su deseo de que retornaran o de que nunca hubieran partido, su angustia y su amor posesivos y se ven atraídos hacia el Mundo Físico, atrapados por sus lazos afectivos, de suerte que en tal condición no pueden ascender. El que los vivos deseen atraer con la emoción, el pensamiento o el nostálgico recuerdo a sus seres queridos sólo les trae a ellos un terrible sufrimiento y la imposibilidad de continuar su camino. El desprendimiento afectivo es el amor más grande que puede demostrarse a estos seres para permitirles realizar su proceso y liberarlos de este plano.  
 
Muchos otros que actuaron irresponsablemente y dejaron deudas pendientes, no pueden liberarse debido al resentimiento de quienes permanecen en la Tierra y no pueden olvidar las fallas que cometió el desencarnado. Residen mucho tiempo en el umbral de los mundos clamando por el perdón. Es noble perdonar a los vivos pero es un acto más grande de caridad el perdonar a los muertos.
Los Espíritus apegados a la Tierra son principalmente aquellos que por su iniquidad prefieren permanecer en las regiones infernales antes que sufrir el dolor que conlleva el purgar sus culpas. Estos Espíritus son peligrosos para muchos. Ningún Ego puede permanecer demasiado tiempo en el inframundo astral a menos que una sustancia muy densa lo mantenga allí anclado o en una condición como la del suicida o la del asesinado o la del que lleva tras de sí una larga cadena de bajas pasiones. Los espíritus de los llamados muertos siempre tienden a subir debido a la Fuerza centrífuga generada al colapso del Arquetipo. Tarde o temprano deben enfrentar su perversidad en el llamado Infierno y luego en el Purgatorio el cual está localizado en una parte de la primera región y en la segunda y tercera divisiones del Astral. Como estos Espíritus están tan cristalizados que se aterran a su maldad, tratan de buscar un lastre que les permita sujetarse al Mundo Físico, para contrarrestar el efecto de la fuerza de ascenso. Primero invaden los cascarones astrales abandonados por los que purgaron sus faltas y posteriormente los cuerpos Vitales que desechan los recién muertos. Pero como estos se van descomponiendo con el tiempo, tratan de apropiarse de energía etérica de personas vivas, la cual es más durable y más densa. Entonces, se acercan a aquellos que son afines con sus vibraciones y los vampirizan extrayendo de ellos el éter de sus Cuerpos Vitales. Todos los sitios degradantes de la Tierra, donde se da cabida al vicio y al placer terrenal, están  infestados de ejércitos de estos vampiros del Plano Astral que buscan nuevas víctimas. Otros Espíritus apegados se alian con algunos magos negros y hechiceros quienes les consiguen algunas víctimas a cambio de cierta información o daño que ellos hagan a otros o a esas mismas personas. La mayoría no desaprovechan las sesiones espiritistas en las cuales extraen el éter del bazo de los médiums al invadir su cuerpo y el de los asistentes a tales reuniones quienes generalmente adoptan una actitud pasiva en ellas. Han engañado a muchos, disfrazando al principio sus bajas intenciones con nobles propósitos pero luego que han podido esclavizarlos permitiéndose el acceso a sus cuerpos, muestran sus verdaderas naturalezas perversas. También, estos Espíritus errabundos acuden a muchas sesiones donde se trabaja con la "tabla guija". utilizada para llamar a los muertos, o adonde se "leen" las cartas, el tabaco, las cenizas o se practican otras artes semejantes de la videncia negativa. Así mismo encuentran sus víctimas en muchos lugares donde personas incautas llenas de vicios y defectos emocionales que no desean mejorar, hacen
pretendidas reuniones de meditación sin tener realmente una debida preparación y conocimiento al respecto. Igual sucede en las reuniones de hipnotismo o en muchas sectas religiosas donde se hacen círculos de personas que pretenden "recibir al Espíritu Santo". El autor ha visto en ocasiones tales casos de posesión donde un Espíritu bajo entra en el cuerpo de una persona la cual se contorsiona recitando una jerigonza incomprensible y pretendiendo ser el Espíritu Santo que habla en lenguas, engañando a los ignorantes que confunden tal desacierto con el Verdadero Poder de hablar y comprender todos los idiomas, propio de los Adeptos.
Cualquier persona que se coloque en una actitud pasiva a la espera de un mensaje o de un contacto y que no tenga la suficiente protección áurica debida a  una verdadera pureza de vida, se expone a ser engañada y vampirizada por estas hordas de seres infelices que sólo buscan un asidero en el Plano físico.
Algunos Espíritus del bajo Astral logran desplazar a otros de sus cuerpos en forma temporal, como en el caso de muchos enfermos mentales, alcohólicos y drogadictos. o por mucho tiempo en personas débiles y afines a ellos por vibraciones astrales generadas en ésta o en vidas anteriores. Muchos de ellos, ayudados por magos negros, han podido utilizar los cuerpos abandonados por personas muertas a cambio de trabajos especiales que les encargan estos brujos y hechiceros. Estos casos corresponden al sin número de historias que se cuentan sobre los así llamados "zombis".
Cuando todas las bajas pasiones han sido agotadas en el Panorama de la Vida y han sido transformadas en conciencia de rectitud el Ego comienza su Purgatorio adentrándose en la segunda región del Mundo Emocional. Allí se realiza el mismo proceso de eliminación del material más denso del Cuerpo Astral y de la revisión simultánea de las acciones correspondientes al Panorama de la Vida pero ahora referentes al efecto de nuestra deslealtad.
intolerancia, juicios erróneos e irresponsabilidad en pequeñas fallas humanas. El dolor del proceso es menor aquí que en la región infernal pero no menos importante.
Después de cierto tiempo y siguiendo el mismo procedimiento, el Espíritu penetra en la tercera región en la cual se visualizan los efectos de nuestros anhelos injustos y del mal que hemos causado sin intención de hacerlo. Allí se encuentran muchos editores, escritores, periodistas y artistas cuyas obras incitaron a otros a tomar un camino equivocado o a cometer una acción baja, así como   aquellos que imprimieron, vendieron y distribuyeron sus obras y también los que facilitaron las materiales para ellos. Allí se encuentran además muchos líderes y políticos que se equivocaron con sus súbditos y muchos gobernantes. También están muchos fabricantes de medicamentos y alimentos tóxicos que pretendieron servir y terminaron haciendo daño a quienes los consumieron.
Todos los que se equivocaron de buena fe pero a fin de cuentas causaron un mal indirecto, estarán allí en esta tercera región astral.
Las tres regiones inferiores constituyen el llamado Purgatorio cristiano y es allí donde el hombre toma conciencia de sus errores derivando de este proceso cierta cantidad de sufrimiento proporcional a la calidad de sus propias emociones. Se calcula que en condiciones normales y para seres no muy malvados, la duración de su purgatorio personal puede ser el equivalente a un tercio de la vida humana vivida. Después de este trabajo el individuo habrá adquirido cierta fuerza de carácter y rectitud en el obrar que lo prevendrán para no cometer los mismos yerros en futuras vidas, aunque no recuerde para nada sus existencias anteriores. Es aquí donde se ve la importancia de la grabación nítida del Panorama de la Vida al morir, pues entre más clara sea la impresión más fuerte será el sentimiento y el sufrimiento que se deriven del ella, así como la conciencia de rectitud que quedará como huella final en el Espíritu incrementando su sabiduría.
El objetivo del Purgatorio no es el de tomar una venganza sino el de que cada ser humano aprenda a obrar con amor, bondad, justicia, paciencia, etc., y comprenda el valor de la virtud y la inutilidad del vicio. La tendencia al mal obrar quizás persista aún por muchas vidas pero el sentimiento resultante de la purificación dolorosa nos ayudará a enfrentar a nuestra naturaleza inferior. Si recaemos, recibiremos el justo pago,  con un sufrimiento mayor que el anterior hasta que finalmente encaminemos nuestras vidas por el Sendero de Rectitud. La Ley de Causalidad nos devuelve siempre nuestras propias fuerzas y creaciones.
La estadía en cada región purgatorial depende de la cantidad de materia emocional que de cada una de ellas entre en la composición de nuestro Cuerpo Emocional. Alguien que haya llevado una vida de santidad, probable-mente al morir pasará directo a las regiones superiores del Astral y nada tendrá que hacer en el Purgatorio.
La cuarta región del Mundo Emocional corresponde a todos aquellos que no hicieron en la vida ningún mal pero tampoco ningún bien que no fuese debido al cumplimiento de normas o leyes.
También están allí los materialistas que no hicieron ningún mal y cumplieron sus deberes y todos aquellos que jamás dirigieron su atención hacia la vida superior. Estos, llamados indiferentes, permanecen en aquella región durante siglos esperando el aniquilamiento total con el cual pensaron que acababa la vida. Sus existencias allí son realmente aburridas y en el futuro su pensamiento materialista y cristalizado los llevará a la construcción de cuerpos tan endurecidos como su sentir hacia la vida. El sufrimiento posterior en estos vehículos cristalizados les hará volver sus ojos hacia la vida superior y reencontrar su camino.
Cuando el Espíritu termina su trabajo purgatorial entra en las regiones superiores del Mundo del Deseo que son conocidas como el Primer Cielo. El Ego ha abandonado gran cantidad del material que constituía su Cuerpo Astral. Su apariencia ha cambiado y ahora sólo conserva la cabeza de la imagen exterior de quien fue como persona en la vida que pasó, pero al poco tiempo, los Espíritus en el Primer Cielo construyen una imagen idealizada del cuerpo que desearon tener en la Tierra, así que su apariencia aunque con ciertos rasgos familiares es muy diferente de la que tuvieron en su pasada existencia terrenal, cuya forma suelen asumir algunas veces cuando en circunstancias excepcionales deben comunicarse con seres que los conocieron en la Tierra.
La existencia en el Astral superior es realmente maravillosa y es un verdadero paraíso celeste puesto que todos los Espíritus que habitan allí se han despojado de todo deseo negativo y nada hay en estas regiones que pueda ser llamado realmente malo. Las imágenes radiantes de quienes allí moran expresan amor y simpatía y todas las cosas artificiales y los seres espirituales que pueblan estos planos tienen una belleza y una luminosidad divinas.
Este es un lugar especial de trabajo de muchos Ángeles y Arcángeles quienes organizan la vida espiritual cotidiana, así como las regiones purgatoriales son el hogar de los Espíritus Luciferes quienes facilitan el material para las bajas e ígneas pasiones del hombre y le devuelven sus creaciones al morir.
En el llamado Primer Cielo impera la Fuerza de Atracción que incorpora en el Espíritu toda la esencia del bien realizado durante la vida en la Tierra. El nivel de conciencia de cada ser allí depende de su grado de evolución y, al presente estado, son pocos los seres humanos que se percatan plenamente de la presencia de los Ángeles y Arcángeles pues la estadía en las regiones celestiales es semi-inconsciente para muchos.
En el Primer Cielo, en la quinta región del Astral, el hombre recibe la merecida recompensa por todas sus buenas acciones, emociones y sentimientos a través del sentir con gran intensidad la alegría y bienestar que brindó a otros, así como la satisfacción espiritual por toda su bondad, con lo cual refuerza su tendencia hacia el bien obrar. Los seres que en la
Tierra fueron muy serviciales son especialmente felices en estas regiones en tanto que los que poco hicieron por los demás tienen una dicha escasa. El proceso es similar al del Purgartorio, es decir que las escenas contenidas en el Panorama de la Vida y que ahora muestran sólo lo positivo de la existencia se revelan al Espíritu en forma inversa a como sucedieron y van despertando en él los sentimientos que las generaron.
También, en el Mundo Celeste, el hombre puede hacer realidad aquellos sublimes anhelos que tuvo alguna vez, pues la materia astral es muy moldeable. Recordemos que en esos planos se encuentran además todos los Artificiales positivos creados por el hombre en la Tierra, los Espíritus Grupos de tos Animales y los Espíritus de muchos encarnados durante el sueño. La sexta región es el verdadero paraíso y allí las almas viven durante varios siglos regocijándose en sus divinas creaciones de todo lo que alguna vez soñaron poseer de bueno en la Tierra. Es un Mundo de Luz y Color donde se han construido bellísimas ciudades llenas de flores, cristales y jardines multicolores y habitados por seres que son todo bondad y amor. Los Espíritus se juntan allí según sus afinidades y muchos seres queridos se reencuentran en esta mansión celestial.
Todos los niños que mueren antes de los catorce años van directamente al Primer Cielo sin pasar por el Purgatorio pues no son responsables ante la Ley de Causalidad. Allí, en la sexta región, son educados por familiares, amigos o personas que en la Tierra gustaron de proteger a los niños, y los deleitan con juguetes que les enseñan a construir con la plástica materia del Mundo del Deseo. Además, son educados para recibir ciertas lecciones especiales por maestros apropiados que ayudan a elevar su nivel de conciencia.

Cuando una persona muere en condiciones horribles o cuando por la imprudencia de sus familiares pierde la grabación del Panorama de la Vida o cuando es incinerado su cadáver antes del tiempo adecuado, los Ángeles compasivos lo ayudan a renacer muy pronto pues sin el archivo de las experiencias de la existencia que acaban de vivir la vida en los mundos sutiles sería insípida y carente de sentido práctico pues poco o nada podría ser asimilado por el Espíritu como conciencia de rectitud. Estos seres que renacen muyrápidamente son obligados a morir antes de los catorce años pasando entonces directamente al Primer Cielo de la sexta región Astral donde son instruidos sabiamente. Los Ángeles Instructores imprimen en sus Cuerpos de Deseos las enseñanzas que perdieron en sus anteriores vidas y que será la base de su vida celeste para reponer en cierta medida el trabajo perdido de aquella vida donde se malogró el panorama. Como explicaremos más adelante antes de los catorce años no ha ocurrido el nacimiento del Cuerpo de Deseos y como aquello que no ha nacido no puede morir, tales Espíritus no van más allá del Primer Cielo y renacen prontamente en un lapso entre uno y veinte años y frecuentemente en la misma familia donde han vivido sus anteriores encarnaciones. Este
también es el caso de aquellos que han sido asesinados, quienes son ayudados por los Ángeles Compasivos pero sólo hasta que ha pasado el tiempo necesario para que deje de vibrar el Arquetipo del Mundo del Pensamiento, pues recordemos que por este motivo duran atrapados durante varios años en el inframundo astral y en las vecindades del Plano Físico. El suicida en cambio está lejos de todo socorro y una vez pasa el largo período de vacuidad que sigue a su muerte, y que perdurará hasta el colapso natural del Arquetipo entra en las regiones infernales y purgatoriales y permanece allí por muchos años aprendiendo una gran lección, a través del dolor que le permite posteriormente apreciar el verdadero valor de la vida. Su existencia celeste  
será insípida y su paso por planos más allá del Astral se hará en estado casi inconsciente, permaneciendo allí por siglos debido a que por haber renunciado a la vida en la Tierra este derecho les es negado durante cierto tiempo. Cuando vuelven a renacer deben necesariamente volver a vivir las experiencias que se negaron a aceptar en la anterior encarnación y quizás las condiciones de su vida sean ahora aún más difíciles que antes aunque en su interior existirá un impulso espiritual de conservar la integridad de su cuerpo debido a las lecciones aprendidas en el bajo astral.
La mayoría de los seres humanos viven varios siglos en la sexta región del Mundo Celeste y posteriormente entran en el Mundo del Pensamiento. Algunos pocos van a la séptima región Astral que corresponde a todos los que en anteriores vidas cultivaron virtudes superiores orientadas al cumplimiento de deseos sublimes, al arte, a la meditación verdadera (no a la ensoñación fantástica que algunos creen Meditación), a la oración y a la filantropía. Todos los que han iniciado el Sendero de Perfección, entre los cuales están los discípulos y estudiantes esotéricos de las verdaderas Escuelas de Misterios (no de las pseudo escuelas que sólo dan confusos conocimientos pero no inculcan un real y efectivo desarrollo espiritual). Sólo las almas avanzadas, los pioneros de la evolución van a la sublime séptima región del Astral tras la muerte y allí planifican sus futuras vidas desarrollando las facultades intuitivas y clarividentes que necesitarán para su ulterior progreso espiritual y cuyo material es aportado por esta región celeste, el cual es de gran luminosidad y poder espiritual. Allí, todos estos grandes Espíritus se deleitan en su arte, filantropía y conocimiento elevado todo lo cual pueden adquirir y ampliar. La esencia espiritual del Arquitecto del Sistema Solar desciende a la séptima región del Mundo Celeste a la media noche del lugar terrestre y los habitantes celestiales o visitantes de ese particular lugar del  Mundo del Deseo reciben su divino influjo de Sabiduría, Amor y Poder. Este Arquitecto del Sistema Solar cuyo Espíritu compenetra todos nuestros mundos ha delegado parte de sus funciones a tres grandes seres denominados el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo quienes desarrollaron sus vehículos en el pasado a tal punto que alcanzaron la conciencia de la más elevadas regiones de vibración del Sistema Solar. El Padre es el Supremo Señor de la Mente, el Hijo es el Supremo Arcángel y el Espíritu Santo o Jehová es el Ángel Supremo y los tres encarnan respectivamente los tres atributos del Divino Dios del Sistema Solar; Poder-Voluntad, Amor-Sabiduría y Actividad-Creación, de los cuales recibimos el Conocimiento Aplicado, el Amor Altruista y la Pureza de las Emociones, fuerzas que fluyen a través de las regiones celestes.
El influjo del Espíritu Santo atraviesa la quinta región Astral, que es el principal lugar de trabajo de los Ángeles, y gracias a él la pureza emocional se incorpora al Espíritu como esencia de rectitud. El fluido amoroso del Hijo corre por la paradisíaca sexta región, que es el principal lugar de trabajo de los Arcángeles, e incorpora la esencia del Amor Altruista en nuestros Egos permitiendo a los habitantes de tal región disfrutar del Paraíso prometido y de la belleza de un mundo donde la Confraternidad amorosa es la Ley predominante. El influjo del Padre recorre la séptima región y es la que brinda el manantial de Sabiduría al cual tienen acceso las Almas avanzadas.
El sueño diario de los vivos es una recapitulación de la muerte y todas las noches los Espíritus abandonan sus cuerpos densos junto con los vehículos sutiles pero sin perder contacto con el mundo Físico, anclados por el Cordón de Plata. Dependiendo de las experiencias vividas durante el día y del nivel de evolución de cada individuo. el Ego se desplaza mientras duerme por las distintas regiones del mundo del Deseo, en tanto que repasa, ordena y revive los acontecimientos del día que pasó. Aquellos que viven en las bajas pasiones irán a las regiones infernales y purgatoriales en tanto que los de elevados
ideales irán a las regiones celestiales y recibirán el influjo correspondiente de la Divinidad. Las almas más avanzadas entrarán además en contacto con el impulso espiritual proveniente del Divino Arquitecto del Sistema Solar en la región más alta del Primer Cielo. Así como el grado de conciencia en el mundo celeste en la existencia postmortem depende del nivel de evolución, así mismo durante el sueño los menos evolucionados nada recordarán de los mundos sutiles y las almas más avanzadas tendrán memoria exacta de todo cuanto vieron e hicieron en los planos internos mientras sus cuerpos dormitaban en el lecho. Cada Espíritu recuerda o sueña según lo que vive y fue la intuición de este conocimiento la que llevó a estudiar los sueños como medio de descubrir los misterios del carácter ocultos en el inconsciente del individuo.
El trabajo espiritual del desencarnado desde el Purgatorio hasta el Primer Cielo le lleva usualmente varios centenares de años hasta que finalmente, el Panorama de la Vida se agota y el impulso de ascenso generado por el ego le lleva hacia más altas esferas produciendo el colapso del Arquetipo del cuerpo astral en la tercera región del mundo del Pensamiento. El Átomo Simiente del vehículo emocional se rompe y sus fuerzas liberan toda la esencia incorporada durante la vida terrestre y celeste las cuales son absorbidas por la mente junto con las fuerzas provenientes del los Átomos Simientes denso y etérico, que estaban en el cuerpo Emocional. Entonces, el Espíritu abandona el cascarón de su cuerpo de Deseos y penetra en el mundo del Pensamiento concreto que es conocido como el Segundo Cielo. El cadáver o cascarón abandonado del cuerpo de Deseos no se   descompone a la misma velocidad que un cuerpo físico, sino que su proceso de reintegración al mundo Astral puede durar centenares de años puesto que la sustancia de ese mundo una vez ha sido vitalizada tiene cierta vida propia y es capaz de actuar independientemente aunque no esté animada por la fuerza del Espíritu. Es por eso por lo que persisten las demoníacas creaciones artificiales de las regiones infernales y las gloriosas formas artificiales de los mundos celestiales.
Los cascarones astrales flotan en el ambiente y son capaces de comunicar las emociones de sus antiguos dueños. En ocasiones algunos elementales del astral entran en ellos, animándolos de tal manera que parecen Espíritus con vida propia, de apariencia similar a quienes una vez los habitaron. Muchos de éstos engañan fácilmente a los médiums en las sesiones espiritistas y a muchos pseudo meditadores o videntes negativos que creen comunicarse con los Espíritus de sus dueños y quienes probablemente se encuentran muy distantes y en imposibilidad temporal de acercarse al plano físico.
Cuando un ser humano ha cultivado bajas pasiones durante su vida y ha vivido muchas existencias dedicadas al placer, al vicio y al uso destructivo de sus energías, su cuerpo emocional tiende a cristalizarse de tal manera que cuando entra en la vida Astral tiene muy poco o nada que hacer en las regiones celestiales. Entonces, vive una existencia postmortem casi por completo en las regiones infernales y purgatoriales y luego asciende al segundo cielo. Los desechos de su cuerpo astral que han sido arrojados de sí por la purificación dolorosa del alma, gravitan unos hacia otros formando un cascarón tan cristalizado que tarda siglos en descomponerse en el inframundo astral, comunicando las bajas pasiones y emociones que le dieron vida.
  
Estos cuerpos demoníacos también son a veces animados por elementales del bajo astral o por Espíritus apegados a la tierra. Son tan densos que pueden aparecer fácilmente a la visión física sobre todo si han gravitado hacia los cuerpos etéricos abandonados por sus antiguos dueños que también están tan endurecidos y tardan siglos en desvanecerse en el éter, debido a las duras condiciones de quienes los habitaron alguna vez. Estas creaciones demoníacas que viven en el Mundo del Deseo tienen casi una vida propia complaciéndose en las emociones que encarnan e incitando a otros a cometer crímenes o a arrastrarse por el mundo del vicio. A veces llegan a durar muchos siglos y cuando sus antiguos dueños
reencarnan en el plano físico gravitan hacia ellos convirtiéndose en demonios que los acompañan, tientan y mortifican durante toda la vida.
Otras veces son capaces de desplazar de sus cuerpos a débiles Espíritus de personas de condiciones morales y mentales muy pobres, muchos de los cuales han sido suicidas de otras vidas, y se convierten en verdaderos entes lunáticos de los cuales hay centenares que vagan por la Tierra mientras los Egos dueños de tales cuerpos permanecen en el Astral sin poder hacer nada para recuperarlos. Así, aprenden una gran lección sobre el verdadero valor del cuerpo Denso como instrumento único de manifestación de las fuerzas de la conciencia en el plano Físico. Muchas apariciones a personas de bajas vibraciones corresponden a esta clase de demonios auto creados.
Muchos suicidas en sus futuras vidas tienen un miedo tan profundo a la muerte, debido a las experiencias vividas en el Purgatorio, que cuando ésta llega nuevamente desean regresar al Mundo Físico y entonces tratan de desplazar a otros seres de sus cuerpos.
   
Algunos de estos suicidas así como otros Espíritus de bajas vibraciones que han sido sacados de sus cuerpos por otros espíritus obsesantes o cascarones astrales demoníacos, se introducen en cuerpos de animales en su afán de existir en la Tierra y quedan atrapados allí y sujetos a todo lo que les sucede a tales cuerpos animales. En la antigüedad, al igual que hoy en día, esto sucedía con frecuencia y muchos observadores clarividentes creyeron que esto era un proceso natural de la vida y formularon la doctrina de la transmigración de las almas que aún es creída por algunas religiones orientales y otras sectas, según la cual los hombres reencarnan en animales según la vida que llevaron anteriormente.
A veces estas bestias humanas, espíritus o cascarones con cuerpos animales aterrorizan a los habitantes de muchos bosques y comarcas cometiendo crímenes horrendos. Muchas apariciones tenebrosas han sido achacadas durante siglos a los Espíritus Luciferes cuando la realidad es que éstos aunque rezagados siguen siendo Ángeles de Luz desde su reincorporación al Plan Evolutivo (Lucifer significa hacedor de luz). No deben confundirse con aquellos Ángeles que aún no se han reincorporado al plan Divino y que bajo las órdenes de Satán son los verdaderos emisarios del mal siendo llamados Espíritus Satánicos quienes son verdaderos entes maléficos. Los demás demonios y espectros son creaciones humanas artificiales o entes con cuerpos anima-dos por cascarones infernales: elementales del bajo astral o Espíritus apegados a la Tierra.
El paso del Espíritu del Mundo del Deseo al del Pensamiento se hace con plena conciencia. Al principio se experimenta una maravillosa sensación de estar solo y sumergido en el Todo la cual le trae una indecible felicidad. A este estado se le ha llamado El Gran Silencio. El Ego está allí recubierto solamente por el caparazón de su mente y despojado de los vehículos inferiores de las cuales ha llevado tan sólo su esencia a través de las fuerzas de sus átomos simientes. Luego, el Espíritu sigue ascendiendo y empieza a entrar a tono con el Mundo Mental.
Entonces, escucha la armonía musical que reina allí, pues el Plano Mental es el mundo del Sonido Cósmico y allí resuena la Música de las esferas y el cántico celeste que emiten los mundos creados, en su infinito movimiento. El Segundo Cielo está conformado por las cuatro primeras regiones llamadas la Región Mental Concreta, donde están los Arquetipos de todo lo creado en los mundos inferiores. Allí, la sensación del tiempo casi no existe y todo parece un eterno presente donde predomina una enorme actividad. El Segundo Cielo es la Cuna de la Mente y del Conocimiento Verdadero de todas las cosas que han sido creadas. El Ego tiene en aquel plano acceso al conocimiento de sus vidas anteriores y del 
pasado de la humanidad entera, todo lo cual se halla en los denominados archivos Akáshicos o Verdadera Memoria de la Naturaleza, lugar donde los clarividentes verdaderos, seres altamente desarrollados, obtienen sus informaciones acerca del presente y pasado desarrollo del Sistema Solar.
El trabajo del Espíritu en este plano Mental Concreto consiste en asimilar los frutos del trabajo mental realizado en la Tierra de tal suerte que solamente los pensadores llevan vidas corrientes en este mundo sutil. Los demás vivencian esta etapa como si fuera un largo sueño pues sólo la expresión de las facultades intelectuales en el mundo Físico adapta a la mente para percibir con plena conciencia la vida en el Segundo Cielo. A la par con el trabajo de asimilación de los frutos del pensamiento, se realiza allí un trabajo extra en la preparación del futuro ambiente de la Tierra pues en la cuarta región el Espíritu humano entra a formar parte de las llamadas Fuerzas Arquetípicas o Fuerzas de la Naturaleza que trabajan sobre los Arquetipos de todo cuanto existe bajo ese nivel de vibración.  En la primera región están los Arquetipos de la forma de la Tierra y de los cuerpos densos de todos los seres. El hombre ayuda en la modificación de tales Arquetipos que en el futuro cristalizarán como un cambio en los continentes, islas, mares,
montañas, etc. de acuerdo con las necesidades evolutivas del planeta y sus especies. Así mismo, aprende a construir un cuerpo Físico más perfecto, mejorando el anterior trabajo realizado por él en otras vidas y del cual guarda memoria gracias a las fuerzas de los Átomos Simientes incorporados a la Mente ahora. A medida que los Espíritus evolucionan expresan nuevas facultades que requieren órganos adaptados especialmente con las inclinaciones individuales. El hombre como parte de las fuerzas sutiles en el Mundo del Pensamiento colabora en la construcción de los cuerpos Densos de aquellos que van a encarnar o en la reconstrucción de los ya encarnados, bajo la guía de las Jerarquías Divinas, y así van aprendiendo lo necesario acerca de las Leyes del Mundo de las Formas a través de la construcción de cuerpos. También ayuda en la modificación arquetípica de los cuerpos de las especies mineral, vegetal y animal, quienes también requieren cambios adaptados en su proceso evolutivo.
Otro tanto se hace en la Segunda Región Mental con los Arquetipos de la vitalidad, aprendiendo el manejo de las leyes de la Región Etérica y la construcción sabia de Cuerpos Vitales mejor adaptados.
Luego, asciende a la Tercera Región y trabaja sobre los Arquetipos Emocionales y por último, en la Cuarta Región obra sobre la misma Mente recibiendo más sabiduría de las Jerarquías Superiores. El hombre aprende a ser un creador en el Plano Mental donde trabaja sobre los Arquetipos, los cuales modifica con base en sus experiencias anteriores y en ciertos trabajos realizados sobre los cuerpos de los encarnados en la Tierra. Aprende a construir mejores vehículos cada vez y luego, al  encarnar en ellos, se da cuenta de los defectos que contienen y pasa a corregirlos en su siguiente existencia postmortem. Cada Ego trabaja de acuerdo con su nivel de evolución y aquellos que muy poco han hecho en la Tierra con sus facultades mentales harán su trabajo en los Mundos Mentales en forma inconsciente.
Una vez el Espíritu aprende lo necesario sobre el perfeccionamiento de sus vehículos, y ayuda a preparar el nuevo medio ambiente de la Tierra y cuando se ha agotado la asimilación de experiencias por parte de la Mente, el Arquetipo de ésta se colapsa en la Cuarta Región y el Ego abandona el cascarón de este vehículo tomando únicamente las fuerzas del respectivo Átomo Simiente. Entonces entra en el Tercer Cielo, el cual está formado por las tres Regiones Superiores del Mundo Mental conocidos como la región del Pensamiento Abstracto. Allí, el Espíritu retorna a su verdadero hogar llevando tan sólo la esencia primordial de las fuerzas de los Átomos Simientes de sus vehículos inferiores la cual es asimilada por la conciencia del Espíritu.
En este lugar el ser se convierte en Espíritu puro y, vida tras vida, al absorber la esencia de la experiencia de sus vehículos inferiores va enriqueciéndose en Amor, Sabiduría y Poder Espiritual con los cuales se va convirtiendo en un Alma Divina con capacidad creadora. La llamada Alma está constituida por los frutos espiritualizados de los tres cuerpos y a medida que va creciendo aumenta el nivel de conciencia del Espíritu. En futuros períodos de evolución dentro de cientos de miles de años, cuando los tres vehículos inferiores hayan sido perfeccionados, el Alma del hombre habrá llegado a su máxima expresión y será paulatinamente absorbida por el Espíritu, la Chispa de la Llama Divina, quien de esta manera habrá convertido todas sus facultades latentes en poderes dinámicos.
   
El Tercer Cielo o Región del Pensamiento Abstracto es la residencia de una elevadísima Jerarquía de seres denominados los Señores de la Forma o Potestades quienes en este momento tienen especialmente a su cargo la evolución humana. Ellos son los que trabajan y organizan la vida allí, un mundo donde se encuentran las Ideas Germinales que dan origen a todas las cosas y que son las que permiten la existencia de los Arquetipos de la Región Concreta vivificando los para que todas las formas puedan cristalizarse.
En el Tercer Cielo el Espíritu se encuentra en su casa espiritual pero en verdad sólo tienen vida consciente allí aquellos que en la Tierra han logrado trabajar la Mente Abstracta, tales como los matemáticos, filósofos, inventores, músicos y altos pensadores, todos los cuales trabajan con las Ideas Germinales. Durante la vida en la Tierra, la mayoría de los seres humanos se hallan envueltos en sus emociones y sus escasos pensamientos son referidos a su propia personalidad sin ser, generalmente, de sus propias mentes sino que han sido primero pensados por otros que son los verdaderos creadores. Sólo unos pocos humanos piensan realmente y son los que están en contacto con las ideas germinales. Los demás tan sólo copian formas de pensamiento y esquemas mentales y los usan en sus vidas. Por esto la gran mayoría de la masa de la humanidad pasa en forma inconsciente por el Tercer Cielo en un estado como de sueño profundo y reparador.
En estas sutiles regiones, el Espíritu sumerge su conciencia dentro de la Conciencia Divina del Arquitecto del Sistema Solar y puede sentir un gran descanso del mundo de las Formas y de la vida en planos inferiores. Este proceso de integración de experiencias a la
Vida Una de tan Excelso Ser le permite recordar que es un ser diferenciado   e independiente pero perteneciente a la familia Solar dentro de cuyo regente vivimos, nos movemos y existimos. El Ego se da cuenta por contraste comparativo de qué tanto le falta por alcanzar el poder de la Conciencia Divina. Allí, el Espíritu siente que crece espiritualmente en cada encarnación pero que la meta está aún lejana. Llega un tiempo en el cual, hasta los Egos que tienen cierta vida consciente en el Tercer Cielo, entran en un período de inconsciencia y descansan allí recuperando fuerzas espirituales
para prepararse a volver a la Tierra.
Más allá del Mundo del Pensamiento, en niveles superiores de vibración, existen otros mundos, pero en el actual período de evolución los seres humanos corrientes no van más arriba del Mundo Mental. El trabajo consciente en esos niveles está reservado a un lejano futuro cuando hayamos espiritualizado nuestros vehículos inferiores de conciencia. En el Mundo del Pensamiento Concreto se encuentra el punto de retorno de todos los Egos humanos, pues allí no culmina la existencia del Espíritu en una completa felicidad inconsciente ya que la Divina Consciencia será uno de los atributos del Espíritu dentro del plan divino. El objetivo de una vida humana no es el de alcanzar la felicidad pues está visto que es imposible. En cada existencia tan sólo adquirimos experiencia para desarrollar y transformar nuestros poderes espirituales latentes en facultades conscientes que permitan una mayor oportunidad de servicio real, divino e inteligente que colabore con el plan evolutivo del Sistema Solar. Cada criatura en desarrollo hace parte, como célula, del Divino Cuerpo Cósmico dentro del cual espiritualiza materia para Dios quien aprende a evolucionar en este vehículo universal, pues el Arquitecto de nuestro sistema también evoluciona dentro de su grandeza y gloria ya que el movimiento divino ordenado se llama evolución y hace parte de los atributos del Supremo Ser cuya expresión la constituyen  las Jerarquías elevadas del Cosmos. La evolución a través de los planos inferiores tiene tres objetivos primordiales: la espiritualización del carácter, el desarrollo de la voluntad para dirigir las facultades logradas por la experiencia y el desarrollo de la mente creadora que nos convertirá un día en jerarquías del Plan Evolutivo. A través de este proceso aprenderemos a conocer y manejar toda la materia y las leyes de los planos más densos del Sistema Solar para ser creadores en él.
Para obtener el logro de esta meta es necesario qué el Espíritu renazca en la Tierra muchísimas veces pues una sola vida no es suficiente para alcanzar la Divina Perfección. Así que, una vez el Ego asimila el fruto de su vida anterior, siente el impulso de nuevas experiencias y esto lo impulsa en forma casi inevitable hacia la reencarnación.
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del libro  "El Misterio de la Vida:  Antes y después de la muerte"
José Vicente Ortiz Zárate


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