viernes, 13 de febrero de 2015

EN EL UMBRAL DE LA MUERTE - en you tube -



EN EL UMBRAL DE LA MUERTE

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Entre todos los acontecimientos de la vida, hay uno que podemos esperar con absoluta seguridad: La Muerte. En las últimas décadas de este siglo han aparecido muchos libros acerca de este tema, la mayoría de los cuales se apoyan en testimonios de personas que por algún motivo fueron declaradas clínicamente  muertas pero que tuvieron conciencia de lo que ocurría a su alrededor mientras estaban fuera de su cuerpo Físico y que luego pudieron regresar a la vida para narrarnos sus experiencias. Todos estos relatos han contribuido sin duda alguna a despertar la conciencia de muchos para hacerles ver que somos algo más que un cuerpo hecho de átomos físicos y que como seres espirituales continuamos viviendo más allá de la tumba. Sin embargo, ninguno de estos seres que han contado tales vivencias estuvo realmente muerto, así que aunque puedan contarnos lo que vieron en ese instante no pueden describirnos lo que sucede verdaderamente al morir.
 
Todos sabemos que la muerte es una realidad que tarde o temprano debemos afrontar y es sorprendente como la mayoría le temen a este momento. El miedo a la muerte está firmemente arraigado en el subconsciente de la raza y es la raíz de muchísimos de nuestros temores. Se teme a lo desconocido, a la pérdida de nuestros seres y cosas más queridas o tal vez al aniquilamiento total. La mayoría abrigan creencias religiosas acerca de la vida del alma en los mundos celestes pero a la hora de hablar de la muerte nadie parece   realmente convencido de ella y todos le temen como a un terrible fantasma. Muchos la consideran como una desgracia, como una negra sombra que empaña la vida. Cuando toca a la puerta de sus propias familias las actitudes en torno al suceso demuestran que casi todos temen perder a sus amigos y familiares para siempre.
Las gentes se aferran a la vida terrenal como si esta fuera la única que existiera realmente y tratan de hacer lo posible por evitar la parca. Sin embargo, por más que se quiera rehuir y evitar el proceso, llega el ineludible momento de la inutilidad del cuerpo material para los propósitos de la evolución y el espíritu debe retirarse forzadamente a los mundos sutiles.
 
Hemos dicho en el capítulo anterior que en el mundo del Pensamiento, en la Región Concreta, se encuentran los Arquetipos de todas las cosas que existen en los planos Físico, Etérico, Emocional y Mental. Allí, en la primera subdivisión de aquel mundo, se halla el de nuestro cuerpo Denso, el cual aparece como una cavidad aparentemente vacía dentro de la cual resuena un sonido cósmico denominado Nota Clave del cuerpo Físico. Mientras este sonido mantenga vibrando el Arquetipo, los átomos del vehículo permanecerán unidos y se mantendrá su estructura en la Tierra.
Cada Arquetipo está emitiendo en forma constante una nota o conjunto de notas musicales armónicas cuya vibración moldea las moléculas de la materia física. Cada uno de los actos humanos modifican permanentemente el Arquetipo de tal suerte que si el individuo obra constructivamente, conforme a las Leyes de la Naturaleza, se acrecienta su poder vibratorio, lo cual alarga la vida Física. Quien obra en forma contraria a los principios de la
evolución, utilizando sus energías en forma destructiva o evadiendo sus responsabilidades, actúa en forma inarmónica con la vibración de su Arquetipo el cual es sometido a tensión, destruyéndose más prontamente y acortando la vida en la Tierra.      
 
La muerte del cuerpo Denso tiene lugar cuando, como resultado del colapso del Arquetipo, el átomo Simiente localizado en el ventrículo izquierdo del corazón se rompe. El vital órgano se paraliza entonces produciendo la muerte clínica y las fuerzas contenidas en dicho átomo ascienden al cerebro a través del nervio Vago o Pneumogástrico y abandonan el cuerpo junto con todos los vehículos sutiles, en un movimiento en espiral, a través de la comisura de los huesos parietal y occipital. Las fuerzas del Átomo Simiente contienen la suma total de las experiencias vividas en el cuerpo Denso por el Espíritu en todas sus vidas y también una película fiel de todas las experiencias de la encarnación que se acaba de vivir y que está grabada en los éteres superiores que acompañan a este átomo. El éter Reflector del cuerpo Etérico actúa como foco del panorama de la vida contenido en el Átomo Simiente y el Espíritu contempla entonces las escenas de su vida en orden inverso de cómo sucedieron y las cuales se van grabando sobre el cuerpo de Deseos. Este proceso dura aproximadamente unos tres días y medio, durante los cuales puede verse a los vehículos superiores flotando sobre el cadáver del cuerpo Denso y unidos a él por el Cordón de Plata que no se rompe definitivamente hasta que termine la visualización y grabación del panorama de la vida.
 
El movimiento en espiral que se produce al momento de la salida de los vehículos dá al individuo la sensación de caer al vacío por un túnel oscuro el cual es descrito por muchos de los que lograron regresar del plano Astral por no haber muerto realmente.
La misma sensación es experimentada por aquellos que durante la vida física son capaces de abandonar en forma consciente su vehículo Denso para hacer vuelos anímicos en el Mundo Astral. El cuerpo material permanece inmóvil y aparentemente no hay ninguna sensibilidad en él pero realmente permanece conectado al cuerpo   Etérico por el Cordón de Plata, con lo cual, al ser éste el vehículo de la percepción y la memoria, el espíritu siente aún todo lo que se haga con su cuerpo y puede recibir algunas impresiones del Mundo Físico. Durante el proceso evolutivo, el cuerpo ha adquirido sucesivamente el oído, el tacto, la vista, el gusto y el olfato. Al morir, los sentidos van perdiendo su actividad en orden inverso de como aparecieron de tal suerte que el tacto y el oído se conservan aún activos durante cierto tiempo después de la muerte clínica y el recién muerto siente realmente todas las manipulaciones que se hagan al cadáver y escucha todo lo que se diga alrededor de él durante los tres días y medio que dura la grabación del panorama de la vida en el cuerpo Astral. Aunque el espíritu que acaba de desencarnar no puede expresar nada a través de su cuerpo Denso, sí está percibiendo desde los planos internos todos los efectos de embalsamamientos, inyecciones, autopsias, extracción de órganos, incineración, etc. Igualmente escuchará todos los llantos y lamentaciones de sus familiares y allegados junto a su lecho de muerte. Sin embargo. más grande que el dolor causado viene a ser el daño espiritual porque todas estas acciones distraen al Ego de la
grabación de las imágenes de su vida sobre el cuerpo de Deseos.
Puesto que este panorama de la vida constituye la base de la existencia en los mundos sutiles, como veremos más adelante, es necesaria la atención permanente del Espíritu durante la grabación para que la impresión sea nítida y pueda facilitar posteriormente una intensidad de sentimiento que le permita tener conciencia en el plano Astral para la asimilación de las experiencias de la vida que acaba de vivir. Las manifestaciones emotivas de los deudos o de personas cercanas al cadáver tanto si son mostradas externamente como si no, son más lesivas aún porque el recién muerto tiene su cuerpo Emocional desencajado del Físico y siente con mayor fuerza el impacto desde el mundo del Deseo. Muchísimas personas han perdido   todas las experiencias de sus vidas debido a la imprudencia e ignorancia de quienes les vieron morir. Si amamos realmente a nuestros familiares y amigos, debemos ayudarles en el trance de la muerte y procurarles un ambiente de paz y de tranquilidad, evitando en lo posible las manipulaciones dolorosas de sus cuerpos y manteniéndonos en la perfecta calma que trae el conocimiento y la conciencia del proceso postmortem. Si debido a las condiciones que rodea su muerte, el espíritu pierde las experiencias contenidas en el panorama de su vida, la perdida será realmente grande y aunque los compasivos Ángeles le prestarán cierta ayuda de lo cual hablaremos más adelante, nunca podrá rescatarse la totalidad de los acontecimientos en condiciones ordinarias y la existencia habrá sido en vano.
Si la grabación, por otra parte, fue deficiente, la vida en los planos sutiles será insípida y el espíritu no podrá aprovechar a cabalidad las experiencias de la vida terrenal y en la futura vida le faltará el incentivo hacia el bien que habría derivado si su muerte hubiera transcurrido en un medio ambiente de paz y de tranquilidad, así que su progreso evolutivo es retardado en alto grado. Cuando la persona es Incinerada mucho antes de los tres días, pierde la totalidad de las experiencias porque el fuego destruye el cuerpo Etérico y con él se acaba el éter Reflector que contiene la película.
Cuando la muerte ocurre en circunstancias horripilantes, por un accidente o por un crimen, el espíritu recibe los efectos anteriormente descriptos. El autor conoció el caso de un joven que pereció en un accidente. Una de sus amigas, cuyo esposo trabajaba como médico forense, insistió para que se realizara la autopsia la cual se llevó a cabo efectivamente. Con posterioridad, la mujer tuvo conocimiento del proceso postmortem y visiblemente preocupada deseó comunicarse con él en sus oraciones para manifestarle que no tuvo ninguna intención de cooperar para hacerle daño sino que había obrado en medio    de su ignorancia. El joven muerto se le apareció en sueños y le confirmó que una autopsia se siente como una cirugía sin anestesia, pero le animó a no mortificarse por lo sucedido ya que había obrado sin conocimiento de causa.
El autor ha podido comprobar que en algunas personas que sufren agonías largas, los éteres Lumínico y Reflector que acompañan al Átomo Simiente empiezan a fluir por el Cordón de Plata antes de la ruptura de tal átomo y estos enfermos comienzan lentamente a observar el panorama de sus vidas antes de morir y se les escucha a menudo "delirar" describiendo escenas de su juventud e infancia.
Tales personas por lo general pueden en estos momentos ver al mismo tiempo en el Mundo Físico y en el Astral y describen a los seres del más allá que ven en torno a su lecho. Muchos manifiestan ver a sus familiares que les han precedido en su viaje hacia los mundos sutiles.
Otro fenómeno que ocurre simultáneamente con la grabación de la película es el hecho de que el Espíritu puede recorrer todos los lugares asociados al panorama de su vida en el momento en que los observa. Realmente parece que hay una traslación verdadera a través del Mundo Astral y muchas personas que habitan en la actualidad en esos sitios manifestaron haber visto a las personas que morían a pesar muchas veces de hallarse a grandes distancias de ellos. A este proceso se le llama en la tradición popular "recoger los pasos". El autor mismo ha recibido la visita de muchos agonizantes cuando estaban a punto de morir. Al momento de romperse el Átomo Simiente en el corazón, el Cuerpo Vital, que durante la vida física nunca abandona al Denso, debe desprenderse de él. Existen varios puntos por los cuales la envoltura etérica se aferra fuertemente al vehículo Denso pero en especial lo están en el centro de las palmas de las manos, en las plantas de los pies y en un punto atrás   
de la raíz de la nariz.  Puede ayudarse al que está a punto de desencarnar frotando estos puntos en el sentido de las agujas del reloj. Esto ayudará a que ciertos centros magnéticos del cuerpo Etérico allí localizados se activen y faciliten el desprendimiento. Son los puntos de los clavos de Cristo y de la corona de Espinas. Este procedimiento es realizado por los sacerdotes cristianos en la ceremonia de extremaunción con la cual asisten a los moribundos.
Cualquier persona puede hacerlo y ayudar a bien morir evitando la angustia final de la agonía del desencarnante. El acto mismo de morir no produce ya ningún dolor sino una profunda sensación de liberación, principalmente cuando ya se ha vivido suficientemente.
El desprendimiento es más duro cuando la muerte ocurre en la juventud pues de igual manera que la semilla se aferra al fruto verde, el espíritu se aferra a la materia aún no madura en la vida temprana. La grabación del panorama de la existencia dura aproximadamente tres días y medio pero se dice que puede variar dependiendo de la resistencia del Cuerpo Vital. A mayor vitalidad mayor duración y mayor nitidez del panorama. A menor resistencia menor duración e imágenes menos claras e intensas. Se dice que algunos llevan a cabo este primer paso en unas pocas horas en tanto que otros necesitan de dos o más días.
 
Una vez el Espíritu ha contemplado la totalidad de las escenas de su vida, ocurre el colapso del Arquetipo del Cuerpo Etérico en la segunda región del Mundo del Pensamiento. Entonces, las fuerzas del Átomo Simiente del vehículo Vital ascienden por el Cordón de Plata hacia el Cuerpo Emocional. El Ángel de la Muerte rompe el cordón por el punto donde se une el cuerpo Vital en el lugar donde el hilo plateado toma la forma de dos números seis, liberando al Espíritu del Mundo Físico y convirtiéndolo en un habitante del Mundo del Deseo. El Ángel de la Muerte es uno de los Espíritus Luciferes rezagados. Se dice que los Ángeles  avanzados tienen a su cargo las simientes de la vida y los Luciferianos rezagados llevan en sus manos la Espada de la Muerte, colaborando en la desincorporación y prestando así una ayuda a la humanidad. El Ángel de la Muerte lejos de ser una figura horrenda, es un ser de una luminosidad celestial que no se parece en nada a la caricatura esquelética de la Muerte. Este ser es el mismo barquero de la tradición egipcia que se dice ayudaba a pasar al Espíritu al otro lado del río de la muerte. Con el colapso del Arquetipo Vital, el cuerpo Etérico muere también y es abandonado por el Ego.
Este Cuerpo Vital gravita entonces hacia el Cuerpo Denso y flota sobre él como una nube luminosa que empieza a descomponerse simultáneamente con el Cuerpo Físico, como parte de la materia del mundo Denso. El polvo vuelve al polvo y el éter al Cuerpo Etérico Planetario.
Después de este hecho, sigue un pequeño período de inconsciencia parecido al del sueño y el Espíritu despierta en el Mundo del Deseo para comenzar su nueva vida allí.
El cascarón del cuerpo Vital, por el cual ya no fluye ninguna corriente cósmica individualizada, constituye un desecho del plano Etérico. En los cementerios se ven cientos de estos cascarones flotando en el ambiente y son para el clarividente un espectáculo nauseabundo. Estos Cuerpos Vitales sin vida tienen ciertos miasmas o densificaciones producidos por los desórdenes de vida de quienes lo ocuparon alguna vez y vienen a ser sustancias etéricas enfermantes. Quienes visitan los cementerios para rendir culto a los cadáveres que se descomponen, pueden atraer hacia sus propios cuerpos Etéricos estos cascarones y contaminarse con sus miasmas, de acuerdo con la afinidad de sus vibraciones. Los niños también pueden contaminarse con ellos y enfermar. Nuestros antepasados se hacían sahumerios con hierbas que quemaban siempre que venían de asistir a los cementerios. Sin saber por qué, se descontaminaban de estos miasmas etéricos que eran arrastrados por los humos. Ellos decían hacerlo para quitarse el penetrante frío de los muertos. No es una sana costumbre asistir a los camposantos a visitar a los desencarnados. Allí sólo hay cadáveres físicos y etéricos en descomposición. Nuestros seres queridos que pasaron al más allá están más cerca de nosotros de lo que imaginamos y es muy probable que ninguno de ellos esté en el cementerio. Una buena ducha y el cambiar nuestros vestidos constituye una excelente medida después de ir a los entierros en camposantos para descontaminarnos y evitar así mismo contagiar a otras personas.
 
Los cascarones vitales duran en descomponerse tanto tiempo como demoren en hacerlo los cuerpos Densos respectivos. Cuando los cadáveres son embalsamados estos cuerpos Etéricos flotan  durante siglos. Estos vehículos sin dueño pueden ser utilizados por Espíritus apegados a la Tierra, por Artificiales o por Elementales del Astral inferior para hacerse pasar por sus antiguos ocupantes en las sesiones espiritistas y en algunas clases de apariciones, puesto que los cascarones guardan ciertas impresiones acerca de sus vidas.
Muchos casos de duendes, luces, fantasmas y aparecidos se deben a estos residuos etéricos. Por eso, la medida más higiénica después de pasados los tres días y medio de la muerte de una persona consiste en quemar el cadáver. Con esto, se descompone también el cascarón etérico, evitando la contaminación.
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del libro  "El Misterio de la Vida:  Antes y después de la muerte"
José Vicente Ortiz Zárate 

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digitalizado por JMF12-2-15

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