TRABAJOS DEL DISCÍPULO EN VÍAS DE ACEPTACIÓN
El discípulo en vías de aceptación debe desarrollar un trabajo grupal, debe tener la intención de formar nuevos grupos, realizar difusión de la enseñanza, desarrollar la humildad, ampliar la energía del corazón, hacer meditación consciente, realizar aceptación y difusión del plan, realizar búsqueda, estudio y reconocimiento del plan y de la Jerarquía.
En las escuelas esotéricas ordinarias, se accede como estudiante ordinario. Allí se transcurre por 2 a 5 años. Luego se pasa a escuelas de segundo orden, en el cual se pasa a la etapa de prueba, o también llamado chela o lanu en prueba. En algunas escuelas religiosas, se realizan entrevistas para la admisión o rituales, donde se realizan entrevistas de orden superior a la persona con el fin de definir la fortaleza de la intención y que tan puro se es. Por la etapa de probación se pasan de 5 a 10 años en promedio. Luego pasa a ser candidato al discipulado. Allí el discípulo conoce la verdadera identidad del Maestro y el Maestro le observa, mira su difusión de las enseñanzas, su trabajo grupal, el servicio, el apasionamiento con que realizamos el trabajo interior. Luego se pasa a discípulo aceptado en el cual se está en el corazón del Maestro. Se dice que pasamos en general 2 a 3 encarnaciones acercándonos al Maestro para poder iniciar nuestro caminar real por el sendero. Recordemos que reencarnamos una vez aprox cada mil años de nuestro tiempo.
En la iniciación hacemos un renacimiento. Recordemos que Cristo nos dijo que era necesario nacer por segunda vez para alcanzar el reino de los cielos. Volver a nacer significa morir. Debemos aprender a morir estando vivos. Lo que esto significa es que debemos renunciar a nuestra vida anterior que es la vida de la personalidad, la vida del ego.
Encontrar un Maestro en una encarnación no nos pone en contacto sólo con El. También nos pone en contacto con el Ashram del Maestro, que corresponde a la Orden de Misterios con la que trabaja. Si el Maestro está en un nivel normal trabaja sólo en su Ashram y a través de discípulos encarnados. Si se trata de un Maestro elevado trabaja en conjunto con todos los Ashrams. Por ejemplo, el Conde Rakowsky ya trabaja como Maestro de Síntesis, con todos los rayos.
En este momento se ha roto la dinámica de un ashram para un rayo. Ya no debe haber preferencias ni segregaciones, de ningún tipo para el ingreso al discipulado. Los Maestros están haciendo esa unificación.
A través del Maestro nos ponemos en contacto con toda la Jerarquía, con los seres más avanzados de la humanidad que están a la altura de Virtudes y Principados, incluso como Metatrón (Enoch), quién es el ser humano más elevado en el esquema y está incluso por encima de los arcángeles.
No son muchos los Seres que pertenecen a la Logia Blanca, pero los hay. El número de discípulos ha aumentado en los últimos tiempos. Todos los seres de la Jerarquía son iniciados mínimo de cuarto grado. Cada iniciación confiere una fuerza y un nivel de conciencia definido. La iniciación genera una expansión de conciencia, la Conciencia Universal nos permea y/o nuestra conciencia despierta por niveles.
Los Seres de la Jerarquia son de gran poder creador, voluntad, amor , unificación y sabiduría. Nos ponen en contacto directo con la sabiduría sempiterna que nos lleva a la identificación perfecta con la Unidad. Estos Seres están allí pendientes. El Maestro que acepta un discípulo está ahí pendiente todo el tiempo. Al aceptarlo quiere decir que fue aceptado como miembro inferior de la Jerarquía. Por lo tanto debemos tener responsabilidad con nuestras intenciones de vida, nuestras emociones, nuestros pensamientos. Debemos representar el papel para el que fuimos aceptados y elegidos.
Los discípulos deben ser seres de mente abierta, que estén desarrollando trabajo espiritual, deben ser magnéticos, tener impacto en el mundo, ser servidores de la humanidad, de entre ellos saldrán líderes que generen el cambio en todos los ámbitos de la humanidad. A través de discípulos en diferentes áreas se busca implantar un nuevo orden social.
Los iniciados deben hacer un esfuerzo profundo mental por romper los velos. Hay que formar grupos de servidores del mundo. El iniciado influye en el mundo por lo tanto no hay anonimato, se debe hacer difusión por el mundo para romper la costra pétrea de condicionamiento generada por la educación controladora.
El discípulo sabe que ha sido aceptado porque recibe un mensaje onírico, astral, intuitivo o de señales.
Debemos revisar en el campo individual que nos falta trabajar, en caso de no encontrar signos de dicho contacto. La Jerarquía está cerca, también el Maestro.
Señales de avance:
Aumento del magnetismo.
Aumento de la sensibilidad.
Conciencia ecológica.
Olvido de agravios del pasado.
Deseo de contacto místico interior con la Divinidad.
Recuerdo de la trascendentalidad de la vida.
Los conflictos de nuestra vida diaria deben estar arreglándose. El Karma se aminora. Los obstáculos se destraban. Aparecen oportunidades. Nos movemos de lugares a través de trabajo, familia,vivienda, para encontrar un trabajo superior real. Recibimos ayuda invisible que nos coloca en el lugar donde nos corresponde.
Si estamos estancados, hay obstáculos, dificultades, estamos en inercia… Tal vez es que pretendemos avanzar sin desarrollar nuestro corazón, sin meditar, ni tener disciplina. Entonces los sankaras no se queman. Esto pasa, cuando no vemos el karma a la luz de la conciencia o cuando no hemos hecho las transformaciones que evidencian que en realidad comprendimos y aprehendimos el conocimiento. Pero si insistimos en seguir caminando, el karma se precipita en el cuerpo físico en nuestras situaciones cotidianas. Si esto nos está pasando hemos entrado a un punto de inercia. Esto se da porque o enfrentamos nuestra sombra para transformarla en luz o se nos es mostrada desde afuera. Por lo tanto debemos hacer nuestra propia evaluación y reforzar la energía en el campo que corresponda.
Revisemos primero el cuerpo físico, su condición de salud, la alimentación, el nivel de descanso. Si hay necesidad de hacer una visita médica, hagamosla.
Luego el etérico. Miremos la vitalidad. Revisemos si descansamos poco o trabajamos demasiado, si necesitamos vacaciones, si requerimos comida más energética, más agua o ir a un lugar de la naturaleza que posea un éter más puro, que ya no tenemos en nuestras ciudades.
Recordemos que el éter químico reconstruye la estructura, sostiene patrones de organización, mantiene su información. Nuestro cuerpo es un río de energía que se cristaliza a través de un arquetipo.
El éter de vida viene del prana cósmico y nos lo da la luz solar principalmente o indirectamente a través del que hayan tomado animales y plantas. El éter del animal es más desgastado que el de las plantas porque el animal ya tiene mundo emocional. Por esta razón el éter de la planta es más vital. Por esto es importante ingerir ensaladas crudas y frutas. Recordemos que al cocinar los alimentos , el fuego quema los éteres. Si tenemos una estructura física completamente sana podemos optar por el vegetarianismo. Los humanos, tenemos un éter químico más complejo que requiere para su funcionamiento más de lo que nos pueden aportar las plantas. Si vemos que la estructura física se está deteriorando con el vegetarianismo hagamos un alto y revisemos nuestra dieta.
El éter lumínico nos da percepción, memoria, calor. Viene del sol. Si permanecemos fríos, debemos revisar nuestra provisión de éter. La mejor fuente de éter lumínico es el sol. También mejora con las actividades que requieren atención y concentración. Si realizamos estas actividades, atrapamos más fácilmente el éter lumínico. Hoy en día, usamos bloqueadores solares, que dificultan su atrapamiento. Recordemos que se ha demostrado ampliamente por la ciencia que la luz solar es necesaria para activación de vitaminas y procesos en el organismo. Busquemos la luz solar en horas tempranas de la mañana o al atardecer. Otra forma, de captar éter lumínico es crear en nuestra vivienda espacios de alta vibración que no estén contaminados. También puede ser asistir a templos o lugares sagrados o salir de la ciudad para buscar éteres más puros.
El éter reflector lo reponemos con la meditación o actividades intelectuales que requieran discernimiento profundo.
Debemos tener en cuenta que a veces el cuerpo físico no esta tan fuerte, sin éteres inferiores el vehículo físico se daña y puede hasta desencarnar. No debemos pretender ganar éteres superiores a expensas de los inferiores.
En el discipulado nos comprometemos a hacer obras en el mundo astral, inicialmente lo hacemos en forma inconsciente. Somos llevados por ayudantes del Maestro o discípulos o por el Maestro mismo a escuelas donde se recibe entrenamiento en enseñanza, salud, asesoría energética de acuerdo al tipo de conocimiento que tengamos. Si queremos ser conscientes de lo que hacemos en el mundo astral debemos tener éteres superiores que nos permitan la percepción en la noche. Recordar la experiencia vivida en el plano astral nos trae esperanza y confianza.
Realicemos retrospección consciente permanente. Debemos observar justo cuando tengamos esos momentos de mayor intensidad emocional, el momento donde se perdió el control. Solo observarlo, sin juicio…. La única pregunta posiblemente válida es para qué estoy viviéndolo. Se mira la naturaleza de la energía y su intensidad. La mente se enfoca en el momento y el espíritu aprende. Acostumbremonos a hacer el ejercicio de retrospección durante el día para darnos tiempo en la noche para realizar el trabajo de aprendizaje. El Maestro no va a asumir karma por el trabajo interno que no estamos realizando. Si gastamos mucho tiempo en las primeras etapas después de dormirnos haciendo la retrospección del día, no tendremos tiempo para ir a los sitios de enseñanza en el mundo astral. El espíritu hace retrospección todas las noches y en las lunaciones hace retrospección cada 15 días. Recordemos que como estamos en la dualidad debemos observar lo malo y lo bueno. Recordemos que después del purgatorio sigue el cielo.
Dependiendo de la intensidad del trabajo diurno, así será la experiencia nocturna. Todo trabajo del discipulado empieza en el cuerpo mental. Allí es donde debe realizarse el trabajo más intenso. Si hago bien el trabajo, genero la serena expectación, el equilibrio emocional.
Podemos pedir por nuestra sanación, ya que ella llegará, si karmicamente la merecemos o por gracia divina. Si nos sentimos cansados debemos hacer algo para revitalizarnos.
Las iniciaciones menores terminan cuando se completa el trabajo hasta terminar el 4 día de la creación. Es el momento en el que esta Saint Germain, a punto de terminar las iniciaciones menores, las cuales son 7(Misterios menores). Al terminar las iniciaciones menores se rompe el Samsara. Las iniciaciones de orden superior son las del trabajo de más allá del 4 día de la creación y son 5 (Misterios mayores).
En el momento en que el individuo logra hacer conciencia en el astral recuerda el trabajo que estaba realizando en vidas anteriores. El cuádruple cuerpo de la personalidad está listo para iniciar un trabajo serio cuando cumple 28 años, pasados siete años más, ya está listo para iniciar el proceso del discipulado. A los 49 como mínimo debe tenerse serenidad y armonía en la estructura.
Nota: Revisar al final, el articulo de ciclos septenarios, para realizar la auto-evaluación de lo que nos corresponde reforzar.
Debemos observar como individuos en que aprendizajes nos encontramos estancados, y preguntarnos cuales son los deseos que sostienen al ego allí. Que es tan satisfactorio para el ego que hace que quiera quedarse ahí. Que interés tiene de permanecer allí. Esas preguntas implacables al ego, hacen parte del sadhana de la auto-indagación. Por medio de este Sadhana, se cuestiona al Yo. Así, se cuestionaba al individuo hasta que salía lo que se encontraba escondido (por ejemplo, emociones) y en ese momento, le colocaban un espejo delante para que se observara.
A la pregunta Quien soy yo?... se responde Yo soy eso.
Debo preguntarme porque insisto en ser atrapado en cosas no trascendentales. Debemos vivir la vida de acuerdo a principios trascendentales. Realicemos auto-evaluación desde la dualidad y revisemos que tan centrados nos estamos volviendo. Estar centrado es estar alineado, alinearse no es visualizar los chakras en línea recta. Estar alineado es estar en la conciencia. Para alinearnos sirve el ejercicio de la meditación.
La intensidad del trabajo mental diurno es importante para liberar tiempo para hacer trabajo en el astral.
Como tarea es importante rastrear a los grandes maestros, los grandes discípulos, que también han pasado por todo el proceso como individuos de esta humanidad, ellos son seres de la Jerarquía, pidámosles su ayuda.
Hagamos el esfuerzo consciente para alcanzar la consciencia en el astral, lo cual es necesario para la iniciación. No estamos hablando de clarividencia, para lo cual, debemos venir con un plan astrológico especial. Cuando somos conscientes en el astral ( en la noche ), nos hacemos mas devotos, mas conscientes de las bendiciones que recibimos a diario. Entonces es cuando el yo, el ego, realmente se siente cuestionado y siente que no está invitado al proceso del discipulado. Se entiende la precisión de todos los seres, la perfección del Universo.
La estructura se perfecciona porque necesita lograr el conocimiento de los mundos. Al construir cuerpos perfectos nos hacemos creadores.
DEBEMOS MANTENER LA CONCIENCIA DE LA TRASCENDENTALIDAD.
Es importante ser consciente siempre del trabajo que estoy realizando, los beneficios que recibo de estar “en el atrio” de la Jerarquia, tener la seguridad de contar con la colaboración de todos los seres que han sido humanos o sus equivalentes, ya que ellos recorrieron el mismo camino y se adelantaron por el esfuerzo de su trabajo interno. No debemos descuidar el trabajo. Observemos atentamente, porque lo que precipitamos a nuestro alrededor es la mejor lectura de en donde estamos metiendo la pata.
Desarrollemos paciencia infinita, serenidad, calma inmediata frente a la perturbación emocional. Hasta que el proceso sea instantáneo. Nunca dejar que se demore la perturbación. Finalmente el ego morirá porque es una figura que hemos creado por los condicionamientos.
SOMOS INVITADOS A VIVIR UNA EXPERIENCIA CONSCIENTE EN EL MUNDO ASTRAL.
El despertar de la conciencia y los ciclos cósmicos
La Ley del Ritmo o Periodicidad nos enseña que en la Creación todo fluye y refluye, asciende y desciende, nace y muere, en periodos exactos de oscilación pendular, entre los dos polos determinados por la Ley de Polaridad. Esto nos indica que todo en la Creación se desarrolla siguiendo un movimiento ordenado dentro del cual existen momentos indicados para cada proceso. Esto da lugar a los ciclos de desarrollo y recapitulación que abarcan desde los grandes días de manifestación o Manvantaras, gigantescos períodos de creación que van acompañados de sus correspondientes noches Cósmicas o grandes Pralayas, gigantescos períodos de disolución, hasta los pequeños ciclos de vida y muerte de cualquier criatura. Cada ciclo macro o micro cósmico contiene dentro de sí un juego de ciclos menores que son representaciones exactas del gran ciclo. Podemos afirmar que siempre existirán ciclos dentro de ciclos, en un sistema holográfico o fractal como se le denomina en la actualidad. En cada ciclo particular sea grande o pequeño se trabaja sobre un principio especial y se busca llevarlo a la perfección, siendo ésta un programa ideal trazado en la Mente del Divino Arquitecto, hacia el cual avanzamos como quien camina tratando de llegar a la línea del horizonte, de tal suerte que una vez hemos avanzado, la meta se ve igualmente o más lejana, pero se trata de un horizonte distinto, cuyo propósito no es lograr que lo alcancemos sino hacer que caminemos, en un proceso llamado evolución.
Al comienzo de un ciclo grande, la vida parece regresar al comienzo como un péndulo que vuelve una y otra vez, de polo en polo, buscando el equilibrio, y los ciclos pequeños son etapas de recapitulación de procesos gigantescos que ya se han vivido pero que se repasan ahora a mayor velocidad, o etapas de preparación para futuros procesos que despertarán en futuros grandes ciclos. Para el caso de nuestra Corriente de Vida, nuestro Esquema Creador, que se desarrolla en siete mundos de diferente nivel de vibración, comprende 7 días de Creación o Períodos Mundiales, que se reflejan o subdividen en siete grandes Revoluciones Cósmicas o Rondas. Estas a su vez se subdividen en 7 periodos globales, ya que en cada revolución trabajamos en 7 globos diferentes. Los periodos globales se subdividen en 7 Épocas o Grandes Razas y cada una de éstas en Razas propiamente dichas, las cuales a su vez se fraccionan en 7 subrazas y éstas en encarnaciones o vidas. Cada encarnación se subdivide en etapas de siete años y representa en su totalidad todo el proceso creador del Esquema.
Nuestro Esquema creador particular se ha desenvuelto a partir de tres Fuerzas Cósmicas: Voluntad, Sabiduría y Actividad, las cuales se proyectan como Poder, Amor e Inteligencia Creadora. Nuestro Esquema se desarrolla en tres grandes Manvantaras o Grandes días de manifestación, estando en cada uno de ellos predominante una de las tres fuerzas, en su orden. En la actualidad estamos atravesando el segundo de estos Manvantaras y nos falta un tercero, estando formado cada uno de estos grandes períodos de Creación por todos los ciclos septenarios enumerados anteriormente y muchos otros que no menciono para no complicar la comprensión ahora. En cada día de manifestación las tres fuerzas obran todo el tiempo cumpliendo tareas diferentes.
La fuerza de la Inteligencia Creadora actúa primero, para construir los mundos que serán el campo de la evolución. Su tarea es gradual y se desarrolla conforme a las necesidades de las Corrientes de Vida evolucionantes. La fuerza del Amor-Sabiduría actúa en segunda instancia proporcionando las Corrientes de Vida, que a su vez se subdividen en Oleadas de Vida, es decir, esta fuerza vitaliza el Esquema. La fuerza dePoder-Voluntad actúa en tercer lugar para despertar la Consciencia de las aparentes entidades evolucionantes y llevarlas hasta la omniconsciencia.
La vida arquetípica ideal de un ser humano debe abarcar 147 años que son 3 grandes períodos de 49 años. En cada uno de estos períodos trabaja una de las tres grandes fuerzas en forma predominante. La fuerza de Inteligencia Creadora domina en el primer período, de 0 a 49 años; la fuerza del Amor-Sabiduría gobierna en el segundo período, de 49 a 98 años y la fuerza Poder-Voluntad gobierna el tercer período de 98 a 147 años. La mayoría de los seres humanos debe alcanzar por lo menos el segundo ciclo, el cual representa el segundo Gran día o Manvantara del Esquema actual, pero como éste aún no termina y vamos más o menos a la mitad, de igual forma los seres humanos alcanzan una edad promedio de unos 72 años que sería el fractal correspondiente a un ciclo y medio aproximadamente.
Cada período de 49 años se subdivide en 7 ciclos de 7 años equivalentes a los 7 días de Creación o Períodos mundiales . En total, los 147 años contienen 21 períodos de 7 años. Cada período de 7 años se subdivide a su vez en 7 períodos de un año y también, al igual que todo el ciclo de vida, por ser fractal de éste, en 21 períodos de cuatro meses. Los sub-períodos de 7 años y los menores de un año son etapas de trabajo recapitulatorias o preparatorias de cada día de la creación. Los 21 períodos de 4 meses( 3 ciclos por año, uno para cada una de las 3 fuerzas), representan momentos especiales de trabajo. Todo el ciclo de 21 períodos de 4 meses es gobernado por una fuerza planetaria o zodiacal principal que abarca todo el período y cada uno de los 21 ciclos permite el trabajo de otra fuerza planetaria o zodiacal abarcando con esto un trabajo gradual ordenado con las 22 fuerzas sagradas que nos dirigen (12 fuerza zodiacales y 10 fuerzas planetarias, los 22 senderos del árbol cabalístico).
La Chispa de la Llama Divina o Mónada, nuestro Ser Esencial, a imagen y semejanza de su Creador, irradia de sí una triple fuerza, las cual construye el triple Espíritu o Ego ( con E mayúscula). Poder- Voluntad se manifiesta como Espíritu Divino o Atma, Amor-Sabiduría como Espíritu de Vida o Budhi e Inteligencia Creadora como Espíritu Humano o Manas Superior. Este triple Espíritu se refleja en el foco llamado Mente y se refleja en un triple cuerpo: Físico, Etérico y Astral respectivamente, dando lugar a un juego de 7 vehículos primarios para el trabajo evolutivo. Cada día de la creación está dedicado a uno de estos siete vehículos e igualmente cada período de siete años y cada ciclo menor de un año está especialmente dedicado a este trabajo.
El primer ciclo de 49 años es recapitulatorio ya que corresponde al Primero de los tres grandes días o Manvantaras donde se trabajó fundamentalmente la fuerza de Inteligencia Creadora. En ese ciclo el juego de 7 cuerpos es reconstruido gracias a los átomos simientes que contienen toda la información de la experiencia adquirida en pasadas encarnaciones. Se hace en ellos alguna mejora, pero el karma acumulado de otras vidas se hace presente. En este ciclo, la fuerza de Inteligencia Creadora debe actuar en el individuo para construir el alrededor ambiente o campo de evolución de la encarnación.
En el segundo ciclo de 49 años se realiza el verdadero trabajo de la encarnación, donde es fundamentalmente activa la fuerza de Amor- Sabiduría correspondiente al Segundo Gran día del Esquema. El individuo debe aplicar todas sus fuerzas despiertas para este trabajo, haciendo uso de todas sus facultades y talentos, a la vez que hace un gran trabajo de interiorización que le permite descubrir falencias, corregir errores, pulir tendencias y desarrollar mejoramientos de sus estructuras. El tercer ciclo de 49 años es preparatorio de futuros trabajos y de vidas o niveles posteriores. Solo llegan a él quienes cumplen satisfactoriamente las dos anteriores etapas. Este ciclo maneja la tercera fuerza, Poder Voluntad y es una etapa de alto contacto espiritual, si las condiciones de los cuerpos son óptimas para el trabajo, lo cual implica que se ha vivido sabiamente en las etapas previas. El número de años vividos no indica necesariamente que el individuo ha despertado al nivel de conciencia correspondiente pero sí señala que los vehículos están ya listos para ese proceso. El espíritu puede haber o no aprovechado la oportunidad. También puede indicar que en una encarnación anterior se alcanzó el nivel pero que alguna situación kármica impide su manifestación.
En el primer ciclo de siete años, del primer ciclo de 49, nuestra primera infancia, se trabaja fundamentalmente sobre el Cuerpo físico. Los demás cuerpos de la personalidad permanecen en un estado de incubación o latencia. Este primer desarrollo físico será complementado durante otros tres períodos de siete años, hasta los 28, al igual que sucede en el proceso macrocósmico, en el cual en cuerpo físico comenzó en el primer día de la Creación y se perfeccionará al final del cuarto. En el último año de este ciclo, de 6 a 7 años, despierta el Espíritu Divino o Atma al igual que ocurrió en la última revolución Cósmica o ronda del Primer día creador.
En el segundo ciclo de siete años, de 7 a 14, despierta o nace el cuerpo vital o etérico, se trabaja sobre él y se reconstruye hasta el quinto período, hasta los 35 años. En el penúltimo año de este ciclo, de 12 a 13 años, despierta de su letargo el Espíritu de Vida o Budhi y de los 13 a 14 se activa la conexión con Atma.
En el tercer período de 7 años, de 14 a 21, la adolescencia, despierta el cuerpo astral o Emocional, junto con sus oleadas de emociones, se trabaja en él y se reconstruye hasta el sexto período, el cual culmina a los 42 años. De los 18 a 19 despierta el Espíritu Humano o Manas o Mente Superior, de los 19 a 20 se activa su conexión con Budhi y de los 20 a 21 con Atma.
En el cuarto ciclo, de los 21 a 28 años, la Juventud, despierta el cuerpo mental, se trabaja en él y se construye hasta el séptimo período, el cual finaliza a los 49 años. A partir de los 25 a 26 debe comenzar la construcción del puente que establecerá la conexión del cuerpo mental con el Espíritu Humano o Mente Superior. De los 26 a 27 comienza el trabajo de conexión con Espíritu de Vida o Budhi y de manera similar de los 27 a 28 comienza el trabajo de conexión con Espíritu Divino o Atma. Esta triple conexión que constituye la parte superior del Cordón de Plata, que aún no se ha alcanzado en el proceso evolutivo, es el trabajo anticipado ya que constituye una labor a realizarse durante la quinta, sexta y séptima Rondas o revoluciones del presente día de la Creación llamado Período Terrestre en nuestro Esquema particular de evolución. Este trabajo puede también ser reforzado durante los períodos septenarios quinto sexto y séptimo los cuales recrean no solo los tres últimos días creadores sino también las revoluciones correspondientes. Es a partir de estas edades que deben ser comenzadas las prácticas de meditación, contemplación y adoración o éxtasis espiritual, ejercicios espirituales cuyo propósito es efectuar las conexiones mencionadas. Si no se ha hecho un trabajo previo al respecto en otras encarnaciones, lo cual se evidenciará notoriamente en la vida del individuo ya que toda anterior iniciación debe ser recordada conscientemente y el poder alcanzado despertará tal vez en los primeros años de vida, todo trabajo de meditación, contemplación o ejercicios de mayor nivel a edades tempranas constituye un trabajo prematuro que puede producir fuertes alteraciones o patologías mentales de diversa índole. En esta época de 21 a 28 en la que culmina el trabajo reconstructivo de cuerpo denso, trabaja intensamente Espíritu Divino o Atma, reincorporando la quintaesencia del trabajo de reconstrucción y recapitulación kármica de Cuerpo Físico. El Alma Consciente, fruto de este proceso alcanza el nivel de la encarnación pasada y si el trabajo es bien realizado se alcanza una leve mejora junto con la eliminación de programas errados en relación con hábitos, tendencias y situaciones kármicas, incluidos patrones de enfermedad que nuestro vehículo físico trae de otras encarnaciones.
En el quinto ciclo, de los 28 a los 35 años, la adultez, Espíritu de Vida, el cual se refleja en el Cuerpo Etérico, que termina aquí su reconstrucción, extrae la quinta esencia de la experiencia etérica vivida en la reconstrucción y en la recapitulación kármica. Alma Intelectual, fruto de este proceso alcanza el nivel anterior junto con las correcciones y mejoras correspondientes, si se ha hecho un buen trabajo ( recordar aquí que nuestra Alma constituye el triple fruto de la evolución, como reflejo del triple aspecto de la Chispa de la Llama Divina o Mónada).
En este ciclo hay trabajo especial de Espíritu Humano. Este quinto ciclo de siete años es esencialmente una etapa preparatoria para las futuras condiciones del período de Júpiter, pero también recrea la Quinta Revolución Cósmica, donde El Espíritu Humano es despertado. Este vehículo sale de su letargo en esta época y ejerce su influencia separatista y de independencia. La energía del Espíritu Santo influencia poderosamente la vida del individuo. Es una buena etapa para independizarse, para casarse, para tomar partido, para elegir una ruta definida. También es la época ideal para la meditación profunda que nos permite entrar en contacto con el mundo de las ideas. Siendo el Espíritu Humano, el que expresa La energía creadora del Espíritu Santo, es esta la edad propicia para intensificar nuestro poder de Epigénesis. Es la época de la inteligencia, de la invención, de la creatividad, de la acción sabia. La clave de toda esta etapa es independencia creativa e inteligente.
En el sexto ciclo, de 35 a 42, Espíritu Humano, extrae la quintaesencia del cuerpo Emocional, que termina aquí su reconstrucción. El Alma Emocional, fruto de este trabajo, alcanza el nivel de vida anterior, junto con las mejoras correspondientes.
Este sexto ciclo de siete años es una etapa preparatoria para las futuras condiciones del Periodo de Venus, pero también recrea la sexta Revolución Cósmica, donde el Espíritu de Vida tiene su acción predominante. Este vehículo tiene un nuevo despertar y ejerce su fuerza unificante, dejando sentir la poderosa energía de Cristo en la vida del individuo. Es una época adaptada para el despertar del Cristo interno y para afianzar nuestros principios de Unidad y Fraternidad Universal, rompiendo la influencia separatista. La subdivisión septenaria, siguiendo la clave recapitulatoria nos da la guía de
acción en estas edades.
En el último ciclo del gran ciclo de 49 años correspondiente a la fuerza de Inteligencia Creadora, de 42 a 49, se hace una última recapitulación reconstructiva, año por año para cada vehículo y muy especialmente para el cuerpo mental el cual termina aquí su reconstrucción completa.
Este séptimo ciclo de siete años es una etapa preparatoria para la divinas experiencias del Período de Vulcano o séptimo día creador, y una recapitulación de la séptima revolución cósmica y el séptimo globo, donde la actividad del Espíritu Divino predomina. Durante este ciclo el trabajo consiste en la educación de la voluntad humana para la aceptación de la voluntad Divina mediante el conocimiento y colaboración con el plan evolutivo. Este septenario debe estar dedicado a la práctica de la adoración y a la vivencia espiritual más elevada, mediante la disciplina no dogmática ni represiva y la acción recta.Igualmente, cada uno de los siete vehículos se dispone especialmente para ser interpenetrado, en un nivel más alto, por la fuerza de Amor- Sabiduría que gobernará especialmente en el segundo ciclo de 49 a 98 años.
La edad de 49 años representa un verdadero segundo nacimiento. Es la época del despertar del segundo Aspecto- Fuerza que venimos trabajando desde la aurora de este Segundo Gran día o Manvantara. Antiguos hábitos destructivos, patrones emocionales caducos y vicios mentales deben ser dejados atrás por el aspirante a la vida Superior si desea despertar en plenitud esta Segunda Fuerza. De lo contrario, rodará solamente por la rueda del ciclo anterior, siguiendo un patrón en círculo en lugar de abordar el sendero en espiral, propio de un correcto sendero evolutivo. El sendero circular indicará que la anterior etapa no fue vivida plenamente y los errores no corregidos aparecerán, generando diversas patologías crónicas, a nivel físico, emocional y mental, que pondrán en evidencia las grandes falencias que impiden entrar en la onda superior de la espiral. En la mayoría de las personas es la etapa de los desórdenes crónicos y este sendero llevará al deterioro y destrucción de los vehículos constituyendo tan solo una etapa de ajuste kármico que será vivida encarnación tras encarnación hasta que karma se agote y se entre en el proceso real del despertar del Amor- Sabiduría. ( Para una explicación más detallada, año tras año, del primer ciclo de 49 años lea el artículo “La Recapitulación en la Vida diaria” escrito por mí hace algunos años, disponible en PDF, anexo).
Si alcanzamos correctamente la segunda voluta de la espiral ascendente, a partir de los 49 años, la Segunda Fuerza, Amor- Sabiduría, despertará de su letargo e irradiará a través de los siete vehículos, en forma paulatina, siguiendo el curso ordenado de siete nuevos períodos septenarios.
A los cuarenta y nueve años el hombre ha vivido en pequeño los siete días de la creación y se prepara para otro nuevo ciclo que representa un nuevo esquema evolutivo, otro día de manifestación. Estos al igual que todo nuestro proceso siguen un orden perfecto de tal suerte que el primer ciclo septenario (primeros cuarenta y nueve años de vida) corresponden a una vida de expresión física donde el desarrollo del Cuerpo Denso y la educación de la Voluntad son las claves a seguir. Este segundo juego de de cuarenta y nueve años corresponde al Cuerpo Vital y a su contraparte el Espíritu de Vida y la nota clave es el Amor. Esta nota clave se relaciona con Chokmah cabalístico o el principio Crístico.
Cada septenario de esta segunda vuelta corresponde igualmente a una etapa recapitulatoria y de trabajo, relacionada con uno de los siete Períodos mundiales de creación, o con una revolución cósmica, globo, época, raza o subraza. La Fuerza Amor- Sabiduría ya ha sido incorporada en nuestros vehículos en pasadas encarnaciones y permanece latente en los átomo simientes, despertando gradualmente en cada uno de los subciclos correspondientes, en el primer ciclo de 49 años, principalmente en los años que corresponden a Espíritu de vida ( 5-6, 12-13, 19-20, 26-27, 33-34, 35-42, 47-48), pero con un despertar total en este segundo gran ciclo. Espíritu de Vida o Budhi es el aspecto de nuestro Yo Superior que fue emanado del segundo aspecto de la Mónada, Amor-Sabiduría y es el vehículo espiritual que nos permitirá funcionar conscientemente en el Mundo del Espíritu de Vida o Mundo Búdhico, también llamado Mundo Samádico o Intuicional, siendo este nivel cósmico el mundo donde cesa completamente toda diferenciación y se alcanza contacto pleno con la Unidad universal.
En el primer ciclo, de 49 a 56, el cuerpo físico debe ser convenientemente revisado y purificado para que alcance un nivel vibratorio superior, una voluta más de la espiral ascendente. El Amor debe irradiar de él. Deben haberse superado toda clase de bloqueos en la expresión afectiva. Si no es así, es una buena época para hacerlo. Aquí es importante considerar que el cuerpo denso debe ser nutrido con sabiduría y debe atenderse cualquier rezago de enfermedad que aparezca en él. Es la época para aprender acerca del efecto en este cuerpo de mala alimentación, sobresfuerzo, abuso o desorden de la sexualidad, emociones negativas, pensamientos destructivos, tendencia egoísta o separatista, tendencia anti solidaria, debilidad de la voluntad o cualquier otra fuerza mal usada o canalizada proveniente de los demás vehículos. En cada uno de estos 7 años ha de considerarse el vehículo correspondiente, su relación con el denso y el mejoramiento de la armonía entre cada par, con el objeto de espiritualizar el vehículo material a tal punto que se convierta en un verdadero canal para la Fuerza de Amor o Fuerza Crística. El discípulo ha de desarrollar y manifestar corporalmente, en esta época, afectuosidad, magnetismo, sanidad, solidaridad y misericordia. Todo contacto corporal ha de transmitir amor en su más pura manifestación. El trabajo del cuerpo denso que comienza aquí tendrá cuatro nuevos estadios de 7 años y será terminado en el septenio de 70 a 77.
En el segundo ciclo, de 56 a 63, el cuerpo Etérico vuelve a tomar protagonismo. Siendo este el reflejo de Espíritu de Vida y este a su vez proyección del Segundo Aspecto. Este septenio tiene gran importancia. Es época para espiritualizar el cuerpo Vital , para lo cual el cultivo de los llamados éteres superiores es necesario. Estos dos éteres llamados luminoso y reflector son el asiento de la percepción y la memoria y son la clave del mejoramiento conductual del ser humano pues es aquí donde se fijan fuertemente los programas de vida y conducta. La oración desde el corazón y el discernimiento son claves en este proceso así como el estudio profundo de grandes verdades espirituales, puesto que la clave de la grabación en el cuerpo etérico es la repetición. Lecturas, audios, conferencias, vídeos y toda clase de ayudas de conocimiento espiritual son muy útiles para este tiempo. El desarrollo de los dos éteres superiores capacitará al individuo para el aprendizaje por método directo en los mundos de vibración superior ya que estos dos principios pueden ser separados del vehículo físico para ser llevados como instrumentos de registro por el Ego durante vuelos anímicos por planos superiores de consciencia. Para el desarrollo del cuerpo Vital es necesario el cultivo de una actitud amorosa y solidaria en relación con el medio circundante. Esto constituye el amoroso espíritu Crístico o irradiación Búdhica que permite la manifestación del Segundo Aspecto lo cual equivale al nacimiento del Cristo Interno. Aquí es necesario, a la par que se efectúa el anterior trabajo, el economizar éter en sus dos aspectos inferiores, llamados químico y de vida con el objeto de aumentar los superiores. Para ello, una sana alimentación evitará el desgaste, al igual que la moderación con el ejercicio físico y el uso de la sexualidad. A este respecto, toda promiscuidad debe haber cesado a esta altura de vida, con el objeto de evitar la contaminación de los éteres. Una vida sexual moderada y sana debe ser llevada por el aspirante al discipulado para evitar represión destructiva. El celibato absoluto solo se sugiere para los iniciados de alto grado que han logrado el despertar del poder creador de la palabra y pueden canalizar en forma perfecta el poder de la energía sexual no utilizada.
Por ser el cuerpo Vital el vehículo inferior de consciencia, ya perfeccionado por los Ángeles, el contacto con esta Jerarquía puede ser de gran utilidad en este septenio. Se sugiere al aspirante al discipulado el estudio de los llamados Coros Angélicos o Jerarquías creadoras y en especial el Coro de Ángeles. Es de utilidad que se conozca el sistema de correlación y trabajo de estas Jerarquías con cada ser humano de acuerdo con su carta Natal. Es muy útil el estudio de los 72 ángeles de la cábala, regentes del zodíaco y, para esta época especialmente, el estudio de los 8 representantes angélicos correspondientes ( del 65 al 72). El libro “Los Ángeles al alcance de todos” del Iniciado Kabaleb puede ser una buena guía para introducirse en este tema. La Jerarquía de los Ángeles es la actualmente encargada del desarrollo, perfeccionamiento y espiritualización de los cuerpos vitales de plantas, animales y humanos. También pueden ser utiles los libros “La estructuración dévica de las formas” y “Los Ángeles en la vida social humana” del Iniciado Vicente Beltrán Anglada.
El tercer ciclo, de 63 a 70 años, es nuevamente del predominio del cuerpo de deseos el cual debe ser espiritualizado. El Amor-Sabiduría debe inundar el campo de acción de este vehículo para permitir elevar el grado de vibración de nuestras emociones, deseos y sentimientos en los cuales debe primar la nota clave del Segundo Aspecto. La espiritualización de las emociones implica una dura batalla contra el egoísmo, un gigantesco dragón de 7 cabezas formado por el desborde y pérdida de control de energías planetarias: la solar soberbia. La venusina lujuria, la mercurial envidia, la lunar pereza, la saturnina avaricia, la jupiteriana gula y la marciana ira. Las positivas emociones que contrarrestan estas fuerzas negativas deben ser desarrolladas a partir de la transmutación de éstas. Sugiero estudiar el artículo “ El Culto a la Personalidad” de mi autoría, el cual les anexo a este escrito. El conocimiento de la Ley Divina debe constituir el código de acción del aspirante. Estudiar las Leyes de la Naturaleza es clave en esta época: Mentalismo o Unidad Universal, , Polaridad, Género, Ritmo, Causalidad, Correspondencia o Analogía o Afinidad y Vibración (Ver “ El Kybalión”, por Tres Iniciados).
La corrección del cuerpo de Deseos o Astral, reflejo del espíritu Humano o Manas superior, reflejo del Tercer Principio, lleva al establecimiento equilibrante del Segundo Principio, el Amor-Sabiduría. En la cabalá, la corrección perteneciente a la columna de la izquierda o del Rigor comandada por Binah, equivalete al Espíritu Santo, lleva a la cesación de todo karma mediante la acción equilibrante de Chokmah, equivalente al Cristo cósmico, perteneciente a la columna de la derecha, la de la Misericordia, que nos trae como regalo la Sabiduría.
En esta época es deseable la ayuda de los Arcángeles, jerarquía actualmente encargada del Cuerpo Astral. Conviene estudiar la acción y beneficios de los 8 representantes Arcangélicos (57 al 64) dentro de los 72 genios de la cabalá.
El cuarto ciclo, de 70 a 77 años, corresponde a la Mente concreta. Es el septenio para espiritualizar la Mente. Ha de revisarse aquí la correcta conexión de ésta con los vehículos de la personalidad, físico, etérico y astral, de los cuales debe ser su comandante y con los vehículos de la Individualidad, Atma, Budhi, Manas o Espíritus Divino, de Vida y Humano respectivamente. Es también el tiempo de corregir antiguos patrones mentales caducos o anquilosados y de eliminar los vicios mentales, a los cuales me referiré en una futura entrega.
En este septenio termina el trabajo de espiritualización del cuerpo denso en el segundo gran ciclo de 49 años. Espíritu Divino extrae la quintaesencia de este trabajo y lo convierte en Alma Consciente.
Pueden ayudarnos en este ciclo los Señores de la Mente o Principados ( ver genios cabalísticos 49 a 56). Esta Jerarquía es la actualmente encargada del cuerpo Mental.
El quinto ciclo, de 77 a 84, es el tiempo de Espíritu Humano. Es época de vencer toda influencia separatista y romper apegos y barreras, al tiempo que se evalúa el trabajo real individual realizado pues esta época es de creatividad pues la energía de Inteligencia Creadora está en predominancia para ser integrada a Amor, propio de este segundo gran ciclo. Es el tiempo de ofrecer frutos propios que beneficien al colectivo. Es tiempo de entrega total sin búsquedas de reconocimiento o recompensa. En este ciclo, Espíritu de vida recoge la quintaesencia del trabajo de espiritualización del cuerpo etérico, que termina aquí y lo convierte en alma Intelectual. Es tiempo de Meditación. Son de gran ayuda Las Virtudes o Señores de la Forma ( ver genios 41 a 48).
El sexto ciclo, de 84 a 91, es muy importante ya que es el ciclo de Espíritu de Vida, reflejo de Segundo Aspecto, fuerza central de todo este gran ciclo de 49. Es época de manifestación del Amor más elevado, la expresión hacia el mundo del Cristo Interno, la exteriorización de la Sabiduría destilada. Aquí termina también la espiritualización de cuerpo Astral y Espíritu Humano toma su quintaesencia y la transforma en Alma Emocional. Es un tiempo para trabajar la Fraternidad Universal. Es tiempo de Contemplación. Son de ayuda Las Potestades o Señores de la Individualidad ( genios 33 a 40).
El séptimo ciclo, de 91 a 98, es el momento de Espíritu Divino o Atma. Es la hora de la Adoración que nos lleva al sentimiento perfecto de unidad con la Totalidad. Es también el ciclo donde termina la espiritualización de la Mente luego de su cuarto período septenario. En este ciclo nos ayudan los Señores de la Sabiduría o Dominaciones ( genios cabalísticos 25 a 32). Todo este septenio es a la vez recapitulación, año tras año de todo el segundo gran ciclo de 49 y cada vehículo se prepara en su respectivo año para ser interpenetrado por el despertar o el advenimiento de una Tercera Fuerza, Poder Voluntad, la que gobernará en el tercer gran ciclo de 49, si la encarnación prosigue, al haber alcanzado los standares requeridos para ello, es decir si se pasó exitosamente por el ciclo de Amor- Sabiduría.
El Tercer gran ciclo de 49 años, de 99 a 147, es preparatorio y constituye un período de anticipación reservado a quienes aprobaron satisfactoriamente los dos cursos anteriores y aún mantienen sus vehículos en óptimas condiciones para un proceso más avanzado que corresponde a la acción de la Tercera Fuerza, Poder Voluntad. Esta irradiará a través de todos los cuerpos en sus respectivos septenios y llevará al ser a la trascendencia, al contacto consciente con la Unidad de toda Vida. La Fuerza cabalística de Kether, el Padre será reinante en este gran ciclo y despertará al ser a la omni-consciencia, proceso que será paulatino y que será continuado en futuras encarnaciones si no se logra la liberación.
Todas las fuerzas despertadas, todos los logros alcanzados serán incorporados a los átomos simientes y entrarán en estado de latencia o noche cósmica al final de la encarnación, para despertar después del largo sueño de la muerte , en una nueva encarnación, después del necesario proceso de recapitulación.
Los seres que van alcanzando un nivel de evolución más avanzado o que desean avanzar a una mayor velocidad, no necesitan esperar el lento proceso recapitulatorio de cada siete años para recapitular o desarrollar algún aspecto de cada vehículo, sino que pueden hacerlo dentro de la espiral más pequeña de un solo septenario, donde el trabajo de cada vehículo pude hacerse en un año. De esta manera los Discípulos e Iniciados trabajan a una velocidad sorprendente, sin infringir la Ley Cósmica. Igualmente si alguien dejó pendiente un trabajo de un vehículo dado en su septenario correspondiente, puede recuperar el tiempo mediante un trabajo más intenso en el año correspondiente del siguiente ciclo
de siete años. Este ritmo, llamado la ronda interna, permitiría a un individuo realizar siete espirales completas en lugar de una en cuarenta y nueve años, con lo cual adelantaría el trabajo de varias vidas. Y se aún quisiera ir a mayor velocidad lo cual necesariamente multiplicaría la intensidad de su trabajo espiritual, puede tomar la ruta de espirales más pequeñas contenidas en cada año, en cada mes y aún en cada semana.
La recapitulación es un proceso que se vive permanentemente y aún dentro de cada año hay pequeñas espirales individuales para cada persona con mágicas divisiones septenarias de las que puede deducirse la clave de acción inteligente y amorosa bajo el concurso de la voluntad Divina para llevar una vida completamente adaptada a la leyes cósmicas. El autor considera que todo aspirante al discipulado y a las Iniciaciones de avance evolutivo debería conocer este esquema a profundidad para avanzar rápidamente en el sendero, alcanzando cada vez mayores alturas y siguiendo el gran lema de la evolución: Arriba y hacia delante siempre siempre.
José Vicente Ortiz Z. ( Alipur Karim)
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