La irrelevancia de la existencia o inexistencia del Creador
(Cuando la Nada es la esencia de Todo)
Cuando un científico alude a su creencia en la inexistencia de Dios, hace un flaco favor a la Ciencia y ya se cataloga, a sí mismo, como en creyente de una Religión; o mejor dicho una anti religión: El Ateísmo.
Un verdadero servidor de la Ciencia debería de autodenominarse como escéptico o, aunque de forma quizá no muy apropiada, como agnóstico; pero nunca como ateo, dado que al hacerlo da por sentado que lo conoce todo y eso lo elevaría al altar de la presuntuosidad.
Algunos eluden la palabra Dios, dioses o Creador haciendo mención de un Principio Cósmico Universal que ha dado lugar a todo y que lo sustenta todo. Evidentemente ese principio existe; pero no tal y como se lo imagina, dado que no es principio u origen de nada y tampoco es creador aunque sí sea la esencia de todo lo que nos rodea, sea aquello visible o invisible.
Existe un Multiverso infinito que jamás tuvo un principio y que ha existido desde siempre y al que se le presupone que jamás tenga un final. Dentro de ese, repetimos, infinito Multiverso, nuestro universo conocido no dejaría de ser más que una partícula insignificante y donde se están produciendo una serie de experiencias que probablemente no sean para nada originales porque quizá ya se hayan dado con anterioridad o se estén dando simultáneamente en muchos otros universos de forma idéntica o con algunas variantes.
Hablaban los griegos del Nous como de la esencia del Cosmos, a modo de manto líquido que lo inter penetrara todo y de lo que todo estaba formado. Esa esencia también vendría a denominarse, cerca de nuestra época, como éter lucífero (Luminiscente) dado que sería la esencia necesaria por la que pudiera expandirse y viajar tanto la propia luz como el resto de ondas electromagnéticas invisibles como las de la radio. En la actualidad, a esa esencia se la autodenomina como Campo de Higgs gracias al descubrimiento del Bosón del mismo nombre, por su descubridor, y también denominado como partícula de Dios.
Algunos científicos enamorados de las matemáticas puras, solo unos pocos, tienen la teoría que más allá del mundo cuántico se encontraría el Mundo oceánico de las cuerdas y que vendrían a ser a modo de sub partículas de una sola dimensión, eso es bastante difícil de comprender, y cuyas vibraciones darían lugar tanto a las partículas cuánticas de las que está compuesto todo, como al propio océano donde esas partículas estuvieran obligadas a desenvolverse.
Bien hablar de una sola dimensión es como hablar de nada; porque todo lo que existe por minúsculo que sea es de naturaleza tridimensional y algo que no posee más que una sola dimensión solo puede ser una cosa, Nada, simple y llanamente nada y por eso denominamos a la Nada como la esencia de la que está compuesto el Multiverso. Una esencia que impide que el vació teórico absoluto pueda jamás llegar a existir.
Pero algo tiene que ser esa Nada para poder constituir todas las maravillas, aunque imperfectas, que podemos vislumbrar con nuestros sentidos materiales e intuir con nuestra inteligencia. Eso es, ahí es donde queríamos llegar porque esa Nada que ni siquiera podría denominarse energía porque también es la esencia de la que aquella estaría formada no es otra cosa que la Mente Universal y que está permanentemente manifestándose, conscientemente, mediante las cosas que nos rodean y es una falacia pensar que porque una roca o una insignificante mota de polvo no pueda moverse por sus propios medios esté desposeída de consciencia. La Consciencia se manifiesta en diferentes grados y niveles siendo la más elevada y conocida, de forma presuntuosa entendemos, la propia del Ser Humano.
Nosotros somos tan conscientes de nuestra existencia como el gato de nuestra casa o las plantas de nuestro jardín; pero también como las rocas del parque de Yellowstone. La Mente es un principio básico e inherente a la eternidad del Multiverso y trata de manifestarse, conscientemente, en gradaciones cada vez más elevadas mediante las partículas que produce con la vibración de esas cuerdas mono dimensionales a las que algunos teóricos denominan súper cuerdas y que sin embargo son sustancialmente nada.
Por lo tanto cuando se habla de Mente Universal, ahora Multiversal, en realidad nos estamos refiriendo a la, pre sustancia que lo conforma todo incluso a nosotros mismos; luego entonces si decidimos denominarla Dios estaríamos asumiendo que nosotros estamos compuestos de Dios y por lo tanto somos Dios. Por el contrario el Ateo adoctrina a sus discípulos diciéndoles que el Multiverso no necesita de algún Dios, luego tampoco de una Mente Creadora, sea individual o Universal, dado que el Multiverso es matemático; pero eso es una supina tontería, dado que la Matemática es una invención del Hombre, una mera herramienta, con la que ha llegado a comprender una parte insignificante de una porción del mundo que lo rodea.
Dicho todo lo anterior nuestra conclusión es que tanto los creyentes en un determinado Dios o Principio Creador como los puramente Ateos están, ambos, en lo cierto al menos en algunas cuestiones dispares; pero también se encuentran tremendamente equivocados en lo esencial.
Dios tal y como nos lo presentan las más diversas religiones es una falacia incongruente; pero, por otro lado, determinar que la mente es simplemente el producto de la evolución de la materia es, por decir finamente, una supina estupidez; dado que es la vibración de esa Mente multiversal infinita y eterna la que está continuamente en actividad produciendo el cambio en las cosas y manifestándose de múltiples modos y siempre consciente de sí y de sus criaturas que no de sus creaciones, pues las tales no somos otra cosa que diferentes manifestaciones de su inherente actividad.
La Mente da lugar a la existencia de la Cosa primero y luego la transforma y hace que se mueva dándole la vida para, tras sucesivas transformaciones, mostrarse así misma mediante una Consciencia cada vez más manifiesta. Luego si El Todo formara parte del Uno podríamos determinar que existe una mente creadora universal e individual; pero si hemos determinado que esa Unidad, como tal no existe; solo podemos llegar a la única conclusión de que el Todo está constituido de la Nada preexistente y eterna, luego nada existe puesto que lo existente, el Todo, solo es un mero reflejo de la Nada.
No seamos pretenciosos intentando denominar a la Nada, la Mente Universal, con los nombres creados por las partículas que la componen. El Ateo es un presuntuoso acientífico, dado que una cosa es el escepticismo que debería de acompañar a todas sus investigaciones y otra cosa muy distinta el convertirse en baluarte de la más supina estupidez al considerar que las cosas existen porque sí de forma espontánea y sin que nada ni nadie las haya constituido y puesto en el lugar que les corresponde.
Algunos científicos están sobrevalorados y su ateísmos es producto del rencor hacia su propia y miserable existencia.
Aralba
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