viernes, 24 de octubre de 2014

La Ciencia Oculta I (presentaciones y prefacios)


La Ciencia Oculta I (presentaciones y prefacios)


Cosmovisión Rosacruz del Cosmos según Steiner

(Homenaje al Maestro de maestros Rudolph Steiner)

Cuarenta y siete páginas de la Ciencia Oculta, incluyendo los prefacios a las respectivas ediciones así como el primer capítulo completo utiliza Rudolph Steiner para intentar hacer comprender, a los eruditos de su época, del porqué la utilización del Término Ciencia y del porqué Oculta. Steiner escribía para un público culto, preparado y poco dado a las fantasías que necesitaba carne que digerir no la leche que se les proporciona a los infantes que aún no tienen el aparato digestivo preparado para recibir alimento consistente.

Es Ciencia, dice, porque se utiliza un método de razonamiento propio del ámbito científico y oculta no porque sea algo que se haya mantenido, o deba mantenerse en secreto sino porque no es perceptible a nuestros instrumentos científicos ni comprensible a un simple y superficial razonamiento intelectual; no obstante dicho esto, el proclama que todo lo expuesto en este Libro es fruto de su Imaginación, como no podía ser de otro modo y que no es producto de una amalgama intelectual de escritos leídos por él con anterioridad.

El habla de mi Libro, de mi Ciencia Oculta porque es su versión particular de lo que ha podido observar de los mundos espirituales. Posteriormente nos indicará que esa visión suprasensible era carente de algún significado lingüístico y que trató de poner palabras a los símbolos  arquetípicos utilizando lo que el ya conocía de las diferentes tradiciones antiguas e incluso de la Teosofía.

La primera presentación o prefacio está fechada a diciembre de 1909 y en junio de 1913, cuando se realiza la cuarta edición del Libro, en su presentación nos dice:

“Para terminar, el autor quisiera hacer notar que incluso los lectores benévolos deberían tomar sus palabras simplemente por lo que expresan en virtud de su contenido. Hoy día se observa la tendencia de dar a tal o cual movimiento espiritual, uno u otro nombre sacado de la antigüedad; para muchos, solo así adquiere valor. Sin embargo, permítasenos preguntar: ¿qué ganarían las ideas de este Libro con que se las califique de “rosacrucianas” o algo parecido? Lo que importa es que pretendemos, con los medios posibles y adecuados en el movimiento evolutivo actual, adquirir una visión de esos mundos suprasensibles y, desde este punto de vista, considerar los enigmas del destino y de la existencia humana más allá de los límites del nacimiento y de la muerte. No se trata, pues, de un esfuerzo que lleve éste o aquél nombre antiguo, sino de una aspiración hacia la verdad.

También se han utilizado calificativos malintencionados de la cosmovisión expuesta en este Libro. Aparte de que son absurdos y objetivamente falsos tales calificativos con que lo opositores han querido zaherir y desacreditar gravemente al autor, la bajeza de los mismos se caracteriza por el hecho de que quienes los manejan, denigran un esfuerzo “independiente” hacia la verdad, no juzgándolo por lo que es en sí mismo, sino queriendo sugestionar a los demás para que haya subordinación a tal o cual tendencia, ya sea personalmente inventada, ya sea gratuitamente aceptada y difundida. Si bien han sido necesarias estas palabras en vista de algunos ataques, le repugna al autor extenderse más sobre el asunto en este lugar.”

Según vimos antes, en el prefacio a la séptima edición, el 10 de enero de 1925, Steiner dice:

“El contenido de lo percibido espiritualmente puede traducirse tan solo en imágenes (imaginaciones), a través de las cuales hablan inspiraciones que proceden de sustancialidad espiritual, intuitivamente vivida. En La Ciencia Oculta y en mi libro ¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores?, se encontrará lo esencial acerca de la naturaleza de la Imaginación, Inspiración e Intuición.

Pero el expositor de imaginaciones procedentes del mundo espiritual no puede, hoy en día, limitarse a exponerlas simplemente, pues si lo hiciera, presentaría algo que se encontraría frente al contenido de conocimiento de nuestra época como contenido de conciencia completamente distinto, sin ninguna conexión con aquél. 

El expositor debe enriquecer la conciencia actual a través de lo que puede captarse mediante otro tipo de conciencia, esto es, mediante la que se dirige al mundo  espiritual (…) Quien, si bien sintiéndolo apenas, deje que en su juicio se introduzca la afirmación de que lo contemplado espiritualmente es incomprensible para la conciencia ordinaria todavía no vidente –a causa de sus limitaciones-, se encontrará con que este juicio emotivo se convierte ante su captación en oscura nube; y, efectivamente, no podrá comprender. 

En cambio, lo contemplado será enteramente comprensible para la conciencia no vidente, libre de prejuicios, si el vidente logra expresarlo en forma de pensamientos; y es entonces tan comprensible como lo es el cuadro terminado para el que no es pintor (…) Para que exista realmente una comprensión de esta especie, el vidente espiritual debe llevar sus percepciones hasta verterlas en un molde de pensamientos, sin que así se pierda su carácter imaginativo.

Todo esto estaba presente ante m Alma mientras elaboraba mi “Ciencia Oculta”.

Más tarde, en 1909, sentí que con estas condiciones podría escribir un libro que, en primer lugar, presentase el contenido de mi visión espiritual refundido en forma de pensamiento en grado suficiente por el momento, y que, en segundo lugar, pudiese comprenderlo toda persona inteligente que no tienda a poner obstáculos a su comprensión. (…) Finalmente aquél que piense que las opiniones relativas al mundo suprasensible son asunto estrictamente persona, niega lo que es común a todo ser humano. No cabe duda de que la certera visión de estas cosas debe adquirirla cada cual por sí mismo, pero es también un hecho que todos los seres humanos que avanzan lo suficientemente llegan, no a resultados diferentes, sino a lo mismo.”

En la Misión Espiritual de Rudolph Steiner podemos encontrarnos ante tres etapas bien diferenciadas, la primera de ellas cuando aceptó la Presidencia de la Sociedad Teosófica para el Mundo Germano, la segunda cuando se sumerge en los vericuetos rosacruces y la tercera cuando cuándo, de forma definitiva, se dedica al complejo mundo de la Antroposofía.

Cuando asumió la Presidencia de la Sociedad Teosófica, podríamos decir que Steiner no fue un Teósofo al uso, dado que las ideas que lo motivaron durante toda su vida no solo tenían un tinte personal sino que eran completamente personales producto, como el repitió constantemente en su trabajo, de su imaginación. Nada entregado por supuestos maestros ascendidos  o extravagantes hermanos invisibles de la Rosacruz. 

En su clarividencia natural; pero entrenada, él tomaba de los mundos suprasensibles aquello que consideraba útil para su generación y lo expuso en multitud de conferencia como Christian Rosentkreuts, Cristianismo Rosacruz, Teosofía de los Rosacruces e Iniciación o ¿Cómo alcanzar el conocimiento de los mundos ocultos (escondidos). Muchos fueron sus discípulos y alumnos que compartieron las enseñanzas de Steiner. Su procedencia era variopinta y provenían tanto de los ámbitos teosóficos como del mundo del Ocultismo seudo-masónico que se había plasmado en un maremágnum de instituciones rosacrucianas.

Es decir, independientemente de que todo lo que especifica en su Ciencia Oculta, Rudolph Steiner, sea cierto, ello no quiere decir que sea una enseñanza propia de los rosacruces sino más bien un añadido a posteriori por algunos de sus seguidores y/ o fundadores; dado que, desde su fundación en el Siglo XVI, la Hermandad de los Rosacruces nada expuso, ni en público ni en privado acerca de estas enseñanzas que serían traídas, muy posteriormente, al Plano Físico por el Clarividente Rudolph Steiner.

Se trata de una sublime desfachatez pretender señalar a Rudolph Steiner como el Alumno suspendido o el Discípulo que no pasó la prueba de determinada e invisible Orden de los Rosacruces, cuando Rudolph Steiner jamás habló de que sus enseñanzas le fueran proporcionadas por Entidad o Individuo alguno; cosa que sí hacen algunos que han difundido con buena fortuna las enseñanzas del Maestro Steiner apellidándolas como de rosacruces.

La positiva influencia de Rudolph Steiner sacudió el esoterismo de su época y permeabilizó hasta lo más hondo de las fraternidades rosacruces, incluida la Golden Dawn, en sus grados internos de la Rosa de Rubí y de la Cruz de Oro,  de principios del Siglo XX y que habían surgido en Europa de mano de algunos teósofos y masones de gran renombre.

Se achaca el chocante parecido de esta Obra con otra producida en Estados Unidos por uno de sus alumnos, a que ambos habían sido estudiantes de las enseñanzas de Blavatsky; pero este que homenajea, en estas palabras al Maestro Steiner, puede aportar su experiencia al haber leído, con el propósito  esclarecer ese bulo, la Doctrina Secreta y que no existe más que quizá un ligero y lejanísimo parecido. 

Por lo tanto ese supuesto es falso de solemnidad y dado que, en realidad, Steiner a pesar de haber ostentado la Presidencia de la Sociedad Teosófica, jamás fue completamente permeable a sus enseñanzas, dado que él llevaba su propio Camino escrito en su Destino; no solo es improbable, sino falso que esta Obra como así la Teosofía de los Rosacruces tenga, en realidad, algo que ver con el movimiento Teosófico de forma general o particular.

Que cada cual saque sus propias conclusiones; pero lo que ningún Iniciado que busque la Verdad jamás debe de permitir es que un Maestro de maestros, como Steiner, pase a segundo plano, como perdedor, por el afán de notoriedad de alguno de sus discípulos menos escrupuloso y que apropiándose de su Obra dio origen a un Movimiento nuevo con un nombre antiguo de carácter rosicruciano. Independientemente de la buena fortuna e intención que tuviese. Por sus obras los conoceréis”


Continuará…


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