Tradición Esotérica de Occidente: Capítulo VI
La Vida emana de sí misma. Unas veces se comprime y otras se expande; pero lo más bello de todo es que donde parece no haberla se encuentra la mayor de las maravillas: La Vida Plena.
La Muerte es un engaño del Mundo de la Ilusión, que perdura en nuestra memoria porque la hemos dado cobijo en nuestro corazón.
La Vida cambia de forma, se viste con los más coloristas de los vestidos o con la más horrorosa de las corazas; pero en el fondo, la Vida siempre es bella.
La Vida es Todo y la Vida es Nada.
Nada no existe aunque nos pese y la contradicción inunde el Alma.
Nada es una ilusión al igual que Todo, y sólo su símbolo podrá mostrar la Verdad de la Iluminación a lo más profundo de nuestro Ser Espiritual.
Gran redención es caer en las arenas de la materia para tender la mano con Amor a nuestros Hermanos.
En el capítulo anterior dijimos que el gnosticismo se había ocultado, en las épocas oscuras, en el simbolismo de diversas disciplinas más o menos ocultistas. Hemos hablado de la Alquimia, una de esas ciencias.
En esta ocasión tendríamos que hablar de Cábala; pero no lo haremos ya que, como muy bien saben los cabalistas, para dominar esa tremenda asignatura es obligado el conocimiento minucioso y sistemático de la Lengua Hebrea.
Este hecho, evidentemente, nos deja fuera de juego ya que ni somos cabalistas ni lo pretendemos; pero los Rosacruces, auténticos herederos de aquellos Conocedores que al principio hemos mencionado, tampoco son cabalistas.
La Tradición no escrita o Cábala se remontaría a las épocas mencionadas en los escritos más antiguos del Antiguo Testamento; pero lo cierto es que esta tomó consistencia histórica en plena Edad Media y fue transcrita en el Toledo Judío por Moisés de León, autor, entre otras obras, del "Zohar" que está compuesto por varios y voluminosos volúmenes y que podríamos denominar, sin miedo a equivocarnos, como la Biblia de la Tradición no escrita o Cábala.
La siguiente Obra en importancia, para el tema que estamos tratando, después del "Zohar" es el Sepher Jeshirat, formado por un minúsculo volumen donde se trata de la divinidad y de la creación por medio de algo denominado como emanación. Para la Cábala, todo existe en el Principio Absoluto de Todo, Dios. Podríamos decir, muy bien, al igual que lo hace el Génesis: "En el Principio era la Nada" .
El punto sin dimensiones y que con la acción denominada como creación o emanación se expandiría de si mismo hacia el vacío exterior dando lugar al Espacio Tiempo cuya existencia comenzaría en dicho instante. Visto esto, es lógico deducir que el descubridor de la Teoría del Big Bang debió ser un religioso, como así fue realmente.
En los libros cabalísticos, las emanaciones son representadas por diversas partes de la anatomía de un dios antropomórfico.
En unos casos es una determinada parte de su anciano rostro y en otros simplemente mechones de su pelo o de su luenga barba; pero la representación más conocida y que ha llegado, con cierta fama, hasta nuestros días, cargada de múltiples significados, unos de la propia Cábala y otros ajenos a ella, el gnosticismo por ejemplo, es el conocido como Árbol de los Sephirot, de la Vida o de las esferas. Sephirot es el plural masculino de la palabra femenina Sephira, esfera, y es por dicha causa que a cada una de las emanaciones de lo incognoscible se la conozca como la Sephira tal o cual; pero cuando, en términos cabalisticos, hablemos de varias esferas, el término apropiado deberá ser, Sephirot.
Cuando hablemos de Árbol Sephirótico, sólo estaremos utilizando una licencia que nos hemos tomado ya que en realidad su nombre es, como hemos visto, Árbol de los Sephirot.
La Doctrina Gnóstica, como hemos podido ir comprobando en el transcurso de estos capítulos, es tan sencilla que podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que es la doctrina religiosa más simple y lógica: el Hombre Celeste o Adam Kadmon era un Ser Divino que por propia decisión decide viajar hacia el abismo de la Materia, entrando en un proceso denominado como involución, mal llamado caída. Una vez disuelta su esencia al densificarse en el Mundo de la Materia deberá elevarse a sí mismo, Adam Terrestre, y a su entorno, Naturaleza, con ayuda del conocimiento gnóstico adquirido por la bondad de los avatares o seres que han alcanzado un determinado Nivel de Consciencia. Esta es la Redención Chrística, donde el proceso no se limita a salvar o rescatar al Hombre Individuo, sino a toda la Creación o Emanación que un día surgiera del No Espacio Tiempo junto con él.
La Doctrina Gnóstica, como hemos podido ir comprobando en el transcurso de estos capítulos, es tan sencilla que podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que es la doctrina religiosa más simple y lógica: el Hombre Celeste o Adam Kadmon era un Ser Divino que por propia decisión decide viajar hacia el abismo de la Materia, entrando en un proceso denominado como involución, mal llamado caída. Una vez disuelta su esencia al densificarse en el Mundo de la Materia deberá elevarse a sí mismo, Adam Terrestre, y a su entorno, Naturaleza, con ayuda del conocimiento gnóstico adquirido por la bondad de los avatares o seres que han alcanzado un determinado Nivel de Consciencia. Esta es la Redención Chrística, donde el proceso no se limita a salvar o rescatar al Hombre Individuo, sino a toda la Creación o Emanación que un día surgiera del No Espacio Tiempo junto con él.
Aparentemente no existe contradicción con las enseñanzas que propagan la mayoría de las religiones conocidas como positivas, no sectarias; pero si observamos atentamente, comprobaremos que en esa idea se encuentra el mayor peligro para cualquier poder establecido, sea religioso, político u otro. Aquí, no se dice que el hombre surgiera de Nada, sino de la Nada, el Punto Inmanifiesto.
Aquí no se dice que el Hombre fuera creado por un Dios más o menos poderoso; sino que lo que se expresa con cierta claridad es: que el Hombre existía en su forma original antes de que comenzara el proceso emanador que dio origen a la materia, a las fuerzas cuántica, gravitatoria y al tiempo que surgió de la interacción de estas y otras fuerzas. De hecho, según la doctrina gnóstica, el propio Hombre es una divinidad individual surgida del Dios colectivo. Dicho de otro modo, el Hombre es Dios.
La Humanidad sería una emanación del Gran Hacedor. La Inteligencia del Gran Arquitecto materializada en infinitud de minúsculos ladrillos de construcción.
¿En qué radica el peligro que hemos mencionado para con los Dogmas religiosos o políticos establecidos?.
Al ser el Hombre un Dios, no debería estar sujeto a ninguna Ley o doctrina que fueran inferiores a él. Esta es una enseñanza cierta; pero muy peligrosa, ya que no habría para las potencias mencionadas, posibilidad de atar a la criatura con los designios preestablecidos por ellas. De otro modo: se habría acabado la Era de la Manipulación.
Al ser el Hombre un Dios, no debería estar sujeto a ninguna Ley o doctrina que fueran inferiores a él. Esta es una enseñanza cierta; pero muy peligrosa, ya que no habría para las potencias mencionadas, posibilidad de atar a la criatura con los designios preestablecidos por ellas. De otro modo: se habría acabado la Era de la Manipulación.
Es así que Lucifer, como su propio nombre indica, es el dador de la luz ya que le dice al hombre inconsciente, Eva, Debéis conocer el Bien y el Mal para ser conscientes de que sois dioses. Aún no lo sois porque no creéis serlo; pero cuando se os abrán los ojos de la inteligencia conoceréis como sois conocidos.
La Consciencia, en este caso, es Luz; pero la Luz es muy peligrosa para las criaturas que no han logrado construir el Ojo que la pueda observar tal y como es en realidad. El Conocimiento Gnóstico es algo, que al presente, está vedado a unos pocos ya que los muchos convertirían este mundo en un caldero donde un juego infernal cargado de maldad, sangre y sinrazón tuviera lugar y donde la libertad individual sería la opresora de la libertad colectiva; pero por otro lado: ¿no os suena esta cantinela?..., ¿no estamos refiriéndonos a nuestro mundo actual?.
El Ser Humano de hoy, aún siendo en origen lo que hemos dicho que es, necesita para realizar su labor constructiva la argamasa de la humildad. Humildad que ha sido proporcionada poco menos que a la fuerza por una multitud de religiones instauradas por avatares temporales y en esto mismo radica el mal.
Todo lo positivo llegará, cuando no se instaure nada por la fuerza Bruta sino por la Fuerza de la Razón, pues antes que nada deberemos localizar a nuestro Yo Superior, Supremo Avatar, en lo más profundo de nuestro interior como una minúscula semilla que hiciera fuerza por surgir.
No nos extenderemos mucho más en el tema cabalistico; pero si que nos detendremos en demostrar como el Árbol de las esferas es una aportación gnóstica a la propia Cábala. Kether, la primera Sephira, es el punto inmanifiesto y sin dimensiones o existencia temporal. Para nosotros nada, y sin embargo la única realidad no virtual: la Corona del Compás, todo.
En Kether, podemos demostrar que tanto el tiempo como el espacio son una ilusión creada por el propio proceso de emanación.
De hecho, todo está contenido en Kether. Ninguna Sephira es independiente de las otras; incluso, diríamos que los propios Sephirot son tan sólo el simbolismo de una Realidad Virtual que nuestros actuales ordenadores nos están redescubriendo.
Haciendo un pequeño esfuerzo de imaginación nos situaremos en Malkut, la Sephira que representa el Reino, la Creación o el Mundo de la ilusión. Siguiendo el ejercicio propuesto, iremos retrocediendo e incorporaremos la cuádruple Sephira en cada una de las que le precede, progresivamente, hasta que lleguemos a Kether.
Si forzamos un poquito más la imaginación, podremos contemplar las cuarenta esferas unas dentro de las otras, todas del mismo tamaño; pero Kether, su realidad intrínseca, no es en sí una esfera sino la raíz de todo.
Es algo, en principio, inmanifestable y carente de cualquier cualidad espacio-temporal. Por lo tanto, deberíamos afinar, aun más, nuestra imaginación e intentar introducir, dentro de ese punto sin dimensiones, la totalidad de las esferas mencionadas.
Es algo, en principio, inmanifestable y carente de cualquier cualidad espacio-temporal. Por lo tanto, deberíamos afinar, aun más, nuestra imaginación e intentar introducir, dentro de ese punto sin dimensiones, la totalidad de las esferas mencionadas.
Si realmente fuésemos capaces de realizar semejante proeza imaginativa quedaríamos inmersos en una luz sin mácula de absoluta blancura y habríamos llegado a tomar consciencia de Lo Absoluto y primordial. Nos conoceríamos como somos conocidos.
Seríamos conscientes de que cuando nuestro cuerpo se levanta para ir al trabajo y cogemos el autobús, el suburbano o el automóvil, recorriendo ciertos kilómetros para llegar al lugar de labor, lo que en la realidad sucede es que se han puesto en marcha las esferas emanantes de nuestro Espíritu, y este hecho produce la realidad que conocemos, tal y como un ordenador puede, en la actualidad, provocar una ilusión a través de nuestros sentidos si se utilizan las herramientas adecuadas: Un casco sofisticado y un traje de cibernauta con los sensores apropiados.
El Espíritu, como vemos, puede desplazarse instantáneamente a cualquier lugar del Árbol, en este Universo, otros o aquellos que aún no existiendo, podamos ir creando. Para el Espíritu no existe ni el tiempo ni el espacio y por lo tanto se encuentra en todas partes y en ningún sitio ya que se concentra en el punto de lo inmanifestado y que lo contiene todo.
Cuando Einstein desarrolló la famosa Teoría de la Relatividad descubrió que el paso del tiempo es aparente y depende del punto de vista del observador.
Esta visión, no es lo mismo para un Ser cuya consciencia se encontrase en la realidad de Malkut (Maya, Ilusión), que si lo hiciera en Kether el Mundo de la Verdad: La auténtica Realidad que contiene en sí a todas las realidades parciales.
Lloramos por nada, reímos por nada, nos asustamos por nada, añoramos por nada, sentimos apego por nada y matamos por nada; pero Nada, como hemos visto es Todo y es por dicha causa que todo tiene su razón de ser en el teatro de la vida (del Árbol de la Vida).
En el Árbol de las Esferas está ausente una Sephira y a la que los cabalistas han venido en denominar como Daath, la Esfera del Conocimiento, la Caída, el Abismo.
El Ángel de la espada flamígera impide el paso al Mundo de Manifestación Divina u Original, y que también se conoce como los Tres Super No, Paraíso o Mundo Primigenio, a todas aquellas esferas que pertenecen a las emanaciones más inferiores.
Cuando el Gran Arquitecto emanó su esencia hasta Malkut, produjo, debido al alto contenido de masa de esta última Sephira, que esta, por el propio efecto gravitatorio de Arcontes y Eones, se desplazara hacia el vacío, fuera del Árbol. He ahí la caída.
Thipharet, antes de este suceso, ocupaba el lugar conocido como Daath; es decir, Daath como Sephira no existe ya que fue Thipharet que en un impulso de sagrado amor se desplazó fuera de la influencia de la Trinidad Creadora del Mundo sustancial. De la raíz, toma su fuerza Chokmah, el Padre cuya inseminación en Binah, la Madre, dio como resultado la manifestación de la Sephira Redentor.
Este desplazamiento se produjo con la sola intención de evitar que el Reino, Malkut, se despegara irremediablemente del Árbol de las esferas. Este, es el sacrificio redentor al que hacemos referencia y que fue imprescindible para evitar la desintegración del proceso emanador o creador. Si la mencionada destrucción se hubiese producido, el Caos, de nuevo, gobernaría en el Mundo de la Ilusión.
El esfuerzo actual del Hombre, debería consistir en elevarse asimismo y a la propia Naturaleza hasta el nivel de Thipharet, en la columna central del equilibrio, elevando nuestros chacras vibratorios hasta alcanzar el Plexo Solar, en el corazón, y por esta vía, conocida como Chrística ir tejiendo un vestido de Consciencia Rosacruz, paso a paso.
Sólo escalando los peldaños de la Escalera de Jacob podremos alcanzar la esfera de influencia que nos ha donado la Creación Original: los Tres Super No.
Allí, donde ahora está Daath, se está construyendo una esfera de poder que ni es material ni deja de serlo y que se conoce, en nuestra Tradición, como Shambala, en el Desierto de Gobi, en el centro del Abismo que fue abierto por la Sephira redentora al bajar a niveles de manifestación inferiores.
Esa construcción da forma a Daath, la Sephira que aún siendo irreal es necesaria para poder compensar el tremendo tirón gravitatorio de Malkuth, el Reino.
No quisiéramos extendernos en la explicación del Árbol y sus esferas por la simple razón de que estos son herramienta para ser utilizadas individualmente como medio de meditación trascendental. Si siguiéramos dando explicaciones tanto del árbol como de las esferas que lo componen y de los senderos que unen a estas, estaríamos manipulando inconsciente o consciente-mente las mentes de nuestros estudiantes..
Es el propio estudiante quien debe bañarse en las aguas que le proporcionan las esferas y sacar sus propias conclusiones; que sin ninguna duda, se acercaran bastante a la breve explicación que se ha proporcionado.
Sólo nos queda hacer una pequeña observación: el Árbol es un objeto simbólico cuádruple que existe como esencia vibratoria en los cuatro mundos conocidos por los Rosacruces. Los Senderos que unen los diferentes sephirot entre sí son tan importantes como estos y vienen a ser como agujeros de gusano que comunicasen diversos universos entre sí.
Los cabalistas no distinguen entre sephirot y senderos, conociendo de este último modo a unos y a otros; en cada árbol, de cada mundo existen treinta y dos senderos 3+2=5 número del pen-tagrama y compuesto por la Trinidad Creadora surgida de la raíz del Gran Arquitecto, el Padre, la Madre y el Hijo, y el dos, número de la dualidad o polarización que caracteriza al Mundo mani-festado.
Estos treinta y dos senderos deberemos multiplicarlos por el número de mundos que trabajan en cada esfera, es decir, cuatro, como el número de los elementos, y así tenemos que: 32x4=128. El Uno que se manifiesta en la Dualidad, dando lugar al doble cuatro de la materia elevada a la eternidad: 4+4=8.
Este número está fielmente representado por el número de cuadrados blancos y negros que conforman cualquier Logia Masónica y que como veremos, su conjunto representa las fuerzas contrapuestas inherentes a la dualidad ya que 1+2+8=11, y como debemos reducir volvemos a sumar 1+1=2: La Vibración, la Polaridad, el Mundo Virtual de Maya, la realidad de la manifestación actual.
A lo largo de estos capítulos creemos haber comprendido que existen siete mundos, cuatro en el árbol de la Vida o en la Dimensión de la Creación y tres que transcienden a cualquier Sephira, incluida Kether. Estos mundos que mencionamos, el más alejado es el Mundo de Dios, la Morada del G:.A:.D:.U:..
Si continuamos descendiendo nos encontraremos con el Mundo de los Espíritus Virginales que es la Morada de los Adam Celeste y que también fuera nuestra en un tiempo que no es tiempo.
Este Mundo está borrado de la memoria de nuestra personalidad, aunque provoca en nuestra consciencia, a su debido momento, lo que conocemos como añoranza del Mundo Perdido, desde que nuestro Espíritu decidiera iniciar el peregrinaje aparentemente involucionista hacia la dimensión de la Materia. El siguiente árbol completo sería el del Espíritu Divino, antesala de Kether primer peldaño bajado por tan magno Espíritu Celestial: la Luz que alumbra a la Corona del Compás.
El siguiente Mundo del Espíritu de Vida está constituido por la totalidad del Árbol Sephirótico que estamos estudiando; de ahí su denominación como Árbol de la Vida. Los mundos del Pensamiento, del Deseo y el Físico constituido por los planos de la Densidad y de la Vitalidad o Plano Etérico constituyen las cuatro esferas de cada Sephira.
El fin último de la Evolución, en el Mundo Físico, sería convertir la fuerza pasiva del Arquetipo Divino del Hombre en la más poderosa Fuerza Dinámica jamás imaginada, es decir, desarrollar las energías latentes de éste para poder ser capaces de Crear del mismo modo que lo hizo el Gran Hacedor: El Padre.
El Cuerpo Denso del Ser Humano se manifiesta en la Región Química del Mundo Físico así como el Vital lo hace en la Región Etérica del mismo mundo.
El Cuerpo de Deseos está activo y saca su energía del Mundo de Deseos y la Mente o Cuerpo Mental tiene su sede en la Región del Pensamiento Concreto del Mundo del Pensamiento.
Los Rosacruces conocen al Espíritu del Hombre como dividido en una trinidad inseparable y que no son más que emanaciones o diferentes cualidades del mismo Espíritu: el Espíritu Humano que está estrechamente relacionado con la Región del Pensamiento Abstracto del Mundo de la Mente, el Espíritu de Vida que lo está con el Mundo del Espíritu de Vida y el Espíritu Divino que está ligado al Mundo del Espíritu Divino.
El Hombre como Ego o Yo Superior vive conscientemente en la substancia de la Región del Pensamiento Abstracto cuya sede estaría, simbólicamente, situada en la periferia del Aura Individual. Desde dicho lugar se consideran las experiencias del Mundo Exterior y su influencia sobre el Cuerpo Vital por medio de los sentidos, así como aquellos sentimientos y emociones que han sido generados por su mediación en el Cuerpo de Deseos y reflejados en el Cuerpo Mental. De estas últimas imágenes, surge la Inteligencia Material y la Consciencia de la Realidad Virtual en la que nos movemos y vivimos.
Como intentamos demostrar en capítulos anteriores, la Mente viene a ser algo así como una lente de un proyector cinematográfico en color primitivo; es decir, proyecta la imagen en una de tres direcciones posibles, de acuerdo con la propia voluntad del Pensador. Esta misma voluntad, es la que anima a la Forma de Pensamiento.
Estas tres direcciones son hacia el Cuerpo de Deseos, cuando es necesario despertar un sentimiento conducente a una Acción Inmediata. Hacia el Éter Reflector, cuando no se desea realizar alguna acción inmediata; pero se pretende almacenarla, memorizarla, para un posible uso en el futuro y hacia una Mente ajena, para actuar por medio de la sugestión con las intenciones más diversas como proporcionar información, etc, etc.
Estas tres direcciones son hacia el Cuerpo de Deseos, cuando es necesario despertar un sentimiento conducente a una Acción Inmediata. Hacia el Éter Reflector, cuando no se desea realizar alguna acción inmediata; pero se pretende almacenarla, memorizarla, para un posible uso en el futuro y hacia una Mente ajena, para actuar por medio de la sugestión con las intenciones más diversas como proporcionar información, etc, etc.
Esta Memoria puede ser igualmente triple. La Consciente que es el resultado de las percepciones sensoriales siendo a la que tenemos acceso cuando nos encontramos en el estado de vigilia.
La Memoria Subconsciente que se construye por medio de los registros etéricos inconscientes y que han sido inhalados o sentidos por medio de la respiración o el propio Vivir, siendo transmitidos a la propia sangre que los llevará hasta los átomos negativos del Cuerpo Vital, y la Supra Consciente que viene a ser el Registro trascendente de toda la Historia del Ego, desde que iniciara el peregrinaje que tanto hemos mencionado y cuya grabación se realiza sobre el Espíritu de Vida.
Como apuntamos en capítulos anteriores, durante el Período de Vigilia, el Cuerpo de Deseos y la Mente están, por propia inercia, destruyendo las partículas del Cuerpo Denso, así como, al contrario, el Cuerpo Vital lucha por restaurar la armonía que aquellos han violentado.
En el Plano Físico, donde las leyes del péndulo priman, el Cuerpo Físico siempre termina por ser vencido y pierde su energía, siendo abandonado por el Ego que se aleja acompañado de los vehículos más elevados.
Sólo entonces, el Cuerpo Vital se queda a cargo del Cuerpo Denso en su acción reconstructora. A este período se lo conoce como Sueño y es donde las moléculas físicas se cargan de Vida lejos de las amenazas del intelecto o de la propia actividad física y emocional; pero cuando el Cuerpo de Deseos no sale enteramente de los cuerpos Denso y Vital, la recuperación de la que hablamos es impedida en mayor o menor parte, de ahí, que en algunas ocasiones el descanso no se produce y por lo tanto nos levantamos agotados.
Durante el transcurso de la vida, el Triple Espíritu o Ego trabaja en el Triple Cuerpo por medio del eslabón de la Mente. De dicha causa surge el efecto natural o artificial, según se mire, de la Triple Alma o Dorado Vestido de Bodas causante de la transfiguración y necesario para la adquisición de la Consciencia de los planos superiores; es decir, el Espíritu Divino actúa sobre el Cuerpo Denso y produce el Alma Consciente; el Espíritu de Vida trabaja sobre el Cuerpo Vital y genera el Alma Intelectual y el Espíritu Humano manipula sobre el Cuerpo de Deseos con el fin de desarrollar el Alma Emocional.
Durante la Transición o Muerte, los vehículos superiores, el Cuerpo Vital, de Deseos y la Mente parecen ser vistos abandonando el Cuerpo Denso con un movimiento en espiral; pero todavía parecen estar conectados con éste por medio de un cordón etérico y plateado.
Este cordón imaginario está constituido de materias etéricas, de deseo y mental, estando aparentemente unido al átomo simiente del Cuerpo Vital, que estaría situado en el Plexo Solar, al átomo simiente del Cuerpo de Deseos, en el hígado, y al átomo simiente de la mente que estaría ubicado en el seno frontal a la altura de la raíz de la nariz.
Durante la vida en el Plano Físico, el átomo simiente del Cuerpo Denso parece estar situado en el ventrículo izquierdo del corazón físico, justo en su extremo. Al fallecer, su propietario, las fuerzas de este átomo subirían al cerebro por mediación del nervio Neumogástrico.
En estos últimos párrafos, aparece repetidamente el vocablo "Parece" y esto es así, porque efectivamente estos hechos son realidades aparentes y nunca una Verdad Absoluta aunque les pese a muchos investigadores que podrían corroborar lo contrario.
En primer lugar, el Cordón Plateado es una ilusión producida por la interacción de las leyes del péndulo con los planos más sutiles.
Para el Espíritu no existe ni el Espacio ni el Tiempo y por lo tanto, no necesita moverse de donde se encuentre. Por otro lado, no podemos desplazarnos con nuestra consciencia actual a otros planos de manifestación y en segundo lugar, es una aberración intentar imaginarse un Universo de cordones plateados cruzándose y volviéndose a cruzar en infinitos e interminables viajes astrales. Bastante tiene la Naturaleza con las Super Cuerdas energéticas que entrecruzan el Universo como si de una gigantesca telaraña se tratara.
Tampoco los átomos simiente son reales sino el efecto mencionado de intentar ver el arquetipo correspondiente con los ojos de la mente material; por lo tanto, este hecho, está sujeto a la ilusión del Mundo Onírico del observador u observadores que siguen confundiéndose mutuamente ya que se copian unos de otros.
De ser cierto lo mencionado en los últimos párrafos, al extirparle, pongamos por caso, el corazón a un individuo con motivo de ser trasplantado, perdería su átomo simiente del Cuerpo Físico y recibiría otro que no es el suyo. Con los progresos médicos actuales podemos comprobar que esto no puede ser así.
Hay que tener muchísimo cuidado cuando se pretende observar los hechos que suceden en otros planos más sutiles y de existencia paralela al nuestro, ya que podemos caer en las garras de la fantasía, del Imperio de Magonia, y provocar o crear una Gran Mentira que trasladaríamos a nuestros contertulios, convirtiéndose en una gigantesca Bola de Nieve al pasar de boca en boca; es decir, como la misma cosa la dicen muchas y honorables personas, pues debe ser cierto. Cuando a lo mejor, se encuentran equivocados.
Tanto los átomos simientes como el cordón plateado, en forma de doble seis invertido, no son más que el efecto mencionado de investigar, con herramientas de un plano, sucesos que acontecen en otros planos distintos donde tanto las leyes físicas u otras, seguro, no son las mismas.
Vendría a ser, poniendo un ejemplo óptico, algo así como una aberración cromática o lenticular que distorsionase la visión de los verdaderos acontecimientos. De hecho, los famosos canales marcianos estaban producidos por una de estas aberraciones. En el momento en que la técnica óptica corrigió esa y otras anomalías, los canales dejaron de ser contemplados; pero sigamos con la hipótesis Rosicruciana argumentada por el Sr. Heindel: a la muerte, la ruptura del átomo simiente del Cuerpo Físico provoca la detención de los latidos del corazón.
A partir de aquí, tanto el Cuerpo Vital como el de Deseos y la Mente abandonarían el Cuerpo Denso llevándose consigo la Información, o también, Fuerzas del átomo chispa.
A partir de aquí, tanto el Cuerpo Vital como el de Deseos y la Mente abandonarían el Cuerpo Denso llevándose consigo la Información, o también, Fuerzas del átomo chispa.
Cuando ese aparente cordón plateado parece separarse del corazón, sucede algo de vital importancia para el Ego, pues toda su vida pasa ante su visión interior como si de un panorama cinematográfico se tratara; pero en sentido retrospectivo, observándose en primer lugar aquellos acontecimientos más recientes y después los más alejados en el tiempo. Este registro no se pierde con la desintegración de los cuerpos físico y vital; sino que se graban sobre el aparente átomo Chispa del Cuerpo de Deseos y constituye la base de la existencia pos-transición en dicho plano.
Cuando un Ser Vivo agonice debería ser mantenido en condiciones de tranquilidad absoluta sin llantos ni lamentos, para que el registro que hemos mencionado, y que está siendo observado por el Ego, se imprima claramente en el Cuerpo de Deseos, asegurándose así una más rápida y completa experiencia, digamos, purgatorial.
En el tránsito hacia los otros planos, se produce el colapso del Cuerpo Vital que hace terminar el panorama mencionado con anterioridad y obliga al Ser Humano a pasar al Mundo de los Deseos, también conocido como Astral en la mayoría de las escuelas orientalistas.
Si el moribundo pudiera dejar todos sus deseos y apegos en el plano físico, pasaría poco tiempo en el Mundo de Deseos y quedaría libre para proseguir su camino hacia los planos celestes; pero eso no suele suceder y debido a una mera cuestión gravitacional , la mayoría de los seres pensantes, excepto avatares e iniciados, quedan atrapados en lo que se conoce como Esfera Reflectora impidiendo que el Ser completo se eleve al Mundo Original.
En este lugar, conocido por algunas religiones como purgatorio, el Plano Físico en cierto modo también lo es, toda experiencia de la vida pasada es rememorada nuevamente en sentido inverso, y cuando se accede a un suceso negativo, cometido contra otros individuos, el Ser siente el dolor que hallamos producido por la herida infringida y de forma multiplicada. El sufrimiento será mucho más grande, puesto que no existe el Cuerpo Físico que pudiera actuar como amortiguador. Así aprendemos, sufriendo con el dolor que hallamos causado a otros. Para las personas no iniciadas, el paso por este plano parece ser, según algunos investigadores, de aproximadamente un tercio de la vida terrestre recién acabada.
Entre el Mundo del Deseo y el conocido como Primer Cielo, donde ya nada hay que purgar, se encuentra una región conocida como Fronteriza, la cual, según el Sr. Heindel, no es ni Cielo ni Infierno.
En esta Región se encontrarían aquellos que a pesar de haberse comportado honestamente, jamás tuvieron un momento para dedicarlo a la Vida del Espíritu; es decir, que no utilizaron su existencia para adquirir la Iniciación, el Conocimiento o toma de consciencia de la existencia de un más allá.
Dicho de otro modo, en este lugar vendrían a encontrarse los hombres buenos que han dedicado su tiempo tan sólo al trabajo y a la consecución de placeres temporales.
Algunas escuelas dirían que es el lugar a donde van a parar los desalmados, aquellos que no supieron tejer en la vida pasada el Dorado Traje de Bodas, a la espera de una nueva oportunidad.
Una vez purificada la Información de aquellos daños causados a otros, el Espíritu eleva estos átomos archiveros hacia el Primer Cielo donde el gozo sustituye a la amargura. Al contrario que en el denominado Purgatorio, aquí son las buenas acciones realizadas las que nos proporcionarán las experiencias propias de ese Plano existencial, y la gratitud sentida por Individuos, Animales, Plantas o Cosas revertirá en nuestros sentidos activos, átomos chispas, en forma de bendiciones agradables y alegría sin par.
Pasados los planos de los sentimientos, el Espíritu abandona completamente su Cuerpo de Deseos, que si todo va bien se disolverá en substancia de dicho plano, e incorpora en su Ser la Información del átomo simiente de dicho cuerpo así como de los anteriores y los recubre de materia mental.
Pasados los planos de los sentimientos, el Espíritu abandona completamente su Cuerpo de Deseos, que si todo va bien se disolverá en substancia de dicho plano, e incorpora en su Ser la Información del átomo simiente de dicho cuerpo así como de los anteriores y los recubre de materia mental.
A partir de aquí, el hombre se siente absolutamente sólo, como si él lo abarcara todo y no existiera nada a parte de él, y el Individuo se reconoce a sí mismo; pero contrariamente a lo que se pudiera suponer, no conoce ningún temor y la más absoluta de las paces inunda su inevitable soledad. El es Dios.
Los grandes místicos como Teresa de Jesús o Juan de la Cruz conocen a dicho lugar como el Gran Silencio. A continuación, despierta de dicho estado y el Ego reconoce a todos aquellos seres encarnados o no, que son parte de el, y que en algún momento le sirvieron de maestros, avatares, gurus o guías. Hasta la más dura y gélida piedra de tropiezo ha sido nuestra más afable enseñadora.
Aquí reconoceremos a nuestros más fieros enemigos como a nuestros mejores bienhechores. En el Plano Físico a esto se lo denomina como Síndrome de Estocolmo. Aquí, el Ser comprueba como él mismo es parte integral de las Jerarquías Creadoras. Aquí, ya no existe una pirámide de Nobleza y Señorío.
Aquí la Nobleza inunda el punto único de la Plena existencia, y nosotros como entidades separadas nos vemos tal y como somos en la realidad que alumbra la Luz de Dios; pero también comprobamos como las personas y fuerzas que nos han acompañado en el camino existencial no son lo que parecían; sino que todo lo despiadado o extrañamente negativo sólo tenía como fin último la consecución del Bien Absoluto.
Aquí, en el Segundo Cielo, volveremos a construir aquel cuerpo que creamos mejor para una futura experiencia corporal. Si la Fuerza Gravitatoria de la Información de los átomos Denso, Vital y de Deseos es demasiado poderosa, crearemos las condiciones terrestres necesarias para una nueva encarnación conducente a eliminar dichos apegos o Karma; si por el contrario, estos no existen, podremos elevarnos hacia el Plano Original, donde las experiencias serán infinitamente más duras aunque desconocidas para los mortales no iniciados en sus altos misterios.
Es en este plano donde el Espíritu Inespacial e Intemporal adquiere absoluta conciencia de sus experiencias virtuales y que se han desarrollado en las esferas sephiróticas del Árbol de la Vida que representa, en su integridad, al Espíritu Vital.
Una vez que el Espíritu ha asimilado las mencionadas experiencias, a pesar de la gravedad de sus átomos simientes, asciende a un Plano, más elevado aún, denominado Nexus o también Tercer Cielo. Allí, el Ego descansa y se fortalece con la Fuerza Divina que le es propia, a la espera de una toma de decisión.
Si la reencarnación es inevitable, debido al peso gravitatorio de sus átomos simientes, el Ego imprime en ellos la añoranza de este paraíso que le servirá a la futura personalidad como acicate para poder llegar a alcanzar los logros que no hubiese conseguido en sus vidas anteriores y para que tenga la imperiosa necesidad de pagar todas aquellas deudas de destino que se hubiesen contraído, para así, en el futuro, conseguir unos átomos ligeros, limpios y libres de apegos, que sean capaces de permanecer temporalmente en El Nexus si su destino ha sido volver al Plano Físico; pero si no es así, permanecerá en este plano hasta que se proporcione a sí mismo misiones más importantes a realizar en otros universos o decida regresar para ayudar a sus hermanos.
El Hombre Ordinario permanece en este lugar por un espacio muy corto de tiempo; sin embargo, los avatares y grandes genios de la humanidad tienen aquí su Estación de Tránsito entre misiones. El Tercer Cielo, Nexus, es la auténtica Mansión de los Rosacruces, donde Shambala hace de escala entre el Mundo Original y los planos de la densidad.
El propósito de estos continuos y exasperantes renacimientos es la adquisición de experiencia como medio de conseguir la sutil materia que permita reconstruir el Órgano Celestial que se perdió al entrar en este Universo, la Consciencia Superior o Triple Alma que hace del hombre terreno un Adam Kadmon (Celeste).
Cuando, gracias a las enseñanzas morales de la materia, el Hombre ha logrado retornar a su lugar de origen, comprende la bendición que supone pasar por este mar de sufrimientos que la vida experiencial es.
Una vez que el Espíritu del Hombre ha decidido como van a ser las condiciones de su próxima existencia, escogerá el material apropiado para construir los nuevos cuerpos. La calidad de estas sustancias estará determinada por las cualidades inherentes de los átomos simientes de cada vehículo.
El descenso de la Personalidad Superior encarnante, el Ego, es semejante al colocarse varios pares de guantes de creciente grosor, dice Max Heindel. En realidad, y para ser exactos, cada vez que nos colocamos uno de esos vestidos es como si fuera el primero.
El volumen es el mismo, aunque la dimensión sephirótica sea distinta. Las sustancias, como dijimos, están tomadas de cada Mundo o Región; es decir, los materiales atraídos por el átomo simiente de la Mente forma una especie de globo .
Este vehículo esférico, una vez adquirido el peso suficiente, se sumerge en la substancia de la que está compuesta la Región del Pensamiento Concreto y adquiere de esta los materiales necesarios de las diferentes regiones de dicho Mundo consiguiendo aumentar, aún más, su peso.
Una vez atravesadas las cuatro partes de las que está compuesto el Mundo de la Mente se activan las fuerzas del átomo simiente del Cuerpo de Deseos y este atrae materiales de construcción de las diferentes regiones de dicho Mundo.
El paso siguiente, una vez adquirido el suficiente peso, es despertar el átomo chispa del Cuerpo Vital para construir dicho Vehículo bajo la dirección y necesidades del Espíritu, de sus hermanos y del propio Gran Hacedor.
Cuando un Ego retorna a la Vida Material, incorpora en sus átomos la información condensada y esencial de sus antiguos cuerpos; pero sobre todo, deberá realizar su trabajo en la más completa de las libertades utilizando la inteligencia que se le haya proporcionado: Esto es así, para que la Vida que comience de nuevo sea la expresión de su divina individualidad y originalidad, no determinada kármicamente por las acciones de vidas pasadas.
A esto, los Rosacruces de todas las épocas lo han venido a llamar Epigénesis; o sea, la Capacidad del Ego de Comenzar Algo Enteramente Nuevo, de poner en acción causas nuevas que originen nuevos efectos positivos y negativos necesarios para la adquisición de la experiencia necesaria y la confección de la Triple Alma con la inevitable elevación de esta hacia su lugar de morada.
Una vez que el Ser Humano surge del útero materno, incorpora plenamente los diferentes vehículos; pero algunas de sus facultades aún no están activadas: Durante los primeros años, el niño tiene activas, plenamente, tan sólo las facultades negativas de excreción, alimentación, sensorial, etc, etc; pero sus cuerpos tanto Vital como de Deseos tienen a su cargo las actividades positivas tales como la asimilación de esos alimentos y la propia circulación de la sangre.
Así como el Cuerpo Denso es preparado para la vida separada en el interior de la matriz de su madre, así los otros cuerpos, a pesar de estar presentes, entran en progresiva actividad con el transcurrir del tiempo.
El Cuerpo Vital empieza a tener consciencia a la edad aproximada, según los casos, de siete años; el Cuerpo de Deseos a los catorce y el de la Mente a los veintiuno, siempre aproximadamente.
La Sangre es el Vehículo simbionte que une a las materias densas del Cuerpo Físico y del Cuerpo Vital, y es por medio de ella que el Ego o Yo Superior guía y controla su instrumento de manifestación. Antes de la edad de catorce años, ya no queda en el cuerpo físico rastro de la sangre materna y toda la que se produce, nueva, está construida por el Ego y dominada consecuentemente por él mismo; es decir, la Sangre es el medio que utiliza el Ego para expresarse en el Mundo de la Materia.
Cuando por accidente se pierde algo de sangre, el Ego se remite hacia los planos superiores y debido a ello se pierde consciencia. Se ha producido una lipotimia. Al realizarse una transfusión de sangre, parte del vehículo de otro Ego se introduce en el cuerpo del donado produciéndose una especie de cambio de personalidad temporal que remite en el instante en que el propio Ego del donado logra sustituir, enteramente, la sangre del donante.
En el Árbol Sephirótico asoman aparentes divergencias en relación con la "Doctrina Gnóstica" y esto es debido a la cantidad de veces en que aquel ha ido incorporando nuevas teorías, en la mayoría de las ocasiones falaces e innecesarias.
El Diez de Malkut es el reflejo del uno de Kether en la dimensión del Reino; pero como veremos, aquí se producen errores de bulto que hay, en primer lugar, que denunciar para después poder comprender la Enseñanza Oculta que se encierra en él.
Primeramente, Kether, el Punto Intemporal e Indimensional también es conocido como la Corona, la cual, es independiente del Cuerpo del propio Árbol. Con esto, vemos que la licencia utilizada para denominar a esta Sephira como el Uno ha sido calamitosa. Kether, en realidad, es la Nada, el Cero, de donde surge la raíz de todo lo que a posteriori se convertirá en densidad. A Kether habría que elevarlo de su posición y equipararlo a los tres Mundos Celestes: Ain, Ain Soph y Ain Soph Aur, siendo Kether el siguiente o la Aya que iluminara el Árbol.
Primeramente, Kether, el Punto Intemporal e Indimensional también es conocido como la Corona, la cual, es independiente del Cuerpo del propio Árbol. Con esto, vemos que la licencia utilizada para denominar a esta Sephira como el Uno ha sido calamitosa. Kether, en realidad, es la Nada, el Cero, de donde surge la raíz de todo lo que a posteriori se convertirá en densidad. A Kether habría que elevarlo de su posición y equipararlo a los tres Mundos Celestes: Ain, Ain Soph y Ain Soph Aur, siendo Kether el siguiente o la Aya que iluminara el Árbol.
Entonces, sí, quedarían nueve Sephirot que es la máxima división que se puede provocar en la Unidad sin cambiarla de Plano o Dimensión y así Chokmah, la Sabiduría no tendría que soportar el número tabú que es el dos de la dualidad y que le corresponde, evidentemente a Binah. La primera Sephira de la Columna de la Severidad.
Chokmah representa el punto alto del compás, el Padre, donde se origina la vibración representada por el dios danzante Shiva que gira y gira incesantemente para que con su frecuencia vibratoria se origine la polaridad.
El dos de la Vida y la Muerte pueda tener lugar en la punta pasiva y femenina del compás: la Fuerza, la Era del Hierro, Kalí; que recoge la cosecha de cabezas cortadas (simbología céltica por cierto), tras la Vida para que de la destrucción surja con mayor vitalidad la Vida de nuevo.
Shiva también podría ser el dios Pan de los pueblos celtas. Andrógino, mitad bestia y mitad humano; siendo su contraparte, Kalí equiparada a la misericordiosa Parca que nos alivia de todos los pesares y sufrimientos, ofreciéndonos el camino de regreso a una vida superior. A partir de aquí, tendríamos que la Sephira Thipharet, en el actual árbol se encuentra desplazada de su lugar de origen, Daath, el Abismo correspondería a la tercera persona de la trinidad divina, el Hijo, o mejor dicho: la Hija. Este dato lo estudiaremos con profundidad en el próximo capítulo donde veremos las correspondencias del Árbol de la Vida con el Misterioso Libro de Thot. Este, el Hijo, el Tres, es el Principio de la Materialidad y la raíz de los cuatro elementos que en esencia conforman lo que denominamos como materia.
Igual que hemos hecho hasta aquí, haríamos con el resto de los sephirot, se estudiará en el próximo capítulo, hasta llegar al número nueve que es el número de la humanidad, del Reino, la Naturaleza activa, la hija de Kalí, donde las leyes de Chokmah, el péndulo demiúrgico, imperan y donde la muerte es paso obligado para adquirir la máxima iniciación.
Nueve son los grados de iniciación Rosacruz, ni uno más ni uno menos y veremos como dentro de la propia Franc Masonería esto nos es confirmado.
En el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, Cáliz del Gnosticismo Rosacruz, tenemos treinta y tres grados que multiplicados sus dígitos tenemos 3x3=9, el número del que estamos tratando; pero lo cierto es, que la Masonería simbólica sólo posee tres grados y en los que está contenido todo el simbolismo necesario para la Plena Iniciación Espiritual ya que 1+2+3 constituyen el Ternario del Delta que representa a la propia Gnosis Divina y cuya suma nos da el 6 del Hombre poseedor de Alma, el cinco del Pentagrama, más la G o 6 de la Gnosis: el Compañerismo.
La Iniciación, como todo el mundo debería saber, es un proceso interno que puede ser paralelo o simultaneo a una ceremonia dramática externa o no; pero no por ello, el Primer Grado de la Masonería deja de contener el necesario simbolismo para su realización, al igual que el resto de los nueve sephirot están contenidos en el punto sin dimensiones de Kether.
El Grado Segundo de la Masonería Simbólica estaría estrechamente relacionado con el pilar del árbol correspondiente a la Misericordia; es decir, sería el Grado Simbólico que contiene en sí, concentrado, todo el material iniciático de los grados filosóficos conocidos como Rosacruces.
El dos, gnósticamente hablando, es un número tabú que representa la inarmonía y consecuentemente lo que hemos venido a denominar como Caída. Este dos, sumado a la trinidad del Delta nos da como número el cinco que representa al Cuerpo Desalmado del Hombre caído en desgracia y en cuya esencia trabaja la Rosacruz para que alcance el seis incorporando la G de la Gnosis, Dios, al cinco del pentagrama.
Ahora bien, si observamos independientemente los grados filosóficos de los tres primeros grados, de donde han sido originados, tendremos que ahora son 30 grados y si reducimos, como estamos obligados a hacer, tenemos que 3+0=3.
Volvemos a tener los tres grados originales; pero si los dividimos de unidad en unidad tendremos que la mitad de treinta es 30/2=15, el Uno de la Raíz Divina y el Cinco del Pentagrama Humano con lo que tras su reducción al volver a sumar tenemos que 1+5=6, el número del Animal Humano con Alma Divina.
No contentos con esto, tenemos que este grado filosófico corresponde con el número dieciocho del Rito Escocés Antiguo y Aceptado ya que 15+3 de los grados simbólicos nos da el número 18 y si reducimos 1+8=9 volvemos a tener el número nueve, que son el máximo de iniciaciones posibles dentro de la actual Oleada de Vida y que coincide tanto en calidad como en número con las iniciaciones en los Misterios Menores de Isis o Rosacruces, ya que los Misterios Mayores de Osiris sólo están a disposición de los seres iniciados, desencarnados y que no están sujetos al campo gravitatorio del Árbol de las Esferas o del Espíritu Vital.
Esos Misterios Mayores corresponden a la Esencia y Naturaleza de Dios. En los templos de la antigüedad, contrariamente a lo que se pudiera creer, sólo se aprendían los misterios menores, tal y como sucede hoy en día; pero cuando se ingresaba en los templos de los misterios mayores, no era posible aprender más acerca del Gran Hacedor y sus grados no eran más que, por decirlo de algún modo, Administrativos.
Así sucede en la actualidad con la propia Franc Masonería ya que una vez que se ha superado el grado dieciocho: 1+8=9 del Escocismo Filosófico, no es posible adquirir más conocimiento místico; pero sí entraríamos en el Pilar de la Severidad comandado por la Sephira Binah; es decir, el Mando Jerárquico necesario en los planos de la materia, para mantener el equilibrio.
Es aquí donde realmente encontramos el dos de la dualidad y de la correspondiente caída, y es aquí, también, donde se cuecen todos los males que nos aquejan; pero que representan el cultivo necesario para lograr nuevas experiencias.
Es aquí donde realmente encontramos el dos de la dualidad y de la correspondiente caída, y es aquí, también, donde se cuecen todos los males que nos aquejan; pero que representan el cultivo necesario para lograr nuevas experiencias.
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ENVENENAMIENTO MENTAL. H. SPENCER LEWIS
PREGUNTAS Y RESPUESTAS ROSACRUCES CON LA HISTORIA DE A.M.O.R.C. H. SPENCER LEWIS
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ENSAYOS DE UN MÍSTICO MODERNO. H.SPENCER LEWIS
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MISIÓN CÓSMICA CUMPLIDA. RALPH. M. LEWIS
INTERLUDIO CONSCIENTE. RALPH.M.LEWIS
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INVISIBLES. Dr. M.W. KAPP
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PLANTAS SAGRADAS. DR. KRUM HELLER
ROSA ESOTÉRICA. DR. KRUM HELLER
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QUIROLOGIA MÉDICA. DR. KRUM HELLER
EL TATWAMETRO. Dr. KRUM HELLER
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LA ROSACRUZ SUS ENSEÑANZAS. SWINBURNE CLYMER
EL MISTERIO DEL SEXO Y LA REGENERACIÓN
DE LA RAZA. SWINBURNE CLYMER
LA FILOSOFÍA DEL FUEGO. SWINBURNE CLYMER
CRISTIFICACIÓN. SWINBURNE CLYMER
EL MISTICISMO EN LA MASONERÍA. SWINBURNE CLYMER
LA SEGUNDA FAMA. SWINBURNE CLYMER
LAS ENSEÑANZAS HERMÉTICAS. SWINBURNE CLYMER
COMPENDIO DE LEYES OCULTAS. SWINBURNE CLYMER
EL SACERDOCIO DE AETH. SWINBURNE CLYMER
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